Real Valladolid vs Ponferradina: Solo uno puede quedar en pie

La puesta en escena ante la Ponferradina, por lo tanto, debe trasladar punto por punto, minuto por minuto, los argumentos que le convirtieron en dominador absoluto en Ipurua. Con matices, porque toda respuesta es susceptible de mejoras, pero con idéntica base que le llevó a completar un partido serio y pragmático en el peor escenario posible.

El equipo de Pacheta, que esta misma semana se congratulaba porque su portero (Masip) encadenase nada menos que 23 minutos sin tocar balón, ni siquiera para sacar de puerta, hizo suyas las tres 'ces': control, concentración y cero concesiones, logrando cerrar el círculo que no había sido capaz en sus cuatro últimas actuaciones.

Su disciplina en todas las líneas para ejecutar la hoja de ruta trazada desde el banquillo le permitió disfrutar del dominio de principio a fin, pero sobre todo anular las virtudes que se le suponían al rival. Las que adornan a la Ponferradina no son pocas, de ahí que el propio Pacheta deslizara hace unas horas la necesidad de mejorar aspectos como la consistencia.

Esa contundencia a la que se refiere el técnico tiene que ver con las dos áreas, y en buena parte con los problemas de finalización que arrastra el Real Valladolid desde que el dichoso comité anunciara la sanción de cuatro partidos a Sergio León. Una vez que ha sobrevivido a ella, es momento de recuperar pegada y desplegar un juego más efectivo y menos efectista.

La infinita superioridad demostrada en ambas bandas, especialmente ante la Real B pero también frente al Eibar, contrasta con la poca efectividad y escaso premio obtenido. Los tres mediocentros han garantizado control y equilibrio en el juego, las bandas desborde y llegada al área, pero al Pucela le ha faltado presencia y contundencia en el último metro, en gran medida por la soledad de Weissman y, por qué no decirlo también, por sus desmarques y movimientos desatinados en línea de ataque.

El regreso de Sergio León invita a pensar en una vuelta al sistema 4-4-2 que tantas alegrías le ha reportado a este equipo, lo que desplazaría a Iván Sánchez a la banda derecha con Gonzalo Plata en la izquierda y el clásico tándem Aguado-Roque Mesa comandando en la medular.

La alternativa a esta opción pasa por dar continuidad al 4-3-3 con el que se ha empleado el Pucela en el último mes y medio (4 victorias, 2 empates y una derrota), y mantener a Iván Sánchez en el centro del campo alejado del área para situar a Sergio León en la izquierda en sustitución de un maltrecho Toni Villa.

Esta es la margarita que debe deshojar Pacheta para encontrar la mejor fórmula posible ante un rival que ha encadenado cuatro victorias consecutivas (3-1 al Lugo, 2-3 en Fuenlabrada, 4-2 al Cartagena y 3-1 al Burgos) y llega lanzado dispuesto a dar caza a una de las posiciones de 'play-off' de ascenso.

Los de Jon Pérez Bolo, ahora con Yuri entrando desde el banquillo y con el tándem Naranjo-Enrich en plena forma, defienden un modelo y sello inequívocos con los que afronta los partidos a pecho descubierto.