El Real Valladolid se atora en Zorrilla con poco fútbol y pocas ideas

El entrenador uruguayo se aferró a la idea del once anterior, con los mismos jugadores a excepción de la entrada de César Tárrega en el eje de la zaga en lugar de David Torres. Si lo que funciona se toca poco, el técnico optó por mantener la idea que cuajó ante el Eibar la pasada jornada, con el tridente ofensivo Salazar-Negredo-Sylla. Sin embargo, nada resultó igual y el partido se enredó desde el principio. En el Levante, Felipe Miñambres ejecutó cuatro cambios de inicio sobre la alineación que comenzó ante el Elche, con las entradas de Andrés García por la banda derecha y de Sergio Lozano, Algobia y Róber Ibáñez en la segunda línea.

Las cautelas presidieron un partido cargado de imprecisiones y donde las acciones defensivas acabaron imponiéndose sobre las ofensivas. Los primeros compases ya apuntaron a un choque de ida y vuelta, con resquicios abiertos. El Pucela se mantuvo atento para aplicar la presión, aunque detrás sufrió algunos desajustes, con peligrosos pases de Boyomo que anudaron gargantas en los primeros minutos. Tárrega permaneció muy atento para corregir desaguisados en un choque con espesante. Monchu animó a la parroquia local con gran disparo que resonó en el larguero de Andrés Fernández, un obús que sacudió momentáneamente la modorra en la que transcurrió el encuentro. En la otra orilla, Fabricio ejerció de martillo, con incursiones constantes que trajeron de cabeza a la zaga blanquivioleta hasta que se quedó sin gasolina. El Real Valladolid sólo se desplegó a base de fogonazos y gozó de otra ocasión clarísima en una combinación entre Meseguer y Negredo que acabó en un pase para Sylla. Solo ante el guardameta rival, el senegalés elevó mansamente la pelota y cuando el gol parecía cantado apareció Dela para evitar el tanto a última hora. Sin capacidad para sacar petróleo de este tipo de jugadas favorables, el Pucela se quedó sin opciones arriba..

EEl equipo blanquivioleta no encontró la manera de aprovechar los errores rivales, especialmente en las cesiones. Negredo olfateó estas acciones y vio cómo Dela comprometió gravemente a su equipo con un pase atrás muy flojo que el delantero del Pucela aprovechó para encarar a Andrés Fernández. Con todo a favor, el crepuscular 'killer' se encasquilló y no pudo superar al portero levantinista, al que golpeó en falta. Otra buena oportunidad al limbo.

El Real Valladolid empezó a evidenciar problemas en la salida del balón ante un conjunto granota bien tejido. El destensamiento local resultó doloroso. Monchu sufrió innumerables cortocircuitos en los pases, aunque también fue capaz de delinear alguno bueno como un envío largo que no acabó de aprovechar Luis Pérez. La pesadez del partido se incrementó con faltas continuas en el centro del campo que impidieron la fluidez necesaria.

Las acciones de ataque tenían poca chicha en las dos áreas:Meseguer culminó con un disparo inocente otra recuperación de Negredo y Brugué probó suerte con un tiro bien repelido por el muro pucelano. Monchu pecó de egoísmo en una proyección atacante del Real Valladolid y quiso arrogarse la gloria con un disparo que no cuajó mientras Sylla esperaba a su izquierda en posición más favorable. La contienda permaneció muy abierta sin que ninguno de los dos equipos lograse asestar un espadazo definitivo.

Pezzolano removió el banquillo con poco éxito. La entrada de Juric por De la Hoz sí permitió al Pucela afrontar con más garantías el juego en la medular, que estaba condicionado por la amarilla que arrastraba De la Hoz. En cambio, Iván Sánchez entró ya muy marchito, contagiado de todas las imprecisiones previas. Hasta Tárrega, autor en líneas generales de un partido soberbio atrás, estuvo a punto de liarla pardísima con un despeje defectuoso que no se convirtió en autogol de milagro.

El partido continuó por derroteros muy grisáceos, ante el enfado creciente de una grada que volvió a reclamar la marcha de Pezzolano tras algunas acciones ofensivas del Levante. La entrada de Biuk por un exhausto Negredo tuvo un efecto espumoso y el croata ejecutó algunas perforaciones que no cuajaron. Sylla acabó como única referencia en la punta, aunque lastrado por su ubicuidad en el terreno de juego, ya que también se aplicó en defensa en campo propio. La entrada de Kenedy por Monchu buscó la iluminación inexistente... igualmente sin éxito. El Levante decidió mantenerse a la expectativa para conservar el empate en un estadio que ha adquirido la categoría de fortaleza. El Real Valladolid no perdió y sumó un punto que no alimenta demasiado las necesidades en este tramo decisivo antes de la próxima salida a Cartagena. La pobreza del juego blanquivioleta coloca de nuevo los focos sobre Paulo Pezzolano, un técnico que no logra superar el atoramiento futbolístico y táctico que atraviesa el equipo. El Pucela se atasca, también en casa.