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Un equipo del Real Valladolid en la temporada 1960-61. De pie: Estrems, Ramírez, Solé, Lesmes II, García Verdugo, Endériz y Zumalabe. Agachados: Mirlo, Macario, Zaldúa, Morollón y Joselín.

El día en que el Real Valladolid le hizo una manita al Betis

La Vista Atrás ·

Fue la primera y única vez que ocurrió y anotaron Zaldúa en tres ocasiones y Morollón con un doblete

José Miguel Ortega

Valladolid

Domingo, 2 de mayo 2021, 08:23

Aunque se habían encontrado en partidos de campeonatos mancomunados y de segunda división, Real Valladolid y Betis empezaron a ser rivales de primera división en la temporada 1959-60, con un balance favorable al equipo andaluz, pues hubo empate a cero en Heliópolis y victoria visitante en «Zorrilla», por 0-1.

En la siguiente campaña, no obstante, los blanquivioletas pudieron tomarse cumplida revancha, ya que el 9 de octubre de 1960 les endosaron un contundente 5-1 a los béticos, que constituye la mayor goleada registrada en la historia de los enfrentamientos entre ambos equipos en la máxima categoría del fútbol español.

Y el caso fue que el estado del césped del viejo «Zorrilla» no era el más propicio para exhibiciones goleadoras, ya que por la mañana había descargado muchísimo agua por una tormenta, que encharcó el campo y retrajo a bastantes espectadores. Los que prefirieron quedarse en casa estuvieron lamentándolo mucho tiempo, pues el Valladolid, entrenado por Saso, destapó el tarro de las esencias y arrolló a un rival de potencial similar, al que entrenaba el mítico Fernando Daucik, técnico checo que había irrumpido en el futbol español con notables éxitos en el Barcelona y At. Bilbao. Cuando llegó al Betis aquella misma temporada, llevó también a su hijo Yanko, que solo tenía 19 años y un apellido que le abriría muchas puertas.

Zaldúa, con una tripleta de gtoles, fue determinante en la goleada blanquivioleta sobre el Betis y concluyó la temporada como máximo goleador del equipo.

Los blanquivioletas, pese a la entidad del rival y el pésimo estado del campo, cuajaron un partido perfecto, con un fútbol intenso, rápido y demoledor en el ataque, especialmente en el segundo tiempo, ya que al descanso se fueron con ventaja de dos goles que no parecía demasiado tranquilizadora.

Abrió la cuenta goleadora el jovencísimo Zaldúa, que aún no había cumplido 19 años, y que iba a tener una tarde redonda, confirmando todo lo bueno que apuntó al final de la campaña anterior. Y a los 30 minutos, el portero visitante Pepín, que falló en el primer gol, volvió a dejar escapar el balón en un blocaje aparentemente sencillo y, como en el primer tanto, allí estaba Zaldúa para llevar el balón a la red y el 2-0 al marcador.

La superioridad vallisoletana en la segunda parte tardó mucho en reportar beneficios para el resultado, e incluso las cosas se apretaron como consecuencia de un penalti cometido por Endériz, que Yanko Daucik transformó en el minuto 74.

La verdad es que el 2-1 no reflejaba lo que estaba ocurriendo en el campo, pues el Valladolid creaba muchas más oportunidades que su rival aunque no acertaba a traducirlas. El fútbol no obstante genera situaciones inexplicables, y así en los últimos doce minutos los jugadores vallisoletanos encontraron la inspiración que antes no habían tenido de cara al gol.

A los 78 minutos, Aramendi sacó una falta y el oportunista Morollón cabeceó al fondo de la puerta andaluza. Cinco minutos después, jugada con los mismos protagonistas, Aramendi centrando y Morollón rematando a la red para sentenciar el compromiso, aunque todavía estaba por llegar un nuevo tanto, éste obra de Zaldúa, que cabeceó un saque de esquina realizado por Pontoni, en el minuto 86.

El 5-1cerraba un partido redondo del Real Valladolid, al que no importó demasiado el estado del terreno, justo al contrario de lo que le pasó al portero bético, Pepín, que falló estrepitosamente en los dos primeros goles, al resbalársele de las manos el balón.

Daucik, en la rueda de prensa posterior al partido, reconoció la justicia de la victoria vallisoletana, aunque se quejaba amargamente de que los cinco goles recibidos por su equipo, llegaron en jugadas a balón parado.

El árbitro fue el polémico Zariquiegui, que aquel día tuvo una tarde tranquila, sin jugadas conflictivas, pues el penalti con que castigó al Pucela, fue una clarísima mano de Enderiz para rechazar un remate a puerta vacía que se colaba, tras una salida de Estrems, un tanto precipitada.

Las alineaciones de ambos equipos en aquella tarde histórica en los enfrentamientos de ambos equipos, fueron, por el REAL BETIS: Pepín; Valderas, Ríos, Areta; Lasa, Bosch; Castaños, Juliá, Yanko Daucik, Kuszmann y Martín Esperanza. Y por el R. VALLADOLID: Estrems; Matito, García Verdugo, Pontoni; Solé, Endériz; Mirlo, Aramendi, Zaldúa, Morollón y Herrera.

Al día siguiente, José Luis Saso, que compatibilizada su trabajo de entrenador del Valladolid con el de seleccionador del equipo nacional «B» de España, hizo pública la lista de convocados para un partido contra Marruecos, en la que no había, por cierto, ningún jugador blanquivioleta…ni verdiblanco.

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