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Se le insistía no hace mucho a Pacheta en sala de prensa en la conveniencia de que su equipo abrochara su propia portería para poder seguir mirando cara a cara a equipos como el Almería o Eibar. No había llegado aún el partido de Cartagena, tampoco por lo tanto el viaje al Alto Aragón, y el técnico de Salas, reflexivo y condescendiente como se muestra en público, asentía al tiempo que reclamaba a los suyos un mayor equilibrio ataque-defensa. «No hemos encajado en siete partidos, pero es verdad que cuando lo hacemos, encajamos dos y tres. Es un detalle que preocupa y que tenemos que mejorar», deslizó, poco antes de desviar el tiro para llevar el foco a las transiciones de su equipo. Acertó en parte en su diagnóstico Pacheta, que sin embargo no dio en la diana al obviar que esa misma disfunción que le lleva a encajar de forma compulsiva en determinados partidos le sucede siempre lejos de su feudo. Sus tres últimas salidas son el mejor ejemplo de que la carretera no le sienta bien. Da igual que repita once y disposición. El Real Valladolid es otro cuando no juega en Zorrilla.
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Tiene cara B el equipo de Pacheta, que del mismo modo que ha encontrado equilibrio y contundencia a partes iguales como local, multiplica errores impropios de un aspirante el ascenso como visitante. Así lo denuncian sus números, que hablan de un Valladolid seguro de sí mismo en su feudo (5 goles encajados) y también de un Valladolid inseguro y extraordinariamente generoso cuando abandona Zorrilla (18 goles encajados, los diez últimos en las tres últimas salidas).
Llevado a la calculadora, el 78% de los goles encajados vienen a domicilio, donde el equipo de Pacheta ha visto perforada su portería en 8 de 10 encuentros. Por contra, solo cuatro equipos han podido marcarle en Zorrilla en los 9 partidos que ha podido presenciar el aficionado blanquivioleta esta temporada.
El mal, por lo tanto, está perfectamente localizado. Cuestión bien distinta es el diagnóstico, un expediente X que deberá resolver el técnico en las próximas fechas si pretende escalar posiciones y pelear con Almería y Eibar por uno de los puestos de ascenso directo.
En ese dilema que se le presenta al preparador serranomatiego sobre la mesa se antoja urgente dar con la tecla en el centro de la zaga. Acertar con una pareja de centrales sólida y perfectamente acompasada debe ser prioritario para frenar la sangría de goles que viene sufriendo el Valladolid a domicilio. El de Huesca es un ejemplo más, tan sangrante como el de El Plantío (Burgos) o Lezama (Amorebieta), de los problemas de descoordinación que viene sufriendo el equipo atrás. Los tres goles encajados en El Alcoraz tuvieron más de desconcierto visitante que de acierto local. Y sin entrar a desgranar los errores cometidos en cada uno de ellos, la imagen de los dos centrales (Joaquín y Javi Sánchez) persiguiendo a Seoane en el tanto que acabó por poner la puntilla es suficiente esclarecedora y resume la caótica disposición defensiva que se vio en tierras oscenses.
El descosido que debe afrontar Pacheta tiene más de trabajo semanal en los Anexos que de ensayo-error en plena competición sencillamente porque los cinco centrales que hay en plantilla han tenido sobradas oportunidades para hacerse con el puesto de titular en propiedad. Desde que el técnico abandonó la idea de jugar con tres centrales en la jornada 6ª, las parejas han ido bailando en las alineaciones con una continuidad exigua.
Diogo Queirós ha sido el menos utilizado, con 353 minutos, y el que menos puntos reporta sobre el papel. En los tres partidos que jugó como titular, el Valladolid sumó 4 puntos lo que le conceden una ratio de 1,3 puntos por encuentro. La tarjeta roja que vio en Ponferrada le condenó al banquillo y desde entonces no ha vuelto a participar en liga, sí en Copa.
Al portugués le sigue en participación Jawad El Yamiq, que con 552 minutos disputados se ha convertido en el más fiable de los cinco centrales ya que con él de inicio en el campo (7 partidos), el equipo blanquivioleta ha sumado 13 puntos (1,8 puntos de media). En este punto hay que tener en cuenta que el marroquí se ausentará durante todo el mes de enero por la disputa de la Copa de África y en función de la actuación de su selección podría incorporarse en la segunda semana de febrero.
Le siguen Joaquín (1,7), desconocido en Huesca, y Kiko Olivas (1,5), postergado al banquillo en las cuatro últimas jornadas de la competición.
Cierra este ránking Javi Sánchez, que ha sido titular en 10 partidos en los que el equipo ha obtenido un botín de 14 puntos.
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