Un defensor del Amorebieta le arrebata el balón a Kike Pérez durante la goleada en Lezama Lof

El Real Valladolid pierde la humildad y el juego contra los recién ascendidos

La excesiva confianza con la que los de Pacheta concurrieron a Lezama desembocó en una histórica goleada con recuerdo a El Plantío

Jueves, 4 de noviembre 2021, 06:33

El Real Valladolid ejemplificó ayer ante el Amorebieta la conocida expresión de que no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo. Pese a las declaraciones de Pacheta en las que aseguró que «no había datos que indicarán un exceso de confianza», ... lo cierto es que sobre el verde los once elegidos por el burgalés si plasmaron una relajación de la que el humilde cuadro vasco se aprovechó para hacer sangre ante la lamentable actuación de la zaga blanquivioleta durante el primer acto del partido.

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La zaga del Real Valladolid cometió un consomé de errores y falta de contundencia –como señaló su entrenador después del partido– que desembocó en un sonrojante 3-1 al descanso. El gol de Fede San Emeterio fue meramente anecdótico ante la desidia y la dejadez de un cuadro vallisoletano que se dejó ir tanto que se le escapó el orgullo. Tan conocidas eran las fortalezas de los de Íñigo Vélez y tan simple fue el plan de los vizcaínos que la goleada dejó en evidencia la falta de humildad para 'bajar al barro' contra un fútbol directo, duro y práctico.

Otro de los condicionantes clave del equipo en estas últimas jornadas había sido la confianza del técnico en el fondo de armario y su reciprocidad en forma de buenas actuaciones. Pero esta vez no fue así. La mezcla entre teóricos titulares y reconocidos suplentes no cuajó y mostró además una falta de contundencia preocupante a la hora de afrontar los próximos compromisos. Apenas tres remates, de tres centros laterales bastaron al Amorebieta para penalizar ese no querer arremangarse.

Tras el paso por vestuarios y con una montaña muy grande por escalar, se jugó a lo que quisieron los locales. Poco fútbol para que pasasen pocas cosas. La salida de Aguado y la posición más centrada de Kike Pérez proyectaron un rayo de esperanza entre la lluvia vasca que Larra se encargó de disipar a la contra tras el enésimo duelo perdido por la defensa blanquivioleta. El partido estuvo en las segundas jugadas, en ese luchar y bregar en el piso para hacerse con el balón. Y en eso, el Real Valladolid salió inmaculado de Lezama.

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Una imagen conocida

Quiso la fortuna que el buen momento que atravesaba el Pucela tras las victorias ante Éibar y Sporting lo finalizase otro recién ascendido como el Amorebieta. Fue el Burgos el que algunas jornadas atrás también cortó un buen inicio de campeonato de los de Pacheta. Ayer, un poco más al norte, hubo trazas de la actuación de El Plantío en Lezama.

La mala imagen mostrada en ambos partidos, la escandalosa fragilidad defensiva, la sonrojante falta de juego y la soberana superioridad de un rival inferior sobre el papel son los denominadores comúnes de una derrota que por suerte pasará rápido si se gana ante el Mirandés en Zorrilla. Pero si no se saca un buen resultado, las dudas volverán como la niebla retorna cada invierno a Valladolid.

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