El Real Valladolid Promesas cambia de cara y también tumba al Langreo

La primera parte se movió a los impulsos que lanzaban las amarillas. Un exceso de calma de Tito Peralta con el balón le obligó a arrollar a Iago Novo cuando encaraba el área; era el minuto 7, de ser otro dígito más elevado, quizá la tarjeta hubiera sido de otro color. El banquillo asturiano estalló en cólera con la decisión arbitral. Siguió el partido en once contra once, pero la jugada sirvió para que el Langreo llevase la iniciativa ante un Promesas tenso y fallón; tampoco creó ocasiones de gol, más allá de una colada con pase atrás de Ángel que no encontró rematador, y un remate forzado del mismo jugador que acabó en córner.

La tendencia se rompió en el 34, cuando los azulgrana cortaron a las bravas una contra blanquivioleta; amarilla por una falta en el centro del campo y, con la ley de la ventaja, amarilla en la banda cuando un defensa atropelló de mala manera a Tunde. No era bueno el juego del filial, sin acierto para enlazar pases, así que lo intentaron de lejos con disparos que no encontraron portería; hasta cuatro futbolistas probaron la puntería de sus botines, y Verde fue el que más se acercó, Adrián Torre desvió la pelota con la mirada, que se alejó unos milímetros del poste izquierdo.

La segunda parte empezó como la primera, con una imprudencia local. Frimpong se fio en exceso de su exuberancia física y arrastró a Steven. Penalti claro y Rafús que se quedó a punto de rechazar el lanzamiento. Tocaba remar con el marcador en contra y ante un rival que era superior. Momento de intervención para el entrenador y Álvaro Rubio que mueve las piezas, no solo de jugadores, sino también de posiciones; Pozo, que empezó por dentro, pasó a perfilarse desde la derecha, Xavi Moreno hizo la diagonal hasta su lateral más natural, con terreno por delante para correr, y Víctor, con dieciséis años recién cumplidos, pedía el balón y mejoraba cada ataque del equipo. En el Langreo era al revés. En la zaga y la portería, tres de sus jugadores superaban el siglo, el partido se le podía hacer muy largo y las rotaciones de Javi Vázquez se dejaron notar a peor tanto arriba como abajo.

El Promesas se acercó al empate con una falta lateral de Pozo que pasó de largo entre el bosque de piernas y, en la acción de continuidad, Quintana chutó y Adrián Torre realizó una gran parada que le dejó renqueante el resto de la mañana. El filial apretó más por empuje que por acierto, con el reloj comiéndose minutos, hasta que el empate se iluminó en el marcador, justo después de que Víctor reclamase un penaltito; otro juvenil, el lateral Koke elevó con mimo un balón desde la línea de fondo y la parábola sorprendió al meta astur. Golazo.

Minuto 84 y el 1-1 podía considerarse justo, con mejor juego visitante y mayores ocasiones visitantes. Y ahí es donde entran los estados de ánimo. El de los jugadores del Promesas es ascendente, suficiente para defender con firmeza un saque desde el rincón, y sobrante para aprovechar un despiste de Gabri y lanzar una contra con el Langreo fuera de sitio; Yago Paredes, otro de los recambios, echó a correr, levantó la cabeza, vio a un compañero, metió el pase cruzado en el momento justo y Pozo, en su reaparición, enchufó el mano a mano con el portero. Minuto 93 y partido que todavía no estaba cerrado, ya que el árbitro llevó las manecillas hasta el 99. En ese momento estalló la alegría y el júbilo en los rostros y los brazos al aire de los canteranos.