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Dos partidos ha disputado hasta el momento el Real Valladolid en temporada. Y en ambos Sergio optó por jugar de una manera en la primera mitad y de otra en la segunda: dos delanteros o un punta. Y por lo visto hasta ahora, y pese ... a la evidente falta de ritmo y coordinación tan propia de la pretemporada, el equipo parece haberse movido con más soltura cuando solo ha tenido un delantero nato sobre el campo, pese a que Sergio es más partidario de alinear a dos puntas.
El viernes, ante el Granada fue más palmario que el día del Málaga. Son pruebas, es cierto, pero las probaturas tienen por objetivo dar cómo los jugadores plasman en el campo las ideas. Y aunque el once nazarí del segundo acto tenía mucho jugador del filial, hacer tres goles en 45 minutos, mover el balón con velocidad y efectuar transiciones veloces no es fácil nunca.
El 4-4-2. En la primera parte Sergio recurrió a su esquema clásico, pero con un central del filial obligado por las ausencias y con un centro del campo con Kike y Fede en el eje, Orellana y Hervías en los costados y Marcos André y Guardiola en punta.
Pudieron observarse algunos detalles interesantes. Quizá el principal es que Kike Pérez es un jugador con una facilidad y una potencia notables para romper líneas, pero que tiene más problemas cuando ha de construir. En la concepción del juego de Sergio el pivote es un elemento fundamental, una pieza clave, y Kike ofrece ese juego y también profundidad en determinados momentos.
Poco se pudo ver de Marcos André y de Orellana. Y no demasiado de Luis Pérez. El brasileño se pegó una buena paliza corriendo, pero aún está lejos de entenderse con Guardiola, aunque al menos se vio una interesante coordinación entre ambos a la hora de repartirse los espacios.
El chileno jugó por la izquierda y dejó dos detalles: que ha llegado con intención de trabajar en defensa si es necesario, y que de verdad crea peligro cuando viaja hacia el centro y rompe líneas con su calidad. Luis Pérez tuvo problemas en defensa con Antoñín, pero mostró esperanzadores movimientos en ataque que le llevaron a crear superioridades junto a Pablo Hervías.
Sí ha quedado claro que el equipo defiende más arriba y que no por ello ha perdido la solidez defensiva.
Cambio de sistema
El 4-2-3-1. Con Anuar y Míchel escalonados, Toni de enganche y Plano y Waldo en las bandas, el equipo fue otra cosa. Vertical, rápido, combinativo... A ello ayudó tener de improvisados centrales a Luismi y Alcaraz, que son menos contundentes pero sacan bien el balón.
Aunque la clave fue, como destacó Sergio, Toni Villa. El murciano, gris ante el Málaga, tuvo el día inspirado, pero no solo. Es cierto que tuvo más espacios y menos marca que en un partido de competición oficial, pero también es verdad que él supo moverse buscando zonas más descubiertas y, sobre todo, entendió perfectamente que su gran baza era llegar desde atrás al área. Y para ello contó con el apoyo de Anuar. El ceutí y el lorquí se conocen desde hace mucho, han jugado centenares de partidos juntos y se entienden sin mirarse. Y el viernes sacaron rendimiento a esa circunstancia y a que detrás estaba Míchel, que supo entregarles el balón en ventaja.
Además, al jugar solo con Sekou en punta, uno de los centrales rivales perdía la referencia y eso permitía la entrada de Plano desde la derecha en ventaja.
Sergio y sus ayudantes habrán extraído consecuencias, pero hasta que no se jueguen un par de partidos más no tomarán decisiones. Lo que sí parece claro es que la variedad táctica enriquece al equipo. Y mucho.
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