El Real Valladolid se enreda en el fútbol sin espacios
Gambeta larga ·
Los técnicos Sergio González y Óscar García convierten el duelo en una partida de ajedrez, con más táctica de brilloJuan Ängel Méndes
Jueves, 18 de junio 2020, 08:25
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Gambeta larga ·
Los técnicos Sergio González y Óscar García convierten el duelo en una partida de ajedrez, con más táctica de brilloJuan Ängel Méndes
Jueves, 18 de junio 2020, 08:25
1.- En el fútbol post-confinamiento el factor cancha pierde peso, pero los entrenadores mantienen el efecto en su libreta. Como si el estadio estuviera lleno. El papel de local inyecta el atrevimiento que escasea al otro lado de la frontera. Y en este escenario, ... Sergio afiló su dibujo. Restó contundencia en el núcleo, con Míchel como pensador, y apostó por el regate de Toni para fracturar el orden del Celta. El planteamiento humedeció cuando pisó el césped. En la pizarra lució con destello, pero en la realidad el partido volvió a resultar plomizo, con pocas ocasiones y un desarrollo muy tosco. De nuevo, mejor sumar un punto que perder tres.
2.- Con las marcas prietas por ambos bandos, la batalla táctica de los dos técnicos encogió el terreno de juego y abrió la puerta del fútbol directo para el Pucela, incapaz de enhebrar la aguja. El conjunto vigués tuvo poco que ver con el equipo abúlico que sufrió un baile interminable a manos del Villarreal hace tres días. En Zorrilla, los de Óscar obturaron la salida de balón blanquivioleta y provocaron que el Pucela cayera en la comodidad del pelotazo. Al Real Valladolid le faltó pausa, un pase extra, dos toques para tumbar el orden visitante y generar oportunidades. El primer disparo serio llegó en el minuto 40. El único.
3.- El Celta entendió mejor la batalla tras el descanso. Óscar retiró plomo y metió fantasía. Con Denis Suárez por el hosco Smolov, el Celta destiló más movilidad y supo encontrar el camino entre las líneas del conjunto vallisoletano, con las piernas más cargadas en el segundo acto. Fruto de este cambio de inercia llegó el penalti de Alcaraz a la salida de un córner. Es lo que tiene abrir los brazos. Masip, sin embargo, no solo los desplegó, sino que abofeteó el chut de Aspas apagar la estrella del gallego y quebrar la caída libre del Real Valladolid. Imagino que sus haters ayer se convertirían lovers.
4.- El delantero no tuvo su día. Tampoco Ünal. Su misión es rematar y generar oportunidades. Ni una premisa ni la otra. No hay que achacarles ni un ápice de entrega, pero no consiguieron quebrar la monotonía. Toni, Hervías y Ben Arfa también pincharon en hueso. Plano apenas participó con éxito. Me detengo en Guardiola porque estrelló su impotencia en conducciones interminables que no le corresponden. Le sobraron varios toques en cada escapada. Cierta culpa de su penumbra para buscar el fútbol combinativo residió en la escasa movilidad ofensiva de sus compañeros, pero cayó en el error de querer fabricar en solitario.
5.- Sergio no tuvo más remedio que abrir su armario para evitar que el Celta se apoderara definitivamente del encuentro. Al contrario que en Leganés, el técnico agitó su banquillo mucho antes. Míchel, exhausto, fue el primero en abandonar el ruedo. Le siguió Plano, con el depósito en la reserva. Jugar cada tres días y poder hacer cinco cambios representan un fútbol nuevo para un equipo modesto como el Valladolid. Obligado por la fatiga, el entrenador blanquivioleta va cogiendo el aire a la normalidad para que los suyos mantenga el tono. Solo falta que los recambios den un paso al frente. Ayer, ninguno mejoró las prestaciones de los titulares.
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