El Real Valladolid desfallece en Cornellá, víctima de sus propios errores

El choque se torció muy pronto para el conjunto blanquivioleta. En un duelo de altos vuelos, cualquier error causa incendios difíciles de apagar. Enzo Boyomo se quedó atorado en una acción de ataque del Espanyol en la que Pere Milla se plantó solo ante John Victor, que respondió al reto empequeñeciendo la portería con una parada de mucho mérito. Sin embargo, el portero, ángel y diablo, le pegó un absurdo manotazo a Martin Braithwaite, que había cazado el rechace. El penalti fue tan diáfano como incomprensible. Braithwaite ejecutó la pena máxima y de nuevo volvió a aparecer la versión angelical de John para abortar el lanzamiento. El VAR revisó la jugada y detectó a Gustavo Henrique colándose antes de tiempo en el área, por lo que hubo que repetirlo. Braithwaite lo lanzó a la izquierda de John, que se tiró bien y estuvo a punto de pararlo de nuevo, pero el 1-0 flameó pronto en Cornellá.

El Real Valladolid quiso estirarse y encontrar vías de ataque, pero se encontró con un Espanyol dispuesto a endurecer el partido, con la anuencia arbitral. El colegiado, Caparrós Hernández, permitió faltas muy duras de los pericos, que pensaron que había barra libre para atizar a los pucelanos. Mamadou Sylla apareció en la zona de vanguardia del Real Valladolid, con un recorte para la videoteca y un disparo enroscado cargado de intención ante el que Pacheco sacó un guante salvador.

El Espayol siguió aferrado a su ideario de cortocircuitar por todos los medios a un Pucela que seguía empeñado en acercarse al área rival. Robert Kenedy percutió desde la izquierda e Iván Sánchez buscó jugadas por la derecha, en un 4-2-3-1 que tuvo a Monchu como mediapunta y a una dupla en la medular formada por Stanko Juric (una escoba que lo barre todo) y un apagado Víctor Meseguer. El Espanyol siguió algo agazapado, atrayendo como señuelo algunas llegadas pucelanas. El Real Valladolid se aplicó al toque, pero le costó concretar en la zona de tres cuartos, donde empezó a fundirse, a pesar de los esfuerzos de Sylla por abrir espacios.

Con el marcador cuesta arriba, llegó otro error del Pucela que costó carísimo. Esta vez fue Sergio Escudero el que intentó despejar un centro desde la izquierda en medio de la salida del equipo. Lo hizo mal. El envío se emborronó y se convirtió en una acción de ataque de los blanquiazules. ANico Melamed le bastó con enviar la pelota a Javi Puado, que apareció solo en el área mientras Braithwaite atraía a Escudero. Con el 2-0 en el minuto 34 y ante un rival como el Espanyol, el partido se convirtió en una montaña de difícil escalada para un Real Valladolid víctima de sus propios errores.

Pocas cosas cambiaron en la segunda parte. Boyomo cortó un pase que se convirtió en una asistencia inesperada para Sylla, muy activo por toda la zona atacante, pero sin el filo necesario para materializar esa insistencia con algún gol. Luis Pérez lo intentó con centros defectuosos desde la derecha. Sylla recortó con maestría antes de enredarse con el remate. Kenedy disparó al lateral tras un pase de Monchu. El Real Valladolid atacaba con pistolas de juguete. Pezzolano dio entrada a Joni Montiel en busca de más agitación, pero su inclusión sólo tuvo un efecto espumoso y el mediapunta se enredó en luchas estériles. Iván Sánchez probó los guantes de Pacheco, toda una novedad, porque el portero del Espanyol vivió en la hamaca durante muchos minutos.

Sylla apareció en el área... pero en lugar de rematar prefirió asistir a Juric con un cabezazo que no fructificó. Las entradas de Iván Cédric y Lucas Rosa por Robert Kenedy y Sergio Escudero permitieron al Real Valladolid estirarse algo más hacia el área del Espanyol en el tramo final. Sylla intentó un disparo desesperado que se marchó alto y sólo Cédric gozó de una ocasión inmejorable para reducir distancias, ya en el minuto 91, cuando recibió un clarividente pase de Juric para plantarse solo ante Pacheco. Sin embargo, el portero del Espanyol se agrandó ante el delantero del Pucela, que acabó estrellando la pelota contra él.

El Real Valladolid acabó desfalleciendo en Cornellá y la racha de cinco victorias ya es historia. Ahora toca reforzarse atrás, no cometer errores mortales y afinar la puntería arriba para volver a la senda ganadora.