Esta fue la controvertida alineación que presento el Real Valladolid en su partido de play-offs de la temporada 1986-87, en Sevilla. De pie y de izquierda a derecha: Moré, Jorge, Martín Sáez, Minguela, Wirth y Fenoy. Debajo: Sánchez Valles, Eusebio, Torrecilla, Moya y Peña.

El día en el que el Real Valladolid jugó en Sevilla con un portero de defensa

La Vista Atrás ·

La frivolidad le costó el puesto al entrenador, Javier Azcargorta

José Miguel Ortega

Valladolid

Viernes, 26 de junio 2020, 07:17

La España futbolera se quedó pasmada cuando Javier Clemente, entonces seleccionador nacional, decidió que a falta de 15 minutos del partido Noruega–España, disputado en Oslo el 24 de abril de 1996, el portero suplente Francisco Molina sustituyera a Juanma López. Aquella sorprendente medida hizo ... correr ríos de tinta en la prensa deportiva, pero no fue una novedad, pues nueve años antes una decisión similar había tenido lugar en el campo del Sevilla, con el Real Valladolid de protagonista.

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Ocurrió en el tramo final de la temporada 1986-87, cuando se disputaban los play-offs que, tratando de imitar al baloncesto, la Federación instauró para dar más emoción y prolongar la fase regular de la Liga. Los seis primeros se jugaban el título, del 7º al 12º luchaban por obtener un puesto para disputar la Copa de la Liga, y los seis últimos tenían la posibilidad de pelear por mantener la categoría.

En el primer grupo no se movió nada porque, como la competición partía con los puntos obtenidos en la fase regular, el Real Madrid no tuvo problemas para conservar el título de campeón. En el grupo de los implicados en el descenso, sí hubo un cambio porque se salvó el Sabadell y metió en descenso al Osasuna, junto al Cádiz y el Rácing, aunque al final solo bajó el equipo cántabro ya que para la temporada siguiente se amplió la Liga a veinte equipos.

Pero el gran fracaso de los play-offs estuvo en el grupo intermedio, en el que estaba el Valladolid, porque el premio de un puesto en la Copa de la Liga interesaba poco o nada a los equipos implicados.

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Tal vez por esa falta de incentivos ocurrió el hecho insólito de que el entrenador de un equipo profesional de primera división, decidiera alinear al portero suplente como defensa central titular en el partido que Sevilla y Real Valladolid disputaron en el estadio Sánchez Pizjuán en la soleada jornada del 12 de abril de 1987, Domingo de Ramos.

Lesionados los dos centrales del equipo, Manolo Hierro y Quique Moreno, y sancionado el lateral zurdo, Juan Carlos, el técnico blanquivioleta, Javier Azcargorta, sorprendió a propios y extraños incluyendo al guardameta chileno, Oscar Wirth, en el centro de la zaga. Quienes estuvimos en las gradas del estadio sevillista no dábamos crédito al recurso del entrenador para cubrir las ausencias forzosas de los dos centrales, por mucho que en alguna pachanga de entrenamiento, Wirth hubiese actuado como jugador de campo, porque al ocupar plaza de extranjero, Azcargorta era más partidario de tener a Fenoy de titular y a Rodri de reserva.

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Repuestos del sorpresón inicial, comprobamos que Oscar Wirth cumplió aceptablemente, sobre todo en el juego aéreo, y que además aguantó los 90 minutos de un partido que el Valladolid ganó por 1-2, con goles de Peña a los 6 y a los 47 minutos, marcando José Luis el del honor para los hispalenses.

La formación blanquivioleta de aquel día, además de la novedad de Wirth en el eje de la zaga, presentó nada menos que ¡siete canteranos!, y que uno de ellos, Manolo Peña, fue el artífice principal de la victoria: Fenoy; Torrecilla, Wirth, Sánchez Valles, Martín Sáez; Eusebio, Minguela, Moré; Moya, Jorge y Peña. A los 79 minutos, Cabrera reemplazó a Moya.

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A la conclusión del encuentro, naturalmente el tema de Óscar Wirth fue el protagonista de la rueda de prensa, con un Azcagorta feliz porque su arriesgada apuesta le había salido redonda. Justificó la presencia del chileno porque, con su estatura, podría controlar la amenaza que representaba el delantero Ramón en el juego aéreo. También confesó que antes, con ocasión de un partido contra el Sabadell, ya estuvo valorando la posibilidad de alinearlo como jugador de campo.

Por su parte, Wirth se mostró encantado con la experiencia porque él lo que quería era jugar, aunque no fuese en la posición para la que había venido a Valladolid, procedente del Rot-Weiss Oberhausen alemán. No obstante, Oscar Wirth no era un «piernas», ya que formó parte de la selección chilena que tomó parte en el Mundial 82, jugó en los mejores equipos de su país –Cobreloa, Colo Colo, Universidad Católica y Universidad de Chile- y, tras su paso por el Valladolid, fue titular en el Independiente de Medellín colombiano y en el Alianza de Lima peruano.

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En el Real Valladolid, en cambio, no tuvo mucha suerte, pues sólo jugó cinco partidos en la 86-87 y seis en la 87-88. Fenoy, y el hecho de ocupar plaza de extranjero, le impidieron mostrar su categoría como guardameta, dejando sobre todo el recuerdo de su insólita presencia como defensa central en aquella decisión que acabaría costándole el puesto a Azcargorta, pues tres semanas después, el 4 de mayo de 1987, el presidente, Miguel Ángel Pérez Herrán, y el técnico vasco, decidían de mutuo acuerdo poner fin a su relación profesional.

Antonio Santos y Pepe Pérez García se hicieron cargo del equipo provisionalmente porque el regreso de Vicente Cantatore ya estaba apalabrado.

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