El Real Valladolid ya es eficaz ante la portería

El peor momento de efectividad lo vivió el equipo blanquivioleta en el encuentro ante el Ibiza. Aquel día necesitó 17 disparos para anotar un gol... y ver como poco después los ibicencos empataban en prácticamente su única llegada con peligro al área. Desde aquel día el grupo ha ido mejorando sus números, con altibajos, hasta llegar al choque ante el Tenerife. En el Heliodoro Rodríguez López embocó cuatro veces con ocho disparos entre los tres palos. Una ratio descomunal.

Más datos.

A estas alturas de temporada el Espanyol acumulaba la pasada temporada 46 goles o 39 el Mallorca. Ambos ascendieron directos con 71 y 46

En la 2019-2020 subieron Huesca y Cádiz. En la jornada 30 habían logrado 37 y 40 goles, respectivamente. Ascenderían con 55 y 50 en su casillero.

En la 2018-2019 Osasuna y Granada, los que enfilaron hacia Primera de manera directa, acabaron con 59 y 52 goles a favor. Por la jornada trigésima transitaban con 41 y 37, respectivamente.

El año del ascenso blanquivioleta, Rayo y Huesca cambiaron de categoría con 67 y 61 goles. Por la jornada 30 los vallecanos ya llevaban el medio centenar de goles, exactamente igual que el Real Valladolid. De hecho los de Sergio acabaron la temporada regular como el más goleador, pero también como el 17º más goleado.

Y es aquí donde está la clave, el meollo de la cuestión. Marcar más goles que nadie no te asegura nada si no va acompañada la cifra de una solidez defensiva que al menos pueda estar enmarcada en la zona alta de esa clasificación de goles encajados.

Equilibrio se llama a eso.

Y el Pucela lo tiene por el momento. Es el máximo goleador y está entre los cinco menos goleado. Con esas cifras los números acaban por salir.

La pregunta que surge a continuación es ¿porqué ahora sí y antes no?, ¿qué ha cambiado para que lo que antaño era un disparo parado o desviado ahora acabe en la jaula del rival?

La explicación la aporta Javier Yepes, exentrenador del Real Valladolid, comentarista de El Norte y técnico del Betis de Primera Regional. «Es algo tan sencillo y a la vez tan difícil como que se unan en el mismo momento el punto álgido de la forma física, que el equipo tenga ya dominados los automatismos del juego que se quiere desarrollar y que no haya lesiones de gravedad». Negro sobre blanco parece fácil, pero es algo muy complicado de encontrar. Y sobre todo encontrarlo en el momento preciso en el que lo necesitas.

«Los objetivos de un equipo se alcanzan sobre el barro», sentencia Yepes. En los meses de invierno, cuando es más complicado jugar al fútbol, es cuando se produce el caldo de cultivo del que debe salir un equipo ganador. «En febrero y marzo es el momento en el que tu equipo adquiere la fuerza y la resistencia para llegar a tono al final de la Liga».

Y eso parece haberle pasado al Real Valladolid. Y por eso lo que antes no entraba, ahora sí entra. Ahora el futbolista llega una décima antes que el rival al balón, y de ahí obtiene la ventaja.

¿Y se mantendrá este estado de forma hasta finales de mayo? Javier Yepes entiende que sí, que no debe pasar nada raro. «Gestionando bien los esfuerzos y el grupo, y eso Pacheta lo hace magistralmente, debería llegar enchufado hasta el último partido».

Prueba de que los tres puntos apuntados por Yepes se dan en el Pucela es el bendito lío que tiene Pacheta. «Un equipo en el que faltan Weissman y Roque Mesa y su ausencia no se nota, como pasó en Tenerife, es un equipo ganador. Ambos son intocables, pero la plantilla ya sabe que pueden faltar y no pasa nada».