El Real Valladolid recupera el oficio a lo grande

Pezzolano alteró la alineación, con la entrada de César de la Hoz como acompañante de Monchu Rodríguez en la medular, situación que relegó a Stanko Juric al banquillo de inicio, toda una sorpresa. El técnico mantuvo al resto de integrantes que iniciaron el insatisfactorio partido en Elche, incluidos Meseguer y Anuar. Esta vez, el once cuajó. En el Racing, José Alberto López, condicionado por las bajas, introdujo cinco cambios con respecto a la derrota ante el Cartagena. Así, Rubén Alves entró en el eje defensivo, Mario García se asomó al lateral izquierdo, Aldasoro apareció en el centro del campo, Lago Junior se enroló en la banda derecha del ataque y Baturina formó en la vanguardia.

El Real Valladolid compareció con mucho brío desde los primeros compases, con la idea de asfixiar al Racing en sus salidas y dispuesto a presentar batalla en todas las disputas. Una internada de Anuar por la banda izquierda retrató a este Pucela corajudo y con ganas de congraciarse con su afición por la vía de los hechos. El conjunto cántabro sufrió una desactivación rápida ante un Real Valladolid creciente. El embotellamiento en el área de Ezkieta empezó a resultar constante: Meseguer, que brujuleó mucho por zona de ataque, intentó un remate a centro de Anuar. Hubo algunos momentos de cierta zozobra en este tramo en un balón que pareció golpear la mano de Boyomo, pero el VAR desestimó el posible penalti tras el análisis de las imágenes.

Todo carburaba en un Real Valladolid dispuesto a olvidar los traumas pasados. El gesto de los jugadores al inicio del choque, posando con una pancarta en la que lucía el escudo anterior, intentó limar desde el inicio todas las asperezas recientes. En el campo, el cuadro de Pezzolano imprimió un buen ritmo circulatorio ante un Racing cada vez más desdibujado. Monchu ejecutó uno de sus latigazos en un saque de falta que silbó cerca de la meta de Ezkieta. El Pucela ponía la intención y sólo Mario García despertó cierta inquietud con un remate alto a centro de Lago Junior. Las asociación Anuar-Escudero fructificó por la izquierda, mientras Iván Sánchez se enredaba demasiado por el otro flanco. Meseguer estuvo a punto de armar el taco en el área racinguista tras una embarullada jugada que la defensa visitante no acertó a resolver tras un potente saque de banda de Escudero. Monchu también lo intentó con la mira algo desviada.

Al Real Valladolid sólo le faltaba clavar la daga del gol para certificar su dominio. La sequía realizadora de los cuatro partidos anteriores se esfumó cuando Anuar recibió un pase de cabeza de Meseguer y se quedó mano a mano ante Ezkieta. El ceutí golpeó a la pelota con toda su alma blanquivioleta y el 1-0 subió al marcador, una vez eliminadas las dudas sobre un inexistente fuera de juego que rompió Dani Fernández.

El gol expandió aún más al Real Valladolid. Mamadou Sylla se hinchó de balón y estrelló un disparo en el portero visitante en una ocasión en la que bien pudo buscar el pase. Con mucho orden, el cuadro blanquivioleta mantuvo a raya a un Racing que apenas hizo cosquillas en el área de Masip durante toda la primera parte.

Los cántabros reaccionaron al inicio de la segunda mitad, pero con un efecto meramente espumoso. El gol de Peque tras un pase de Lago Junior pareció asestar un golpe demoledor a las esperanzas locales, pero nada más lejos de la realidad. La entrada de Juric y, especialmente, Raúl Moro volvió a electrizar a un Real Valladolid muy concienciado. Sylla estuvo a punto de marcar de cabeza tras un centro de Luis Pérez, pero fue Meseguer el que rubricó el 2-1 en una acción de Anuar por la izquierda. El ceutí brilló con luz propia, con su gol y esta asistencia. Raúl Moro se convirtió en funambulista para desplazarse por la línea de fondo tras un taconazo que merecería estar en un museo y sirvió el 3-1 a Meseguer, un jugador recuperado para la causa a base de goles.

La roja a Boyomo por agarrar a Ekain cuando enfilaba el área dejó al Real Valladolid en inferioridad, pero el equipo supo juntar bien las líneas tras las entradas del debutante César Tárrega atrás y Robert Kenedy arriba. Trujillo Suárez vio un penalti inexistente de Escudero sobre Grenier que el VAR corrigió y el partido fue muriendo entre la impotencia racinguista y la solvencia blanquivioleta. El Pucela recuperó mejor versión como local para acabar con los fantasmas recientes y Zorrilla volvió a vibrar a lo grande con su equipo.