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No entiende de lógica el fútbol, que tan pronto te da la espalda cuando acumulas méritos más que suficientes para sumar los tres puntos -llámese Cádiz e incluso Betis- como te lo devuelve todo de golpe cuando menos lo mereces. Eso le sucedió esta vez ... al Real Valladolid, que navegaba sin aparente rumbo después de una hora de partido sin una sola señal que invitara al optimismo cuando, repentinamente, y después de un chasquido de dedos de Pacheta desde la banda, se transformó de forma radical hasta convertirse en un vendaval imposible de frenar para el Celta.
En la media hora final, liderado por el aire y movilidad que aportaron Plano y Sergio León, volteó el partido como un calcetín anotando prácticamente todo lo que disparó a puerta. Es la lógica del fútbol. Solo había marcado un gol en cuatro encuentros como local (360 minutos), y en tres arrancadas en media hora convirtió tres para tumbar a un buen rival que acabó haciendo aguas atrás.
La tercera victoria de la temporada se antoja vital para afrontar la exigente cuesta de enero que ha empezado en octubre y que, sin solución de continuidad, traerá a la Real Sociedad hasta Zorrilla este próximo sábado.
Real Valladolid
Masip: Lucas Rosa, Joaquín, Feddal, Javi Sánchez (El Yamiq, minuto 72); Aguado, Roque Mesa (Malsa, minuto 82), Kike Pérez (Plano, minuto 60); Sergi Guardiola (Sergio León, minuto 60) y Weissman (Plata, minuto 71).
4
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1
Celta de Vigo
Marchesín; Hugo Mallo, Aidoo, Mingueza, Javi Galán; Tapia (Carles Pérez, minuto 67), Fran Beltrán, Óscar Rodríguez, Cervi (Gabri Veiga, minuto 67), Larsen y Aspas.
Goles: 1-0 (minuto 32): Roque Mesa. 1-1 (minuto 43): Óscar. 2-1 (minuto 62): Joaquín. 3-1 (minuto 74): Sergio León. 4-1 (minuto 79): Sergio León.
Árbitro: Pizarro Gómez, del colegio madrileño. Amonestó a Masip por los locales, y a Óscar Rodríguez por los visitantes.
Incidencias: Partido correspondiente a la décima jornada de liga, disputado en el estadio Zorrilla con 16.547 espectadores en las gradas.
Reconoció Pacheta en la previa que barajaba alternativas al dibujo de Cornellá y, entre todas ellas, escogió en cierto modo la que más le atrae. La que le sirvió de carta de presentación hace un año en Zorrilla, y de la que desistió poco después en vista de los pobres resultados. En parte obligado por las ausencias, y aprovechando la vuelta a la convocatoria de El Yamiq, el técnico optó por la vuelta a los tres centrales y el riesgo de hacer debutar a Lucas Rosa en uno de los dos carriles habilitados en el 5-3-2. No era empresa fácil para el brasileño del filial -enfrente tenía un miura como Javi Galán, el defensa que más regatea de la categoría-, y el canterano no solo salió sin rasguños visibles sino que embistió sin miedo profundizando más por banda derecha que Olaza por izquierda.
Más hecho esta temporada al reverso de la pizarra, a un juego con extremos y un solo punta en línea de ataque, al Pucela le costó adaptarse al nuevo traje. Al mono de faena atrás con tres centrales y al esmoquin arriba con los dos '9' de la plantilla. Todo ello, sumergido en un diluvio universal que propició muy poco juego fluido y menos ocasiones de gol. Se trataba de acertar en alguno de los escasos acercamientos que iba a permitir la meteorología y el propio terreno de juego, más castigado con el paso de los minutos.
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Salvo ante el Almería no había conseguido golpear primero en Zorrilla el Valladolid, y de aquello había llovido una derrota (Cádiz) y un empate (Betis). Tal sequía exigía dar un paso adelante, de ahí los dos '9' en el campo, y sin embargo ese gol que tanto se resistía iba a llegar en una acción a balón parado que sirve Aguado para Roque Mesa en la semiluna y que el canario empala al fondo de la red, previo desvío de Hugo Mallo. Maná que invitaba a un bloque bajo para lanzar el contragolpe y que, sin embargo, encontró la respuesta contraria.
Apenas habían transcurrido diez minutos cuando un córner con amenaza local se convierte en contraataque vertiginoso del Celta que en apenas tres toques se planta delante de Masip. Cervi lanza, Larsen deja sentado a Feddal y el propio noruego habilita a Óscar Rodríguez para que empuje al fondo de la red. Contra de manual que define el estilo vigués y retrata la falta de lectura que tanto demandaba Pacheta horas antes al no parar en falta la conducción de Cervi.
Tablas al descanso y al rincón de pensar para buscar fórmulas que hicieran llegar más balones a los inéditos Guardiola y Weissman.
Lo mejor: El momento dulce que atraviesan dos jugadores como Óscar Plano y Sergio León, además del brillante debut de Lucas Rosa. El brasileño del filial no se amilanó pese a tener un miura enfrente como Javi Galán y rindió por encima de las expectativas creadas en torno a él.
Lo peor: El nuevo sistema de tres centrales (5-3-2) le cambió la cara al Pucela, que perdió presencia y consistencia en el centro del campo, amén de una nula aportación en bandas. Guardiola y Weissman lo pagaron; no así Sergio León y Plano jugando y moviéndose a las mil maravillas entre líneas.
No cambió nada. O sí. El empate revitalizó a un Celta que volvió de vestuarios con mando en plaza para hacerse con las riendas del partido y someter al equipo de Pacheta con y sin balón. Con él para buscar las cosquillas del rival en la banda de Javi Galán; y sin él, alineando a sus tres estiletes en formación para buscar el contraataque. Hicieron daño Cervi y Óscar Rodríguez, pero especialmente Larsen como último enganche.
Con el Pucela en la lona durante los primeros diez minutos de la reanudación, tanto Fran Beltrán como Aspas pudieron voltear el partido... pero ese tren lo perdió el equipo gallego, que a la vuelta de los dos primeros movimientos desde la banda (Sergio León y Óscar Plano en campo) se topó con un segundo golpe al mentón. De nuevo balón parado, y de nuevo Aguado a los mandos.
Esta vez a la salida de un córner que encuentra a Joaquín lanzado al primer palo. Nueva ventaja y otra vez partido abierto para un Real Valladolid que, ahora sí, empezó a sentirse mucho más cómodo en tres cuartos de campo... y en ese último metro que tanto se demandaba.
Ese chasquido lo provocó Pacheta apostando por la movilidad de Óscar Plano y Sergio León -probablemente a día de hoy los dos jugadores en mejor forma de la plantilla-. Su entrada no solo cambió el decorado sino que habilitó un partido nuevo. Un mini partido de treinta minutos que no dejó nada en el tintero. Dejó de llover y escampó para el equipo blanquivioleta y también para el aficionado, que en media hora disfrutó de dos goles de Sergio León -memorable lección la suya de cazador de área-, un penalti detenido por Marchesín y dos más por San Jordi Masip ¡a Iago Aspas! por decisión del VAR. Tres penas máximas le han lanzado esta temporada y el meta catalán ha hecho pleno.
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