Guardiola controla el balón ante Ramos

Un error de Bruno mata al Real Valladolid

Los blanquivioletas jugaron mejor que su rival durante muchos minutos, exigieron a Courtois y superaron tácticamente al Madrid

Miércoles, 30 de septiembre 2020

Molestó, ¡y vaya si molestó en Valdebebas el Valladolid!, que tuvo un punto en su mano durante buena parte del partido y que si lo perdió fue solo por la extraordinaria actuación de Courtois y por un error infantil de Bruno que acabó en el ... único tanto del partido. El resto engrosa ya la historia de oportunidades perdidas ante el Madrid. De la meritocracia blanquivioleta que se resume en el fatídico 'jugar como nunca para perder como siempre'.

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Con Luis Pérez tocado, y el Eibar a la vuelta de la esquina, Sergio se vio obligado a inventar un once antinatural con Hervías en el lateral derecho y tanto Waldo como Óscar Plano a pierna natural para buscar centros a la posición de Weissman, titular en el Di Stefano. Al israelita le costó veinte minutos ubicarse en el campo pero en cuanto cogió poso demostró ser un delantero de área, de movimientos rápidos y desmarques al espacio. Sobre él giraba la idea inicial. En su espalda estaba empezar la presión y sobre ella debía cargar el último remate con la condición de que tanto Plano como Waldo llegaran a la línea de fondo para poner buenos balones.

Real Madrid

Courtois; Odriozola (Carvajal, m.57), Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro, Fede Valverde, Modric, Isco (Marco Asensio, m.57); Jovic (Vinicius, m.57) y Benzema (Borja Mayoral, m.87).

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Real Valladolid

Roberto Jiménez; Hervías, Bruno, Javi Sánchez, Raúl Carnero; Óscar Plano, Míchel (El Yamiq, m.86), San Emeterio (Marco André, m.63), Waldo; Orellana (Kike Pérez, m.63) y Weissman (Guardiola, m.74)

  • Gol: 1-0, m.65: Vinicius.

  • Árbitro: César Soto Grado (colegio riojano). Amonestó a Casemiro (78) y Marcelo (93) por el Real Madrid; y a Bruno (71) por el Valladolid.

Esta era la intención; otra cosa bien distinta la ejecución con un dibujo idéntico al del debut ante la Real Sociedad pero apoyado en una apuesta desconocida por algunas incógnitas que despertaba el once, especialmente en la banda derecha. A esa duda, lógica, se agarró el Real Madrid para intentar hacer daño en los primeros compases. Su primer amago llegó por la izquierda en una combinación que acabó con los dos disparos, primero de Marcelo y en última instancia de Jovic para lucimiento de Roberto.

El Real Valladolid sufría en esos primeros minutos producto de su descolocación y penalizado por una presión desacompasada que mejoró muchos enteros con el transcurrir de la primera parte. Su primer buen resultado en la presión alta, precisamente, llegó con el minuto 27 cumplido. Antes había avisado el Madrid en una contra bien llevada pero mal terminada por Jovic, pero fue el equipo de Sergio quien mandó en el último cuarto de hora, enfriando el partido con posesiones más largas y la suficiente paciencia como para merodear el área rival. Entonces sí molestaba el Real Valladolid.

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Hasta ese momento muchas pérdidas de balón, sin apenas tiempo de armar el ataque, habían condenado a los blanqjuivioleta a correr detrás de su rival como pollos sin cabeza.

Fue Plano quien descubrió, en un pase milimétrico de Waldo a la contra, que además de dejar la portería a cero se le podía hacer pupa al Real Madrid, pero el madrileño eligió centrar cuando podía haber buscado el disparo.

El conjunto de Zidane, muy cómodo hasta entonces, se encontraba repentinamente con una chinita en su zapato que no esperaba y que le obligó con el paso de los minutos a descargar toda su artillería. Cumplida la primera hora de juego, el técnico francés deshizo sus tres novedades y decidió que la oportunidad se le había agotado a Odriozola, Isco y Jovic. Con los cambios también los blancos volvieron al 4-3-3 que tanto rédito le proporciona.

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Dejó de fabricar la jugada y se entregó al talento de Asensio y Vinicius. Y todo el premio que no tuvo con dos delanteros se lo encontró de bruces en un accidente –como aquel de hace dos temporadas en el Bernabéu– provocado en buena parte por un error de alevín de Bruno. El central tinerfeño quiso emular al propio Vinicius pisando un balón controlado al borde del área y el robo del brasileño desembocó en un pin-ball que acabó a los pies del propio Vinicius, que solo tuvo que elegir lado ante la salida de Roberto.

Lejos de amilanarse, el Valladolid se fue al ataque en busca del empate hasta acabar convirtiendo a Courtois en el mejor de los locales. Las intervenciones del belga a disparos de Carnero, primero –cuando Weissman reclamaba el pase en boca de gol–, y Waldo poco después evitaron un empate que hubiera hecho más justicia a los méritos de unos y otros. Sergio quemó todas las naves poniendo en el campo a Toni Villa, Marcos André y Guardiola pero el partido, ya roto en pedazos, no solo le dio la espalda sino que permitió que el Madrid pudiera marcar un segundo tanto en dos contras estropeadas por Vinicius y en un tiro al palo de Modric.

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