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El estadio José Zorrilla como bálsamo. El Real Valladolid de Paulo Pezzolano se vio expuesto a una situación explosiva en casa, pero supo dominar sus ansiedades para acabar goleando a un Eibar que sufrió dos giros de ruleta diferentes en los primeros diez minutos. El ... gol inicial de los armeros, en el minuto 1, amenazó con derrumbar a un Pucela que pareció consumido por la delicadísima situación de su entrenador. La implosión no fue tal porque el Real Valladolid no se dejó noquear y vio cómo los eibarreses se quedaron en inferioridad por la roja que vio Berrocal en el minuto 10. A partir de ahí, empezó un monólogo blanquivioleta sobre el césped que tardó en cristalizar en goles hasta la segunda parte, cuando se abrió el grifo en una secuencia imparable con tantos para la videoteca de Meseguer, Sylla y el pujante Salazar.
Real Valladolid CF
Masip; Luis Pérez, Boyomo, David Torres (Lucas Oliveira, m.80), Lucas Rosa; Meseguer, De la Hoz (Iván Sánchez, m.57), Monchu; Salazar (Marcos André, m.80), Negredo (Juric, m.69) y Sylla (Raúl Moro, m.80).
3
-
1
SD Eibar
Luca Zidane; Tejero, Berrocal, Arbilla, Cristian (Ríos Reina, m.45); Nolaskoain, Matheus; Aketxe (Venancio, m.16), Mario Soriano (Vencedor, m.74), Stoichkov (Konrad, m.49); y Bautista (Sergio Álvarez, m.74)
Goles: 0-1 Jon Bautista (m.1). 1-1 Meseguer (m.57). 2-1 Sylla (m.59). 3-1 Salazar (m.68)
Árbitro: Lax Franco (comité murciano). comité murciano). Amonestó a Escudero (en el banquillo), Luis Pérez, Tejero. Expulsó a Berrocal (m.10)
Otros datos: Estadio José Zorrilla. 20.286 espectadores
La alineación inicial de Pezzolano supuso toda una sorpresa, condicionada por la baja de última hora de Amath Ndiaye. El club explicó que el extremo sufrió molestias musculares el sábado que le impidieron entrar en la convocatoria. Las ausencias de Amath y Biuk (con Croacia sub 21) privó al equipo de sus extremos habituales. Esto llevó a una revolución con tres 'nueves' en la formación: Israel Salazar, casi inédito en los últimos tiempos (jugó el tiempo añadido ante el Real Zaragoza por primera vez en 2024), apareció en un tridente arriba junto a Álvaro Negredo (en su primera titularidad) y Mamadou Sylla. El cuestionado entrenador volvió a dar carrete a De la Hoz en detrimento de Juric, con un trivote medular completado con Monchu y Meseguer. David Torres cubrió la baja de César Tárrega en el eje de la zaga y Lucas Rosa apareció en el lateral izquierdo en lugar de Escudero. En el Eibar, Joseba Etxebarria sólo introdujo dos variaciones con respecto al último choque; Nolaskoain formó en el centro del campo en lugar Unai Vencedor y Bautista fue el elegido arriba en lugar del exblanquivioleta Sergio León, que no llegó a jugar.
El Real Valladolid se vio expuesto a una pesadilla a las primeras de cambio. Sylla se dejó robar un balón en la zona de tres cuartos y el Eibar desplegó un ataque fulgurante ante la impasibilidad de De La Hoz y Meseguer, que no reaccionaron. Jon Bautista aprovechó el océano abierto entre Boyomo y David Torres para colarse sin problemas y batir a Masip. Era el minuto 1 y los armeros ya se vieron con ventaja. La grada convulsionó. El futuro de Pezzolano no podía resultar más oscuro. El Pucela intentó reaccionar en medio de un ambiente crispado, primero con una embarullada acción en el área de Luca Zidane que el portero encontró la manera de solventar.Luego, Sylla se elevó en un córner para rematar a gol, pero Lax Franco vio un pisotón previo y pitó una falta que apagó la alegría. Sylla no se descentró y siguió con el martillo hasta zafarse de Berrocal, que no dudó en derribarle por las bravas. El colegiado expulsó al central del Eibar. Corría el minuto 10 y se abrieron muchas vías de esperanza para el Real Valladolid ante un rival en inferioridad.
