Esta es la formación blanquivioleta a quien cupo el honor de derrotar al Real Madrid por primera vez en partido de Liga. De pie: Vaquero, Lasala, Ortega, Coque, Busquet, Saso y Babot. Agachados: Rafa, Soler, Peralta y Mario.

El día en el que el Real Valladolid ganó por primera vez al Real Madrid

La Vista Atrás ·

El 6 de febrero de 1949, en el viejo Zorrilla, los blanquivioletas superaron a los blancos por 2-0

José Miguel Ortega

Sábado, 20 de febrero 2021, 08:13

El Real Valladolid y el Real Madrid se habían enfrentado en bastantes ocasiones, pese a la diferencia de categoría entre uno y otro. En la década de los años treinta del siglo pasado, se organizaban Campeonatos Mancomunados o Súper Regionales entre equipos de diferentes categorías ... , a modo de preparación para los torneos de Liga y Copa, que se disputaban a continuación.

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En esos Mancomunados, el Madrid no solo le ganaba al Pucela, sino que además lo hacía con contundencia: goleadas de seis o siete tantos, salvo un meritorio empate a uno, logrado por los blanquivioletas en el campo de la Sociedad Taurina, el 27 de octubre de 1935.

Cuando los torneos regionales desaparecieron, las confrontaciones entre ambos equipos dejaron de producirse hasta volver a encontrarse en la temporada 1948-49, cuando los vallisoletanos debutaban en primera división. Para ser exactos, digamos que sí se midieron dos veces con anterioridad, en sendos encuentros amistosos: el 7 de abril de 1946, (2-4) favorable a los blancos en el homenaje a Torquemada, y el 19 de marzo de 1947, (4-1) para los blanquivioletas en el homenaje póstumo al presidente Cantalapiedra.

No obstante, esos resultados no pueden tomarse en consideración porque los merengues presentaron una alineación con muchos suplentes, justo al contrario de lo que ocurrió el 6 de febrero de 1949, cuando el Real Madrid visitaba por vez primera el viejo estadio Zorrilla para disputar un choque de primera división.

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Los blancos eran líderes y se presentaban como claros favoritos ante un rival que alternaba las de cal con las de arena y tenía la salvación como único objetivo. El ambiente era tan pesimista entre la afición local que El Norte de Castilla reconocía en un comentario previo al partido, que el empate era lo máximo que se podía pedir a los pupilos de Helenio Herrera. Por eso, cuando el encuentro concluyó con un incuestionable 2-0 favorable a los vallisoletanos, toda la prensa nacional consideró una auténtica hazaña aquella victoria que terminaría costándole el título al Real Madrid y sería decisiva para que el Real Valladolid evitase el descenso.

El equipo local jugó un primer tiempo extraordinario, maniatando al adversario y poniendo cerco a la portería del internacional Bañón. A los 18 minutos, Mario aprovechó un rechace del meta madridista para inaugurar el marcador, y tres minutos después, en plena euforia local, Peralta resolvía el compromiso con un disparo raso entre un bosque de piernas, frase que se usaba mucho entonces para describir una aglomeración de atacantes y defensores en el área.

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Helenio Herrera, muy locuaz cuando su equipo ganaba, dijo que el marcaje al hombre que había dispuesto fue la clave del éxito, porque anuló a las piezas más importantes del adversario, entre ellas el delantero Pahiño, que acabaría como segundo máximo goleador de la Liga, y el medio Miguel Muñoz, cerebro del juego madridista. H.H. no se mordió la lengua al reconocer que aquél había sido el día más feliz desde que estaba trabajando en el fútbol español, mientras que el entrenador del Madrid, míster Keeping, asumía los méritos del rival, al que consideró justo vencedor.

El inglés Michael Alexander Keeping fue una apuesta personal de Bernabéu para intentar ganar la Liga, cosa que no ocurría desde la temporada 1932-33, pero el técnico británico, hijo de un ciclista que fue medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Atenas 1996, fracasó en ésa y en la siguiente campaña, tal vez porque no era cuestión de entrenadores, sino de jugadores. Todo cambió cuando fichó a Di Stéfano, sin importar demasiado quiénes estaban dirigiendo desde el banquillo.

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Pahiño, el célebre delantero que había llegado aquella temporada al Madrid, procedente del Celta, y que fue el segundo máximo goleador del campeonato, tras el barcelonista César.

Y en cierta medida, también le ocurrió lo mismo al Valladolid. Helenio Herrera, pese a las referencias de genio con las que llegó, solo pudo evitar, y con muchos apuros, el descenso en la única temporada que trabajó junto al Pisuerga. El Valladolid fue 12º con un solo punto de ventaja sobre el Alcoyano, que bajó a segunda junto al Sabadell. En cambio, al año siguiente, con Barrios de entrenador, no pasó apuros para mantenerse y llegó a la final de Copa, convirtiéndose en la revelación de la temporada.

Pero volviendo al partido que supuso el fin de la tiranía madridista en sus confrontaciones con el Pucela, los periódicos locales elogiaban el empuje de los vallisoletanos en la que había sido la mejor actuación de todo el campeonato. Con Azón como árbitro, ambos equipos presentaron estas formaciones. Real Madrid: Bañón; Clemente, Pont, Azcárate; Muñoz. Narro; Macala, Olmedo, Pahiño, Montalvo y Arsuaga. Real Valladolid: Saso; Busquet, Babot, Soler; Ortega, Lasala; Rafa, Coque, Peralta, Vaquero y Mario.

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