El Real Valladolid se desangra de mala manera

La alineación del entrenador blanquivioleta sorprendió por las ausencias de Joaquín y El Yamiq, fuera de la lista al igual que Machis, (pese a que el técnico aseguró que todos ellos estarían disponibles), y la presencia en el once del canterano David Torres como central junto a Javi Sánchez, así como de un muy fundido Robert Kenedy en la banda izquierda del ataque. En el Sevilla, José Luis Mendilibar rotó el once que empató ante la Juventus el jueves, aunque Badé, Rakitic y Óliver Torres se mantuvieron en la formación titular.

El Real Valladolid convirtió el previsible 4-3-3 en un 4-1-4-1, con Hongla como mediocentro defensivo y Kike Pérez como enganche arriba. El partido discurrió por los cauces de la aspereza, con un Pucela que extremó las cautelas hasta tal punto que se olvidó de crear juego durante gran parte del choque. El centro del campo se esfumó rápidamente mientras el Sevilla se dedicaba a contemporizar. Alos de Mendilibar les bastó pisar lo justo el acelerador para salir de Zorrilla con una goleada a favor.

Las primeras ocasiones llovieron por parte visitante. Un cabezazo de Lamela tras una falta botada por Rakitic obligó a la intervención del mejor Masip y, casi sin solución de continuidad, Rafa Mir enganchó un remate sin marca. El partido se endureció con faltas sin que el lamentable Ortiz Arias tirase inicialmente de tarjetero. El Real Valladolid sufrió muchos cortocircuitos y jugó sin fluidez durante muchos minutos. Hongla y Kenedy trataron de avivar la llama ofensiva con sendos remates desviados, pero fue Rafa Mir el que más inquietó siempre en la otra orilla.

Mediada la primera mitad, se vio que Kenedy andaba ya sin gasolina, todo un problema para el Real Valladolid, que no se puede permitir estos lujos. El brasileño tiene calidad a raudales, pero no está físicamente y el Pucela se quedó con poca punción por la izquierda del ataque ante el runrún de la grada. Con Monchu agazapado y Kike Pérez brujuleando más arriba, la creación del juego de los vallisoletanos resultó muy deficiente y Hongla cometió demasiados errores de bulto.

Se animó el Pucela en el tramo final de la primera parte y llegó al área de Dmitrovic más por coraje que por fútbol. Torres, Kike y Escudero tuvieron sus oportunidades de marcar, pero el partido estaba muy abierto y Rafa Mir obligó a otra intervención heroica de Masip en una contra. Ortiz Arias empezó a liarla cuando se tragó una falta de Badé sobre Larin en la que aplicó la ley de la ventaja en una jugada de roja. Zorrilla estalló cuando un golazo de Escudero no subió al marcador porque el colegiado estaba pitando ya el final de la primera parte después de que la zaga sevillista hubiese despejado un disparo de Monchu en una jugada que seguía muy viva. Las protestas de los integrantes pucelanos se recrudecieron y el público se encrespó muchísimo ante una nueva barrabasada arbitral. El Real Valladolid quiso aprovecharse de esta afrenta y salió con empuje en la segunda parte, pero confundió el arrojo con una aceleración mal medida que le mandó a la lona a las primeras de cambio. El sistema defensivo era un mal chiste y Montiel apareció por la banda derecha del Sevilla para colocar una asistencia a Rafa Mir, que marcó el 0-1 con el pecho.

El Pucela quiso estirarse, pero la falta de gol empieza a resultar endémica. Un central como Javi Sánchez ejecutó un buen disparo en el área rival y Kenedy, sacando fuerzas, probó también a Dmitrovic. Pero el Sevilla también encontró sus espacios y Masip tuvo que abortar acciones claras de los visitantes. Ortiz Arias anuló un gol de Badé para los hispalenses por apoyarse en Javi Sánchez. Pezzolano revolvió el banquillo en busca de soluciones tácticas que no cuajaron. Aparecieron Iván Sánchez y Plano, y luego Sergio León convirtió el dibujo en un 4-4-2. Dio igual, el VAR otorgó el 0-2 a Papu Gómez después de que el asistente hubiese decretado fuera de juego en el campo. Plata lo intentó al final... sin éxito. Y Tecatito rubricó el 0-3, ya en tiempo añadido. El Pucela de Pezzolano se desangra de mala manera. Las cosas no pintan bien y la amenaza de descenso es muy real.