El gol del Real Valladolid era penalti

Los lunes previos a la jornada liguera se publican las designaciones arbitrales. Ese día supimos que el partido de San Mamés lo dirigiría un árbitro de garantías, Gil Manzano, para un estadio que siempre por su ambiente aprieta a colegiados y equipos rivales. El extremeño ... es respetado gracias a su trayectoria y a la lectura del juego, que en la mayoría de las ocasiones hace que los partidos parezcan fáciles de dirigir. El internacional sabía que tenía que controlar el inicio más agresivo del equipo local y, sobre todo, a Raúl García, cuestión que resolvió señalando tres faltas consecutivas al navarro y no permitiéndole las protestas. Desde ese instante el juego fue fluido, ayudado por una buena gestión en la interpretación de los contactos y la aplicación de la ventaja. Siempre tuvo una buena posición para evaluar las jugadas. Técnica y disciplinariamente rayó la perfección. Las pocas situaciones polémicas las resolvió con acierto, como la caída de Toni en el área bilbaína al ser cargado con el hombro de forma legal por Capa. El gol pucelano fue introducido por Íñigo Martínez en propia puerta después de golpear el balón con el brazo; al ser una situación donde el tanto era inmediato hizo bien en esperar y no señalar penalti. En definitiva, buena actuación del extremeño dejándonos como principal lección que cuando se realiza un buen análisis previo y se toman las decisiones adecuadas, los encuentros parecen sencillos de arbitrar.