Joni Montiel, futbolista del Real Valladolid
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Joni Montiel, futbolista del Real Valladolid
«Quiero ser feliz jugando y demostrar que estoy preparado para Primera»Jonathan Montiel Caballero (Madrid, 1998) se convirtió en el gran protagonista del triunfo de Real Valladolid ante el FC Andorra. Cedido por el Rayo, el mediapunta confía en que este curso le propulse a Primera.
-¿Cómo fue el proceso previo a la ejecución del ... golazo de falta ante el Andorra? ¿Tenía claro que la iba a lanzar usted?
-Cuando me hicieron la falta vi que era una buena opción para tirarla yo por tema de distancia. Yo practico esos lanzamientos. Lo hablé con Monchu y lo decidimos entre los dos. Si hubiera sido más cercana la habría lanzado él porque era más un perfil para un diestro, pero esa distancia me venía mejor a mí.
-Con este precedente, volverá tirar en una situación parecida…
-Bueno, depende. Hay buenos lanzadores. Eso dependerá del estado de confianza de cada compañero. Se habla en el momento y ya está.
-¿A quién le dedicó la celebración?
-Hice un gesto con la mano para mis amigos. Además, hice dos 'ces', para mi novia y mi madre.
-¿Qué le dijeron sus compañeros sobre el césped?
-Se reían y me decían que qué golazo. De poco más me enteré porque estaba pendiente de ver a mi novia en el estadio. Se llama Carlota y para ella era una de las 'ces'.
-¿Cuántos goles de este tipo recuerda en su carrera?
-Alguno en juveniles y el año pasado contra el Racing, también de falta… pero más cercana.
-¿Es el gol ante el Andorra el más espectacular de su carrera?
-Por distancia y complicación, sí.
-Ese tanto fue clave para abrir un partido contra un equipo como el Andorra al que resulta muy complicado quitarle el balón…
-Es cierto que ayuda un gol tempranero ante un rival que desgasta muchísimo y que te lleva a enfadarte porque no tienes el balón y, cuando lo tienes, lo pierdes rápidamente. El plan del partido pasaba por estar tranquilos y saber que el Andorra es el equipo que más posesión tiene en la categoría. Sabíamos cómo podíamos hacerles daño: a balón parado, algo que logramos, y en las transiciones, que también conseguimos. Salió bien.
-Este Real Valladolid sabe adaptarse al rival y jugar con varios registros.
-Sí, lo ha descrito muy bien. Este equipo tiene perfiles de jugadores para todo, algo muy importante durante la temporada. En este partido en concreto teníamos que mostrar nuestra fuerza en el balón parado. Defendemos y atacamos bien esa faceta. Y en las transiciones, explotar las virtudes de Sylla y Kenedy para hacer daño ahí.
-Usted es un jugador de ataque y el año pasado marcó siete goles con el Levante. ¿Se plantea superar esa cifra este curso?
-No, no es algo que piense. Yo quiero seguir mejorando. Eso es lo importante para mejorar las cifras. Pero no es algo que me obsesione. Quiero ser un jugador más completo: mejor sin balón y mejor con balón. A eso he venido aquí: para ayudar y para mejorar.
-Este ha sido su primer partido como titular en el Real Valladolid y se ha reivindicado a lo grande con el golazo y la asistencia en el 2-0. ¿Se sentía frustrado por no haber sido titular antes?
-No, frustración no. Es verdad que llegué tarde, era nuevo, había que conocer lo que pide el míster y cómo juega un compañero y otro, y adaptarse. Además, tuve el problema de la lesión y estuve un par de semanas fuera. Estoy contento de haber vuelto al equipo para sumar. Voy a estar preparado para cuando me toque. Y cuando no me toque, ayudar a los compañeros de otra manera.
-Ante el Andorra jugó por la banda izquierda del ataque. ¿Se siente cómodo ahí o prefiere la mediapunta?
-Mi posición natural, donde mejor puedo explotar mis virtudes, es la mediapunta, pero si me necesitan en banda izquierda, banda derecha, de interior o donde sea, voy a estar preparado para ayudar.
-¿Qué le pidió Pezzolano ante el Andorra?
-Hablé con él. Cuando jugaba en banda derecha tendía más, por mi juego, a meterme hacia dentro. Sin embargo, en la izquierda hago más rupturas, más desmarques. No sé por qué en la derecha no los hago… Lo hablé con él. Al equipo le venía bien tener a alguien que hiciera rupturas.
