El Real Valladolid se despide de la Copa del Rey con charlotada final

El partido atravesó varias fases. Pezzolano desplegó de inicio un once esperado, con presencia de los futbolistas que no aparecen habitualmente como titulares en Liga, a excepción de Sergio Escudero, ante la falta de efectivos en el lateral izquierdo por la baja de Iván Garriel. De esta manera, John se asomó a la portería y Lucas Rosa ocupó su puesto natural como lateral derecho, con Gustavo Henrique y Alberto Quintana (muy errático) como pareja de centrales. Malsa y De la Hoz formaron la medular, con el toque por delante de un invisible Meseguer y un implicado Joni Montiel, más la perforación de un declinante Tunde por la izquierda. Cédric ocupó la punta del ataque y se invisibilizó con el paso de los minutos. La segunda unidad también protagonizó la alineación del Espanyol, con nueve futbolistas con poca o nula participación en Liga.

El Pucela salió con brío y ganas de revancha tras el 2-0 recibido en Liga en este mismo escenario, pero los guiones de las dos competiciones convergieron pronto. El disparo desviado de un eléctrico Joni Montiel (que jugó en la mediapunta) a los 46 segundos inició un tramo de llegadas del Real Valladolid, aunque desprovistas de filo. El balón silbaba cerca de la portería de Joan García, con un esforzado Tunde, pero sin acierto en el remate. En medio de esas oleadas pucelanas, llegó una ocasión que pudo cambiar la película:una falta botada por Joni Montiel llegó de manera clara a la cabeza de Gustavo Henrique, sin marca en el área de Joan García. El gol parecía cantado, pero el central remató a las manos del meta, que no podía creerse su buena suerte. La ocasión se marchó al limbo y empezó a retratar a un Real Valladolid desdentado en su ataque

Con el balón de color blanquivioleta, el Espanyol armó una contra para recordar que, con un latigazo, podía marcar el rumbo de la eliminatoria. El Pucela siguió la suyo: hacer acopio de la posesión y buscar la manera de aproximarse a campo perico. El ubicuo Montiel metió un balón largo a Cédric y Malsa desaprovechó el rechace del portero blanquiazul. El Espanyol jugaba en estático, a la espera de clavar la daga. Y eso sucedió en un error del Real Valladolid, cuando Baldé robó la cartera a un gris De la Hoz y le sirvió la pelota a Jofre, que se plantó ante John en medio de la deserción de Alberto Quintana, muy desenchufado y poco hábil para impedir el remate. El extremo del Espanyol batió a John sin dificultad y pavimentó el camino para los locales en el minuto 23. El Pucela intentó no descomponerse y seguir a lo suyo: Malsa, que apareció por momentos en zona de vanguardia, robó una pelota para que Tunde mandase un telegrama al área que no recibieron ni Meseguer ni Cédric.

El Real Valladolid volvió a tomar el bastón de mando. Lucas Rosa rasgó al Espanyol por la banda derecha en un par de ocasiones que incrementaron la sensación ofensiva del Pucela. Sin embargo, el cuadro perico volvió a hundir el puñal cuando Escudero salió de su zona y abrió el camino para que Salvi Sánchez colocase un preciso centro al área que volvió a rematar Jofre Carreras, de nuevo a placer, y sin marcaje. El 2-0 en el 42 permitió al Espanyol estirar su ventaja con poco desgaste. Antes del descanso, Cédric robó una pelota y pudo reducir distancias en una ocasión más que diáfana, pero cruzó demasiado el balón en el mano a mano ante Joan García.

En la segunda parte, Montiel pudo reducir diferencias tras un saque de banda, pero de nuevo apareció el portero local en modo héroe. A partir de ahí, el Pucela pareció tirar ya la eliminatoria y Pezzolano dio entrada al central Torres como lateral izquierdo en lugar de Escudero, un cambio que evidenciaba pocas ganas de remontada.

El premio a Israel Salazar para que debutase con el primer equipo trajo aparejado un gol que cambió todo el guión. El delantero del Promesas encontró la manera de perforar la meta del Espanyol (con la colaboración de Ramón) y el Pucela tiró de corneta con la entrada al final de Iván Sánchez y Raúl Moro. Después de minutos de desperdicio, entraron las urgencias por empatar y Montiel lo intentó de falta antes de desaprovechar una acción en la frontal. En el 95 llegó la charlotada, cuando John subió al remate en un saque de esquina, pero tardó una eternidad en volver. Puado anotó a placer el 3-1 con un posible fuera de juego. La guerra se desató en los banquillos y Lax Franco sacó la roja a Kenedy, enfundado en un anorak. Una sanción grave de los comités amenaza ahora su concurso en Liga ante el Amorebieta. La Copa ya es historia para un Pucela que acabó muy desnortado en Cornellá.