El Real Valladolid infligió al Girona la mayor goleada de su historia

El Girona, que en la pasada edición de la Liga en Primera División fue la revelación con un espléndido tercer puesto en la clasificación final y con un futbol preciosista y eficaz que permitió a su delantero de origen ucraniano proclamarse máximo goleador, tiene como peor estadística de su historia la de mayor derrota en contra, el 8-1 que le endosó el Real Valladolid en la temporada 1958-59, cuando ambos equipos militaban en Segunda División.

Los blanquivioletas, que habían descendido la temporada anterior, se postulaban junto al Deportivo de la Coruña y el Sabadell como aspirantes al retorno a la máxima categoría, con José Luis Saso de entrenador y una plantilla mezcla de experiencia y juventud –Lesmes (34), Matito (31) Tini (28) y Coque (30) ya veteranos, y Pereda (20), Beascoechea (19) Morollón (21) y Ramírez (20), jóvenes con ganas de comerse el mundo– que resultó ser la simbiosis perfecta para una temporada arrolladora, sobre todo en casa, donde se ganaron todos los partidos.

En la jornada 8, el día 2 de noviembre de 1958, los vallisoletanos recibían en el Viejo Zorrilla al Girona, rival al que se enfrentaban por primera vez a pesar de que el conjunto catalán fue fundado en 1930, tan solo dos años después que el Real Valladolid. Desde entonces había militado en categoría regional, tercera o segunda división en grupos diferentes a los del conjunto blanquivioleta.

Al llegar aquel primer partido entre ambos, el Pucela mostraba una trayectoria mucho mejor que la de su oponente. Era líder y único equipo invicto, mientras que el Gerona –entonces se escribía así– ocupaba el puesto 13 en la clasificación con solo dos partidos ganados y cinco perdidos. Los pupilos de Saso y de Mova –el italiano era el preparador físico- saltaron al campo con la vitola de favoritos, que no tardó en reflejarse en el marcador, ya que Morollón batió a José Ramón a los 2 minutos, cuando los aficionados más rezagados no habían llegado aún a su localidad.

Aquel temprano gol hizo pensar en una victoria fácil y holgada del equipo local, aunque el siguiente, también obra de Morollón, no llegó hasta el minuto 24 como consecuencia de una jugada coral en la que Pereda sirvió el pase para que el ariete resolviera el mano a mano con el portero visitante. El propio Pereda marcó en el minuto 40 el 3-0 que ya dejaba sentenciado el partido, no solo por la diferencia en el marcador sino también por el Girona apenas se había acercado a la portería de Benegas.

Pero por si el 3-0 no fuera suficiente holgado, en el minuto 41, un despeje desafortunado de Muñoz introdujo la pelota en su propia meta, así que tras el descanso los gerundenses estaban anímicamente hundidos mientras que los vallisoletanos rebosaban ambición en su planteamiento. La delantera local, apodada 'Los cinco monaguillos' por la juventud de sus integrantes, intuyó la posibilidad de logran un resultado histórico y así uno de sus componentes, Mirlo, marcó el quinto y el sexto en apenas dos minutos trasladando la fiesta desde el césped a la grada.

El Girona, moralmente abatido, bajó definitivamente los brazos incapaz de contener las oleadas vallisoletanas, en una de las cuales Juanjo García se estrenó como goleador a pesar de que aquel día jugaba ya su partido 100 con el Valladolid, y Ramírez también hizo su primer tanto como blanquivioleta, que era el octavo que subía al marcador del estadio municipal. Ya en los minutos finales, Espelt batió a Benegas con lo que, como decían entonces los cronistas deportivos, salvó el honor del equipo catalán.

El 8-1 con que finalizó el encuentro iba a convertirse en la goleada más copiosa del Girona en toda su historia y en el segundo triunfo más holgado del Real Valladolid en Segunda División, tras el 10-1 que le marcó al Jérez Industrial en la temporada 1968-69.

Los protagonistas de aquel partido entre el Pucela y el Gerona fueron por el Real Valladolid: Benegas; Pontoni, Lesmes, Tini; Matito, García; Pereda, Ramírez, Morollón, Mirlo y Peiró, y por el Gerona F.C. : José Ramón; Lacasa, Muñoz, Garriga; Iribarren, Lax; González, Espelt, Danés, Avelino y Navarro. El encuentro lo dirigió el colegiado cántabro Arce Cagigas, que no pasó de segunda división.

Por cierto que la paliza sufrida por el conjunto gerundense no solo constituyó un borrón en la historia del club, sino que también le costó el puesto a su entrenador José María Burset, aunque el cambio tampoco surtió el efecto deseado ya que el sustituto, Ricardo Gallart, no pudo evitar el descenso a tercera división, pues el Gerona acabó penúltimo con 25 puntos. También tuvo sus consecuencias la pérdida de categoría para el presidente, José María Llovet, que dimitió al final de temporada y fue sustituido por Benjamín Colomars

El Valladolid, en cambio, quedó campeón con 40 puntos y retornó a primera con una plantilla que se reforzó con la famosa 'Operación Saso', en la que el técnico se trajo a cinco fenómenos por un millón de pesetas.

Aramendi, Solé y Bagneras, argentinos, Benítez y Endériz, uruguayos, fueron los protagonistas de la revolución protagonizada la temporada siguiente, con la única excepción de Bagneras, que excedía el cupo de extranjeros permitido y fue cedido al Plus Ultra. Pero esa es otra historia ya contada en esta sección y suficientemente conocida por los lectores.

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