El Real Valladolid firma un triunfo vital lleno de sudor defensivo

El sancionado Paulo Pezzolano, representado oficialmente por Álvaro Rubio en el banquillo, mantuvo el dibujo con tres centrales con la única novedad de Sergio Escudero en el lateral izquierdo, lo que devolvió temporalmente a Iván Fresneda a la derecha, en detrimento de Luis Pérez, que salió en la segunda parte. Martin Hongla se mantuvo como ancla en la zaga para emplearse como arma defensiva, con mucha vigilancia sobre Stuani. El camerunés firmó otro partido imperial. Su presencia permitió que los laterales se proyectasen más en ataque y que El Yamiq buscase algún ataque relámpago como el que le coronó en Villarreal. En el Girona, Míchel Sánchez se ajustó a la previsión prepartido, con el central Bernardo, el centrocampista Aleix García y el delantero Stuani como novedades en la alineación titular.

El infortunio no tardó en aparecer para los visitantes. Toni Villa chocó con Joaquín a los 20 segundos y se lesionó en la rodilla. Entre lágrimas, abandonó el campo, mientras la grada le premió con un aplauso por su pasado blanquivioleta. El sueño de Toni de volver a Zorrilla se esfumó en un abrir y cerrar de ojos.

El partido se animó con rapidez: Larin merodeó mucho por el área de Gazzaniga durante los primeros cinco minutos, pero no logró ajustar la mira. Con mucho orden atrás gracias a la atención constante de Hongla, el Real Valladolid no sufrió en demasía en los primeros compases. El Girona volvió a verse asaeteado por la desgracia a las primeras de cambio y Aleix García, con una aparente rotura de fibras, tuvo que dejar su sitio a Reinier en el minuto 11.

El Real Valladolid encontró la fórmula para abrir el marcador, gracias al ahínco de Gonzalo Plata, mucho más enchufado que en los partidos anteriores y premiado con la ovación de la grada. El ecuatoriano peleó un balón rechazado, pisó la línea de fondo y sirvió un pase de la muerte para Monchu, incorporado felizmente a la acción ofensiva. El mediocentro golpeó la pelota al palo largo de Gazzaniga y el 1-0 disparó la alegría en Zorrilla.

Al Girona le costó coger el ritmo, lastrado por las dos lesiones rápidas y ante un Real Valladolid muy bien plantado y con muchas variaciones posicionales. Kike Pérez cometió un fallo en una salida, pero Stuani no supo cómo aprovecharla. Luego, Javi Hernández empaló con fiereza el balón desde fuera del área... y apareció el mejor Jordi Masip con una parada de lucimiento. A la oportunidad visitante respondió Sergio Escudero, que probó su latigazo lejano para obligar a intervenir a Gazzaniga en menos de un minuto. El partido se animó porque Plata, en su mejor versión incisiva, fabricó una jugada que acabó con disparo de Kike tras una pared de Larin, cada vez más acostumbrado a jugar de espaldas.

Después de estos fogonazos, el Real Valladolid entró en cierto estado sesteante y el Girona pisó más territorio blanquivioleta. Stuani remató en el área, pero se topó con el inevitable Hongla, todo un muro atrás. Juanpe se giró tras un envío cruzado y estuvo a punto de marcar un golazo, pero su disparo se marchó fuera y el Real Valladolid respiró aliviado. Superados los momentos de más presencia gerundense, el partido se encaminó hacia el descanso, después de que El Yamiq diese el susto con una mala caída en el área rival de la que se recuperó sin problemas.

La segunda mitad retrató a un Real Valladolid metido ya en las trincheras defensivas para tratar de guardar el 1-0 hasta el final. A toque de corneta, el Girona empezó a amasar la pelota y lanzó dos contras rápidas que no tuvieron consecuencias. En la otra orilla, Larin recibió un gran centro de Kike Pérez, pero su testarazo lo repelió Gazzaniga, ágil con el guante.

El Yamiq sufrió un balonazo la cara, lo que le obligó a dejar su sitio a Javi Sánchez. El marroquí vio el desenlace con un parche en el ojo.

El Girona acaparó la totalidad de la pelota, ante un Real Valladolid ultradefensivo, pero bien comandado por Hongla, toda una garantía para sellar espacios y despejar balones comprometidos. En los momentos de más tormento visitante apareció Reinier que se encontró con Masip. El portero evitó el gol del empate con su propia cara. El partido era ya un soliloquio del Girona, con el Real Valladolid renunciando a la pelota, a la espera de armar algún contragolpe mortífero. Álvaro Rubio, a través de Pezzolano, dio entrada a Machís (que volvió a jugar tras su lesión), Aguado y Luis Pérez. El cuarto árbitro no marcó bien los cambios y el Real Valladolid estuvo a punto de jugar con doce futbolistas sobre el campo, antes de que Melero López corrigiese el desaguisado. Una posible mano de Riquelme en el área encendió a la grada de Zorrilla, que bramó el cántico 'Corrupción en la Federación'. Sin embargo, el VAR no observó nada punible.

El Girona pisó el acelerador en los últimos minutos, pero se abrieron algunos espacios que Larin y Aguado no consiguieron culminar en sendas contras. El Real Valladolid parecía muy sólido atrás, pero cualquier balón anudaba gargantas en la grada. En uno de los envíos al área de Masip, la pelota le llegó a Stuani, con todo para marcar. Sin embargo, no remató bien y el peligro se esfumó.

El esfuerzo coral en defensa permitió al Pucela mantener la ventaja del gol de Monchu en la primera parte y sumar un triunfo lleno de garra. Con mucho pico y mucha pala, la permanencia se ve ahora más cerca. Y con la portería a cero, otra gran noticia.