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Hay números que plasman gráficamente los problemas que atraviesa un equipo. El Real Valladolid volvió a hacer agua en defensa en el Sánchez-Pizjuán y ... concedió múltiples facilidades para que el Sevilla se llevase la victoria por 2-1. El Pucela recibió 22 lanzamientos de su rival, una cifra que rivaliza con los 23 que sufrió en Montjuic ante el Fútbol Club Barcelona. Ni siquiera el Real Madrid fue capaz de rematar tanto al Pucela, con 17 disparos en la segunda jornada en el Santiago Bernabéu. El desglose de los datos permite comprobar que 14 de esos 22 intentos se ejecutaron dentro del área de Karl Hein, que volvió a tener mucho trabajo y ejecutó cuatro paradas.
El Real Valladolid mostró una cadena colectiva de fallos estrepitosos en el primer gol. En esa acción, el Sevilla ejecutó cuatro remates seguidos en 11 segundos que acabaron con el desafortunado tanto en propia puerta de David Torres en un envío que iba destinado a Peque. En toda la secuencia quedó retratada la incapacidad del equipo para despejar balones en su propia área.
Todo empezó con un pase de Lucas Rosa hacia Kike Pérez en la zona de tres cuartos. El Real Valladolid trataba de iniciar la jugada y el lateral brasileño, encimado por Peque, abrió la pelota a la banda para su compañero. Kike Pérez se durmió de mala manera y dejó que José Ángel Carmona llegase como una centella para frustrar el pase. El mediocentro notó la presencia de lateral derecho sevillista, pero estuvo lento y perdió el duelo. Juric intentó obstaculizar el envío de Carmona, que encontró a Peque solo en la frontal. Lucas Rosa había perdido la marca. Peque, solo, golpeó la pelota en el área. El balón lo repelió Cömert y quedó suelto. Saúl Ñíguez se había sumado a la acción y buscó el esférico tras superar a Lucas Rosa y a Mario Martín. Cömert volvió a frenar el disparo de Saúl y la pelota le cayó de nuevo a Peque, que intentó una chilena ante David Torres. Esa chilena no fue un lanzamiento, sino un pase al centro para que Kelechi Iheanacho rematase casi sobre la misma línea del área pequeña, con Karl Hein metido dentro de su portería. Luis Pérez puso bien la pierna y el deficiente disparo del delantero nigeriano, que golpeó con la planta del pie, acabó rechazado hacia la cabeza de Lucas Rosa, que no pudo despejar con contundencia tras girar el cuello.
A continuación la pelota le cayó a Stanko Juric, que intentó controlar con la pierna derecha, pero perdió otro duelo en el área ante Carmona, más rápido que el mediocentro serbio para meter la bota. Cömert intentó un nuevo despeje para alejar el peligro, pero se produjo una acumulación de jugadores del Pucela porque David Torres y Mario Martín también acudieron hacia la pelota. El despeje de Cömert se vio frenado por la cabeza de su compañero Mario Martín y cayó mordido a la frontal del área, donde los jugadores del Sevilla volvieron a estar más listos.
Esta vez apareció, fuera de zona, el lateral izquierdo Valentín Barco, que se hizo con el esférico ante Amath, que andaba por detrás, y Kike Pérez, algo más lejos. Barco estuvo más avispado que sus defensores y pudo sacarse un lanzamiento desde la media luna del área de Hein en el cuarto lanzamiento que intentaba el Sevilla en tan solo once segundos. La pelota salió desviada porque tocó en su compañero Saúl y fue hacia la derecha de la portería de Hein, donde se encontraba Carmona en fuera de juego. El lateral se desentendió de la jugada para no cometer una infracción, pero Dodi Lukebakio aprovechó el gran espacio abierto en la zona (Luis Pérez se encontraba en el centro del área) para recoger el balón y meter un pase muy fuerte hacia el área pequeña. Gerard Fernández 'Peque' había ganado la espalda a David Torres, pero la fuerza del envío hizo que el esférico pasara de largo. Sin embargo, Torres metió instintivamente la bota para impedir el posible remate, con tan mala fortuna que fue su pie el que rubricó el 1-0 del Sevilla con un autogol. Esta última acción fue tan rápida que el tanto se le atribuyó a Peque en primera instancia, pero el acta de Pulido Santana consignó correctamente que el tanto fue obra de David Torres en propia puerta.
El Sevilla nunca había disparado tanto en un partido este curso (su mayor registro alcanzó los 18 tiros en la primera jornada ante Las Palmas). El Real Valladolid dio toda clase de facilidades, con cuatro lanzamientos en 11 segundos y un autogol. Esa jugada (más el estrambote final del 2-1 en el minuto 84) simbolizó todas las miserias del Pucela como visitante.
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