El Real Valladolid 2019/20, tras los pasos de aquel de la 2018/19
Análisis ·
El equipo de Sergio mimetiza y calca los argumentos propuestos hace una temporada con idénticos resultados: dos victorias, tres empates y dos derrotasSi tiene usted un calco a mano le invito a que me acompañe en un ejercicio tan sencillo como sorprendente. Póngalo sobre la pasada temporada. Jornada 7. Se agota septiembre. Sí, lo sé. Como hoy. Coincidiremos también en que en aquella fecha el Valladolid de Sergio se impuso a domicilio ante el Villarreal, sufriendo para lograr la segunda victoria y llevar los nueve puntos a su casillero.
¿Le va sonando? ¿No? Le doy más pistas. Dos victorias, tres empates, dos derrotas, 10° clasificado...
No es el mismo Valladolid pero se le parece mucho, y desde luego el guion es por ahora el mismo. El salto de calidad que ha dado se traduce en 7 goles a favor (6 el curso pasado), y digamos que la cuota que ha perdido al trastocar su primera línea se refleja en los 8 que ha encajado (6 por entonces).
Para las conclusiones ya no necesitamos el calco porque si nada como un pato, grazna como un pato y vuela como un pato..., muy probablemente estemos hablando del mismo equipo con otro collar.
El que lució ayer en Cornellá vendría a ser un sucedáneo entre el que llevó al Villamarín en el estreno liguero y el que exhibió en el Ciudad de Valencia –por el momento su mejor versión–. Un equipo práctico, sin fisuras ni florituras, capaz de hacer de la paciencia virtud hasta acabar desquiciando a un rival que atraviesa por sus mismos problemas cuando debe emplearse ante su público. Ni Valladolid ni Espanyol han ganado todavía en casa, y a los dos se les pone el partido cuesta arriba cuando tienen que mandar. Cuando hay que exigir y toca someter al de enfrente.
En ese escenario, el sufrimiento es máximo. Y ayer fue al Espanyol al que le tocó sufrir. Y con él, sus aficionados, que en el minuto 19 ovacionaban a Sergio y en el 90 pedían la dimisión de David Gallego.
Sin llegar a disfrutar, el equipo blanquivioleta sí calcó argumentos como el orden y disciplina militar, casi espartana, que mostró hace un año en campo del Villarreal. El sargento lo tenía claro esta vez. Agobiado por las urgencias, se trataba de prolongar la agonía del Espanyol lo más posible. Llevarlo al rincón y esperar sentado a que su paciencia saltara por los aires.

Ese partido ya lo tenía Sergio desde horas antes en su cabeza. Tanto como interiorizado el vestuario. Apostó el técnico a que los suyos debían atravesar su particular travesía del desierto antes de dar un paso adelante, y ese camino llevó un cuarto de hora. Quince minutos en los que hubo de apretar los puños el Valladolid, acogotado atrás muy cerca de Masip a la espera de tiempos mejores. Paraguas en mano, el arreón de un Espanyol hipernecesitado se zanjó con dos remates de Calleri. Eso sí, tan claros como que uno se fue al palo y el segundo arriba por poco cuando lo tenía todo a favor para marcar. Hasta ahí, y al contrario que en jornadas precedentes, la que sufrió fue la banda izquierda con Nacho desdoblándose para frenar las llegadas de Javi López y Vargas.
Acogotado en su búnker, el Valladolid parecía esperar una orden antes de salir de la cueva. Una voz. Una señal. Y esta llegó a los 23 minutos. Y la sufrió en su propio rostro Óscar Plano, en un saque de esquina que, tras paradón de Diego López a cabezazo a Olivas, no pudo rematar por un manotazo de Víctor Sánchez. El árbitro castiga la acción con penalti, que transforma Míchel.
La acción bien pudo haber acabado en gol en la acción previa, pero el remate de Toni a centro de Sandro encontró colocado a Diego López, que lo despejó a córner.
Como si de un interruptor se tratara, el gol desconectó al Espanyol y terminó por activar al Valladolid, que desde entonces protagonizó sus mejores minutos de la temporada –solo comparables con los vividos en el Ciudad de Valencia–. Su apuesta por las posesiones largas tratando de desesperar al rival –y agotar la paciencia de la grada– encontró un motivo más para respetar el guion inicial y la pausa de hidratación no hizo sino refrescar esta idea.
Orden, disciplina militar, posición,... poco margen a la improvisación y respeto máximo a la pizarra
El gol, además, dejó seriamente tocado al equipo de un David Gallego muy cuestionado en Cornellá. Aturdido y sin capacidad de reacción, los blanquiazules quedaron a merced del dominio visitante.
De nuevo un cuarto de hora en el que el Valladolid no solo tuvo a su rival donde quería, en la lona, sino que dispuso de dos 'crochets' para buscar el KO. En el primero, Nacho buscó el centro cuando lo tenía todo a su favor para rematar a puerta en su mano a mano con Diego López, y en el segundo, a Sandro le faltó una décima para picar ante la salida del portero local.
El guion respondía. La pizarra, orden y disciplina ante todo, también.
Pero faltaban varios arreones más. El de salida en la segunda parte, esperado, duró... otro cuarto de hora. Lo justo para volver a apretar los dientes con un disparo de Pedrosa que no encontró portería por muy poco –en el primer minuto–, y con los tiros ajustados de Darder y Calleri, este último atajado por Masip.
Era cuestión de aguardar otra señal. Y esta llegó al paso por el minuto 65. Guardiola está más listo que Calero en un balón largo y el de Boecillo, último defensor, frena en falta al delantero. Roja directa, los locales se quedan con diez, y el error de Calero –no ha podido entrar con peor pie el exblanquivioleta en su nuevo club– agota la paciencia de la grada en Cornellá, desde entonces más pendiente del banquillo que de lo que sucede en el campo.
Con un cuarto de hora por delante, y todos los cambios ya agotados, el Valladolid recuperó su mejor versión y encontró en la pausa su mejor aliado para buscar la puntilla. Primero, en una falta botada por Míchel que el recién entrado Joaquín mandó de cabeza al fondo de las mallas –ya es mala suerte que al fin se marque a balón parado y lo anule el VAR–; poco más tarde, en una combinación entre Ünal y Plano que Naldo envía a córner cuando Guardiola estaba presto en el segundo palo, y en última instancia, en otra contra que Plano culmina de tiro cruzado.
0-2. Segunda victoria. 9 puntos. Jornada 7. Solo falta culminar en casa. Pero no sufra, en la 8ª se ganó el curso pasado...
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