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El Real Valladolid volvió ante el Granada por los cerros de la incompetencia sobre el césped, la falta de ideas futbolísticas y la indolencia táctica. En un encuentro que se le puso de cara en la primera mitad tras el gol de penalti convertido por ... Orellana, el equipo de Sergio González pegó un petardazo en la segunda parte, donde se convirtió en una caricatura competitiva. El cuadro nazarí, sin pisar mucho el acelerador, acabó pasando por encima de un Pucela que volvió a implosionar en plena lucha final por la permanencia. La imagen abatida de unos jugadores superados no puede resultar más preocupante.
Salió ya el Real Valladolid adormilado de inicio, a expensas de un Granada más enchufado en los primeros diez minutos, un lujo que pudo costar caro. El centro de Machís en el minuto 1 se paseó por delante de la portería de Jordi Masip, sin que Molina alcanzase a rematarlo. Sergio González mantuvo al guardameta catalán en el arco después de su gran partido en el Camp Nou y Masip se vio exigido desde el principio, primero ante Eteki tras una pérdida de Alcaraz en el área y luego en un tiro de Quini que atrapó sin problemas.
De vuelta al 4-4-2, con Toni Villa como interior por la derecha y la pareja Kodro-Guardiola en el ataque, el Pucela empezó a despertar cuando Orellana entró en combustión. Sus asociaciones en la banda izquierda con Lucas Olaza generaron la primera aproximación peligrosa de los locales. Chileno y uruguayo tienen cierta conexión, de la que ayer solo se vieron algunos destellos.
Real Valladolid
Masip; Janko (Nacho, m.84), Bruno, Javi Sánchez (Miguel Rubio, m.45), Olaza; Toni Villa (Pablo Hervías m.64), Roque Mesa, Alcaraz, Orellana; Guardiola (Marcos André, m.71) y Kodro (Weissman, m.84).
1
-
2
Granada
Rui Silva; Foulquier, Vallejo, Germán, Quini; Eteki (Herrera, m.45), Gonalons (Luis Suárez, m.64); Antonio Puertas, Fede Vico (Montoro, m.54), Machís; y Jorge Molina (Víctor Díaz, m.84).
Goles: 1-0 (m.41), Orellana, de penalti. 1-1 (m.77), Jorge Molina. 1-2 (m.85), Quini.
Árbitro: Del Cerro Grande (comité madrileño). Amonestó a Vallejo, Janko, Alcaraz, Masip, Luis Suárez, Bruno.
Otros datos: José Zorrilla. A puerta cerrada por la pandemia de covid-19
La pujanza inicial de Orellana, por condiciones el mejor jugador de la plantilla, permitió a Guardiola engatillar un disparo repelido por Rui Silva y que trató de rebañar Toni de manera infructuosa. El despliegue del Real Valladolid continuó sobre el área granadina, con llegadas que anunciaron un juego más ofensivo. Toni intentó un improbable remate de cabeza a centro de Orellana y un testarazo de Kodro silbó por encima del larguero tras un envío de Roque Mesa, un mediocentro que siempre piensa en vertical y que ante los andaluces fue de más a menos.
El Granada pareció querer dosificar la gasolina, fruto de sus esfuerzos europeos ante el Manchester United. Toni buscó una adaptación exprés a su posición en el flanco derecho y le sirvió a Guardiola un balón que el delantero estrelló en Rui Silva.
El Granada metió miedo con sus contras, pero se enredó cuando dispuso de ocasiones durante toda la primera mitad. Ahí se generaron muchas esperanzas, porque fue el Pucela el que se encargó de seguir agitando la coctelera. Una falta sobre Toni Villa la ejecutó magistralmente Orellana, pero Kodro no llegó por centímetros a imponer su altura en el área nazarí. Con más potencia arriba, Toni metió un pase interior a Orellana, que el chileno dejó pasar para que Kodro controlara en el área. Vallejo llegó con la segadora y Del Cerro Grande no dudó en señalar el claro penalti. Orellana, un seguro desde los once metros, logró el 1-0 y colocó al Pucela en una inmejorable ruta para soñar con los tres puntos.
Pero todo se torció. Javi Sánchez se lesionó (por enésima vez) en el tramo final de la primera parte y el Real Valladolid empezó a tiritar. La entrada tras el descanso del canterano Miguel Rubio no acabó de tranquilizar a un equipo que empezó a enredarse de manera peligrosa. Este Real Valladolid parece incapaz de manejar los ritmos internos de los partidos y, con el 1-0 decidió de manera suicida renunciar a la pelota y conceder el mando del partido a un Granada que solo había exhibido una versión a medio gas.
De vuelta a la siesta, el Pucela empezó a ver cómo los nazaríes ganaban cada disputa, anulaban cualquier atisbo de creación blanquivioleta y se acercaban salivando al área de Masip. Machís empezó a resultar un tormento para Saidy Janko. El venezolano remató fuera un pase de Gonalons que retrató la falta de tensión local. Todas las señales resultaban preocupantes para un Real Valladolid que parecía instalado en una realidad paralela, donde ganar no resultase una necesidad y fuese posible tumbarse a la bartola.
Puertas remató solo en el área de Masip en otra deserción defensiva pucelana. La entrada de Hervías por Toni Villa refrescó la banda derecha del ataque y permitió la jugada más clara para el Real Valladolid en la segunda parte. Un centro del riojano lo remató Kodro al larguero. Como ya sucedió en el Camp Nou, el gol volvió a dar la espalda al delantero. Puertas anotó un tanto para el Granada, anulado por fuera de juego, pero Molina no falló tras un centro de Foulquier, que se internó en el área porque Olaza picó en el anzuelo del marcaje a Puertas.
El Real Valladolid pensó que podría conservar el 1-1 y sumar un punto, pero la realidad se encargó de desbaratar esa ensoñación. El equipo de Sergio se descompuso justo cuando Weissman relevó a Kodro arriba y Nacho entró por Janko, cambio este último incomprensible. Quini remató a placer el 1-2 en el área a pase de Puertas. El Pucela implosionó y se quedó sin respuestas. La línea del descenso se acerca como una guillotina ante un equipo que ha vuelto a su peor versión.
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