El pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla. Con esta frase podría dar por terminada la columna de esta semana. Poco hay que añadir cuando pierdes por dejadez. Dice el refranero que el que da todo lo que tiene no está obligado a ... dar más. Pero eso no fue lo que nos pasó a nosotros el pasado miércoles en el partido contra el Amorebieta. Ya he escrito en estas líneas en otras ocasiones que en túnel de salida, en el autobús y en el brazalete de capitán en vez de tanta frase épica, debería estar esa de Mendilibar que decía que «si no corremos somos caca de la vaca». Y punto. Para ganar necesitas correr, pero lo primero que necesitas son las ganas y la implicación. Se ha visto que con versiones de fútbol arcaico y poco elaborado se puede ganar si le pones ganas.
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Cuenta la leyenda urbana que Fenoy cuando entrenaba penaltis, se ponía en la portería y a los lanzamientos de sus compañeros respondía con un «parable» o «imparable» según considerase él. Pero no paraba ninguno porque no lo intentó. Más o menos como nosotros el miércoles.
Encima con el primer gol en contra tuvimos la suerte de empatar al poco tiempo con un gol afortunado y pensamos que el partido iba a ser más fácil que andar sin caerse. Es la segunda vez que nos pasa en catorce partidos. No podemos olvidar que necesitamos correr para ganar a nadie. Como decía Lydia, la profesora de danza de Fama, «Tenéis muchos sueños, buscáis la fama. Pero la fama cuesta. Pues aquí es donde vais a empezar a pagar, con sudor»
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