El Real Valladolid prepara el partido ante el Real Oviedo con Anuar y Javi Sánchez en la enfermería

Los jugadores del primer equipo, incluidos titulares, saltaron minutos antes de las 11:00 de la mañana al césped de los Anexos entre los ánimos de la decena de aficionados congregados a esa hora. «¡Qué tres puntos nos diste!», le dijo un seguidor a Iván Cédric. La plantilla comenzó con una parte de gimnasio al aire libre a las órdenes del preparador físico Gonzalo Vázquez. Este trabajo incluyo un circuito por parejas con bandas elásticas (con más resistencia en tobillos y menos en rodillas) y balones medicinales, para buscar la activación muscular en todo el cuerpo y ejercitar la coordinación. «No desestabilizo la cadera, no desestabilizo el tronco», recordó Vázquez a los futbolistas. Paulo Pezzolano saltó al césped a las 11:23 para supervisar ya la parte con balón y habló con Mickael Malsa nada más aparecer en los Anexos. Camilo Speranza, asistente técnico, trabajó con un grupo de futbolistas rápidas triangulaciones, controles rápidos y pases con ritmo en un ejercicio con siluetas metálicas como obstáculos que debían ser salvados.

La plantilla se ejercitó durante casi una hora en el campo número 1 de los Anexos antes de pasar al césped contiguo, donde Pezzolano y sus asistentes ensayaron acciones a campo reducido con alta intensidad. Los porteros John Maciel, Jordi Masip y Arnau Rufús (este último del Promesas) permanecieron en el campo cuando el resto de compañeros emprendieron el camino hacia los vestuarios. Ricardo Pereira, entrenador de guardametas, se encargó de que los tres cancerberos tuvieran poco respiro, y les reclamó atención constante en salidas para blocar balones a ras de césped ante la llegada de otro compañero. «Cagones los dos», bromeó cuando John evitó arrollar a Arnau y este no quiso meter la pierna en presencia del meta brasileño.