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El equipo blanquivioleta trató de desplegarse por las bandas, especialmente a través de un activo Salazar, con mucha capacidad para burlar a Cristian. El atacante buscó a Negredo, que intentó su panoplia de remates sin éxito. Con diez, el Eibar se aculó ante la insistencia ofensiva de un Pucela al que, no obstante, le faltaba filo. La posesión era local, pero el empuje arriba contrastaba con una definición poco ajustada. Salazar lo intentó con un chut lejano que obligó a la estirada de Luca. Negredo merodeó por el área pequeña sin clavar el cuchillo. Monchu tampoco logró conectar con la pelota de manera eficiente en sus llegadas por sorpresa a zonas de remate.
Cada minuto que transcurría suponía una pequeña dosis de presión extra para un Real Valladolid obligado a ganar en su campo a un Eibar arracimado cerca de su portería. Todas las acciones de ataque acababan en el limbo. La grada empezó a perder la paciencia después de una primera parte de cierta tregua. El juego empezó a caer en una preocupante horizontalidad, sin que se vislumbrase el fogonazo decisivo. Después de varios intentos en vano de Meseguer y Negredo, descargó el rayo que cambió el rumbo del partido. Salazar ejecutó un córner y Meseguer remató con un arabesco de fantasía, golpeando con suavidad la pelota con la espuela. El balón botó mansamente por la línea de marca hasta tocar en el poste y colarse hacia la red. Un golazo en toda regla. Una obra de arte.
Una vez descorchado el tanto del empate, el Real Valladolid entendió que había llegado el momento de tumbar al Eibar por la vía rápida. Sylla, autor de un gran encuentro, metió el turbo y empezó a dejar atrás a rivales a una velocidad endiablada:sorteó a Arbilla y Venancio, con apoyo en una pared de Meseguer, y encaró a Luca Zidane con toda la voracidad posible. Superado el portero, marcó a placer el 2-1 y, de paso, espantó todos sus fantasmas recientes.
En ventaja, el Pucela sacó sus colmillos de manera feroz ante un Eibar convertido ya en un alfeñique. Sylla pudo marcar un doblete, pero su remate en la misma boca de gol se marchó fuera. Aún faltaban protagonistas por sumarse al festín:Iván Sánchez, que había entrado en el campo por César de la Hoz, vio una extensa pradera ante sus ojos y cabalgó por ella con poca oposición hasta encontrar a Salazar en el área. El canterano recibió la pelota, ejecutó un par de recortes magistrales y convirtió el 3-1 que trazaba ya de manera clara el necesitado triunfo local.
El Eibar, que había ganado por 5-1 al Pucela en la primera vuelta, notó en su espinazo la posibilidad de que el Real Valladolid le devolviese la moneda y equilibrase la diferencia de goles particular entre ambas escuadras. Joseba Etxeberria renunció a cualquier posibilidad de plantar cara por los riesgos de ofrecer espacios atrás. Los tres goles pucelanos en doce minutos supusieron una liberación... y un destensamiento por las dos partes. Las revoluciones bajaron y nadie quiso ya asumir más riesgos. La grada, que cantó el consabido 'Pezzolano, dimisión' en cada gol a favor, acabó festejando otra victoria en casa. El técnico y el equipo renacieron en una tarde con inicio minado. Incluso con la crispación ambiental y la convulsión de los días precedentes, el Pucela supo aferrarse a un estadio donde despliega toda su eficacia. Otra cosa, claro, es su versión visitante, pero en Zorrilla volvió a responder a lo grande en un partido que pudo acabar en hecatombe por mucho que jugase ante un Eibar disminuido.
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