El coche de Plata y el coche patrulla de la Policía Municipal

El Real Valladolid debe actuar con dureza, pero con justicia

El error de Gonzalo Plata ha sido importante y debe entender que su responsabilidad social aumenta la gravedad

Miércoles, 8 de diciembre 2021

El error que ha cometido Gonzalo Plata es serio, muy serio. Principalmente por ponerse al volante después de haber consumido alcohol. Desconocer que hacerlo en sus circunstancias es poner en peligro la vida de los demás habla muy mal de su grado de responsabilidad. ... Y un futbolista ha de tener muy claro que la carga social que soporta es mucho mayor que la del resto de personas. Al fin y al cabo son referencia para muchas personas que aún no tienen su personalidad ni formada ni madurada y a los que no es conveniente enviar mensajes equívocos o ambiguos.

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Solo por esta circunstancia, añadida a la filosofía del Real Valladolid respecto al comportamiento que han de tener sus jugadores con la sociedad, el futbolista debe ser sancionado conforme a lo que esté estipulado en su régimen interno. El comunicado del club, en ese aspecto, es impecable. Sin paños calientes ni atenuantes ni escudándose en argumentos más o menos elaborados. Y, por supuesto, el jugador debería ya pedir disculpas públicamente. Por poner en peligro la vida de otras personas y por la falta de respeto a los aficionados y al club. La Justicia dirá lo que tenga que decir y establecerá la culpabilidad y la responsabilidad civil y penal del jugador si es que hay lugar para ello.

Con toda la gravedad del error de Plata, tampoco debe perderse de vista que la sanción que se le imponga debe ser justa. En el momento en que se conoció el suceso, muchos aficionados comenzaron a reclamar al club el despido del futbolista. Y eso no sería justo. No sería ajustado a las consecuencias que ha tenido el suceso. Ni con el jugador ni con el club. Plata, si es culpable, va a asumir muchas consecuencias, pero ningún juez le condenaría a perder su trabajo. Y el club tampoco puede ni debe caer en eso.

Cabe esperar que el ecuatoriano haya reflexionado y comprendido que salir por la noche es parte de su vida privada y que si quien le paga se lo permite, nada hay que decir, y al mismo tiempo que si alterna y bebe, debe volver a casa en el asiento del copiloto. O en la parte de atrás de un taxi. Una reincidencia, entonces sí, justificaría la adopción de medidas drásticas.

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