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No hay mal que cien años dure ni motivo para la esperanza que, en el caso del Real Valladolid, se prolongue más allá de los noventa minutos. En un mismo partido es capaz de emitir señales que invitan al optimismo y fundirlas a negro minutos después sin una explicación convincente. Florecen los mismos argumentos que acaban marchitando, fruto de una inconsistencia que ha sido incapaz de subsanar a lo largo de toda la temporada y que a día de hoy, muy a pesar de su empeño, le mantiene con un hilo de vida. Con un pie en el precipicio y con todos los pronósticos en su contra, pero con opciones reales de salir del pozo en este último mes de competición. No deja de sorprender en este sentido que siga oteando la permanencia, agarrado como está a una sola victoria en los últimos quince partidos.
Ese contexto solo se explica por su perfil bipolar que le han llevado a empatar más partidos de los que pierde (14 por 13 derrotas). Del mismo modo que es incapaz de cerrar partidos cuando los tiene de cara, también a los rivales se les hace muy difícil tumbarle y dejarle KO. Lo han hecho el Real Madrid, el Barça y el Granada en los dos últimos meses, y no precisamente con holgura.
El perfil poco ambicioso del técnico también ayuda en esta estadística, que eleva al Real Valladolid como el equipo que más empates ha sumado en las tres últimas ligas, 40, por los 38 de Valencia y Celta, según el dato que aporta el periodista Pedro Martín –un 37% de los partidos de Sergio terminan en tablas–.
El equipo de Sergio, más que nunca este año, presenta dos caras bien opuestas. Y en ese pulso que mantienen Jeckyll y Hyde, este último está ganando la partida por goleada. De otro modo no se explica que dentro de un mismo partido, como sucedió el pasado sábado en Zorrilla, sea capaz de acumular méritos y pasar por encima del Cádiz para minutos después hundirse en su mediocridad y regalar el oxígeno que necesitaba para sobrevivir.
En términos generales, parte de los argumentos esgrimidos en el último partido le han servido este año para marcharse con ventaja al descanso hasta en nueve ocasiones, lo que sumados a los empates le hubieran proporcionado un total de 41 puntos.
Pero claro, en esa calculadora hay que contabilizar los deméritos contraidos en las segundas partes. La tozudez de Mr Hyde que le ha llevado a perder hasta once puntos en la denominada 'zona cesarini' a partir del minuto 80 de partido.
En la mochila de esa cara B, mucho más pesada que la que soporta la cara A, también hay que incluir los problemas perennes que tiene el equipo de Sergio para sacar adelante los partidos en su propio feudo. Hasta 33 puntos han volado esta temporada del estadio Zorrilla –solo ha sumado 15 de los 29 que le contemplan en la clasificación–, con el agravante de haber encajado goles en todos y cada uno de esos dieciséis encuentros, el peor registro en la historia del club.
De los 43 goles recibidos, 25 los ha sufrido como local (43%).
Tres victorias, de las cinco totales, es un bagaje extraordinariamente pobre para un equipo que aspira a mantenerse en la máxima categoría, y que en este curso tampoco ha sido capaz de vencer a ninguno de los recién ascendidos (su balance es de 5 empates y una derrota ante Huesca, Elche y Cádiz).
El ejemplo que dejó este sábado el partido ante el Cádiz no es sino uno más en una temporada en la que ha sido capaz de adelantarse hasta en catorce ocasiones y solo en cinco ha sabido cerrar el resultado.
El Valladolid de Sergio no deja de acumular argumentos pero también números y récords negativos que le acercan al precipicio del descenso de categoría. El más evidente, que lleva arrastrando toda la temporada por sus múltiples problemas para repetir nombres en el centro de la zaga, tiene que ver con su inconsistencia defensiva y la incapacidad para dejar su portería a cero más que en tres ocasiones, todas ellas lejos de Zorrilla.
Ha encajado, por lo tanto, en los dieciséis encuentros que ha disputado como anfitrión, el peor dato en la historia del club que suele venir acompañado por el descenso de categoría. Así lo apuntaba en las últimas horas el periodista Pedro Martín, de la cadena Cope, desvelando que los últimos equipos que encajaron goles en sus 16 primeros partidos como local acabaron perdiendo la categoría, el Almería en 2010-11 y el Sporting en la 16-17.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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