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Cuarta derrota de la temporada y primera preocupante del Real Valladolid, que en Vitoria ofreció la peor de las versiones a domicilio encajando una goleada sin demasiadas explicaciones convicentes que no pasen de manera obligada por la caraja con la que saltó al partido. Una ... desconexión que facilitó mucho las cosas a un rival sin muchos más argumentos que la entrega y el sacrificio defensivo, y que acabó resultando definitiva. Esta vez no fueron diez ni quince, ni siquiera treinta los minutos de desconexión. Fueron 45, toda una parte entregada para que el Alavés se fuera con dos goles de renta al descanso ante la excesiva complacencia de su rival. El segundo, en un error garrafal de Masip, impropio de un portero de Primetra División, acabó por hundir a un Valladolid irreconocible.
El equipo de los récords que venía en una buena dinámica, el que había sumado en seis de las siete jornadas anteriores y marcado en las cuatro últimas, hincaba la rodilla.
Deportivo Alavés
Masip; Moyano (Porro, minuto 65), Kiko Olivas, Salisu, Fede Barba; Óscar Plano, Alcaraz, Míchel, Toni Villa (Anuar, minuto 46); Enes Ünal y Sergi Guardiola (Sandro, minuto 46).
3
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Real Valladolid
Pacheco; Duarte, Navarro, Laguardia, Martín; Luis Rioja (Burke, minuto 61), Manu García, Tomás Pina (Burgui, minuto 86), Aleix Vidal; Lucas y Joselu (Pere Pons, minuto 77).
goles: 1-0 (minuti 26). Joselu. 2-0 (minuto 32): Pina. 3-0 (minuto 75): Lucas Pérez, de penalti
árbitro: Melero López. Amonestó a Laguardia, Manu García y Rioja por parte local y a Barba, Alcaraz y Porro por los visitantes.
incidencias: Decimotercera jornada de Primera División disputada en el estadio Mendizorroza ante 16.148 espectadores.
De inicio, el dibujo del Valladolid no varió del último ante el Mallorca más que el imprescindible cambio en el centro del campo de Alcaraz por el lesionado Joaquín. Tampoco Asier Garitano sacudió mucho su pizarra, con Magallán sacrificado por los cuatro de El Sadar. Su lugar formando pareja de centrales con Laguardia lo ocupó Ximo Navarro. Los otros veinte jugadores tuvieron continuidad. En un lado los que se han mantenido firmes y sólidos en Mendizorroza; y en el otro, los que tanto rédito y crédito se habían ganado en las últimas semanas, especialmente a domicilio.
Pero aunque el once y la disposición no variaron, la respuesta no fue la misma. No tardó en plasmarse en el campo, en una primera media hora en la que apenas sí se vieron tres pases seguidos del conjunto blanquivioleta, regalando rápido la pelota y permitiendo con ello la fluidez del ataque local. Pases indecisos con un trasfondo de falta de concentración que acabría siendo funesto para sus intereses.
Enfrente, un Alavés temeroso por sus tres últimas apariciones (dos derrotas y un empate) tardó en encontrarse cómodo. Hasta el primer cuarto de hora ninguno de los dos tuvo claro hacia dónde quería llevar el partido, e incluso los de Sergio pudieron adelantarse en un córner peinado hacia atrás por Salisu que se paseó por delante de Pacheco sin encontrar rematador. También el Alavés tuvo su ocasión en las botas de Lucas Pérez, pero su lentitud facilitó que Alcaraz llegara desde atrás para enviar a saque de esquina.
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En ese minuto 15 se acabó la tregua. Más necesitado y tenso por la falta de resultados, el Alavés dio un paso adelante y empezó a cercar la portería de Masip, más por empuje que por calidad y talento. También apoyado en la complacencia de su rival. Su falta de tensión y excesiva generosidad. También, por qué no decirlo, por empanada con la que salió al campo el Valladolid.
Y las ocasiones empezaron a caer del lado local. Primero fue un tímido remate de cabeza de Laguardia que besó el larguero, y a la salida de un córner que sacó rápido el Alavés y pilló desubicado a los blanquivioleta. Poco después llegó el peligro en una acción que empieza en banda izquierda y termina en la contraria sin que la zaga acertara a despejar. Fueron minutos en los que Plano y Moyano se vieron en problemas desbordados por las llegadas de Rioja.
Y en la tercera llegó el gol. Por reiteración, y esta vez de nuevo ante la pasividad defensiva del Valladolid en banda cambiada, el balón le llega franco a Joselu al borde del área para que el '9' vitoriano cruce a la izquierda lejos del alcance de Masip. Se había cumplido el minuto 26 y con el gol no se iba a frenar la sangría. Tampoco iba a ser lo peor que le iba a suceder a los de Sergio, que seis minutos después vio impotente cómo su equipo encajaba el segundo en un error inexplicable de Masip. El meta catalán salta sin oposición a atajar un despeje hacia atrás de Barba y el balón se le resbala entre los dedos por dos veces para alegría de Tomás Pina, que solo tiene que empujar al fondo de la red.
32 minutos y 2-0 con un Alavés que había hecho lo justo para marcar siquiera un gol, y un Valladolid que no había hecho acto de presencia. Su primer amago se hizo esperar 35 minutos, en una falta ejecutada por Alcaraz que se va a la izquierda de Pacheco.
Y aún pudo ser peor antes del descanso, en un nuevo error de Míchel que cerca está de aprovechar Lucas Pérez. Lo mejor para los blanquivioleta era el descanso.
El técnico agitó la pizarra en vestuarios y dio entrada a Anuar y Sandro Ramírez por Toni y Sergi Guardiola, en busca de una reacción que apenas duraría un cuarto de hora. Se trataba de buscar rápido un gol que le devolviera al partido, y Sandro perfectamente pudo hacerlo en un balón filtrado por Plano a los cinco minutos de la reanudación y que el canario desperdició al escorarse demasiado tras recortar ante la salida de Pacheco. No tuvo más y los minutos fueron cayendo en beneficio del Alavés, sin prisa ninguna por ampliar su renta, consciente de que las prisas de su rival le harían el trabajo.
Y así fue. Llegó el minuto 74 y esa impotencia se plasmó en un despeje de Alcaraz tras un mal control que acaba en patada a Duarte. Penalti. Sin discusión. El tercero lo transforma Lucas Pérez, que de esta forma dobla su récord y aumenta a siete las jornadas consecutivas marcando para el Alavés. A esas alturas, los blanquivioleta acumulaban ya 67 pérdidas.
Con el 3-0 murió el partido. Y con él, un Valladolid que cerró el encuentro en el que podía dar el salto agonizando y pidiendo la hora para que su rival no le hiciera el cuarto. Pudo hacerlo Aleix Vidal al lanzamiento de una falta escorada, pero el balón lamió el palo tras superar a Masip.
El Alavés acababa de enviar al Valladolid al rincón de pensar en pleno parón por los compromisos internacionales.
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