-Con la lesión de Raúl Moro, no hay muchos más especialistas para esa zona. Usted ha respondido con nota y parece una solución que puede mantenerse.
-Dependerá de cada partido y lo que quiera plantear el míster. Yo estoy disponible para jugar ahí o en otro lugar...
-¿Qué espera en el plano general de esta cesión en el Real Valladolid?
-Seguir dando pasos. Demostrar que puedo estar preparado para dar el salto a Primera. Creo que el año pasado ya lo hice. Pensé que se confiaría más en mí en el Rayo, mi club de origen. Podía haberme quedado, pero decidí que no para seguir mejorando. Quiero ser feliz jugando. Quiero lograr el objetivo con el Real Valladolid y demostrar que estoy preparado para jugar en Primera.
-¿Cuáles son sus primeros recuerdos jugando al fútbol en Madrid?
-Yo soy del barrio de Pozo, en Vallecas. Allí jugaba en la calle, dando pelotazos contra una pared con mis amigos. Luego empecé en el fútbol sala y, más tarde, di el salto a la Fundación del Real Madrid. Entrenábamos en Pozo, pero jugábamos en Valdebebas. Allí me vieron y pasé unas pruebas para convertirme en canterano del Real Madrid con nueve o diez años.
-¿Cuánto tiempo estuvo allí? ¿De qué jugaba?
-Tres años. Ya jugaba como mediapunta. Era mi posición ideal. Al final de la temporada en Alevín A me dijeron que no iba a contar con muchos minutos. Mis padres y yo decidimos marcharnos. Hice una prueba en el Rayo Vallecano y entré.
-¿Qué ídolos tenía entonces?
-Ronaldinho. Y luego, cuando ya no estaba, Messi.
-Debuta usted muy joven en Primera con el Rayo en un partido en el Bernabéu ante el Real Madrid de marcador abultadísimo. Tenía 17 años.
-El resultado, 10-2, fue una locura. Y eso que nos pusimos ganando 1-2, pero nos expulsaron a dos jugadores… El partido del equipo en la primera parte fue espectacular. Vinieron jugadores del Real Madrid a felicitarnos. En los minutos finales, yo estaba en el banquillo y se dio la vuelta Paco Jémez para decirme que calentara. Luego me metió en el campo.
-Tuvo cierta continuidad aquel curso 2015-2016 con el primer equipo del Rayo.
-Sí, en la segunda vuelta. A partir de esa convocatoria empecé a ir a todas las citaciones. Jugué ocho partidos de Liga y dos de Copa. Pensaba que podría quedarme, pero con 17 años no eres maduro y debes dar aún muchos pasos. Ese año descendimos, vino otro entrenador, José Ramón Sandoval, que no contó conmigo. Y volví al Rayo B.
-En aquel Rayo estaban jugadores como Javi Guerra o Manucho Gonçalves, que dejaron muy buen recuerdo en Valladolid…
-Era un vestuario maravilloso. La gente del primer equipo siempre me ayudaba mucho.
-¿Le sorprendió no contar con el Rayo en Segunda?
-Fue Sandoval el que decidió bajarme al filial. No sé por qué. Había hecho una buena pretemporada. Son situaciones que te hacen más fuerte y que te hacen ver que tienes cosas por mejorar. Lo complicado no es llegar, sino mantenerse.
-Luego, salió cedido al Toledo.
-Míchel Sánchez era ya el entrenador del Rayo y me dijo que no me fuera. Pero le expliqué que necesitaba jugar. Si dejas de jugar, la gente no te quiere porque no compites. Salí cuatro meses. Onésimo Sánchez era el que me quería para el Toledo, pero justo cuando iba a ir le cesaron como técnico. No llegué a jugar con él.
-Otra etapa de aprendizaje fue en el Deportivo Fabril.
-Sí, una etapa muy bonita, en una ciudad maravillosa. Ese año fue de los mejores. Jugué prácticamente todo y llegué a debutar con el primer equipo del Deportivo de La Coruña. Se habló de una compra, pero el Rayo no aceptó, así que volví a jugar en el Fabril. Lo entendí porque no iba a ser suyo
-Luego volvió al Rayo.
-Estábamos en Segunda y nos quedamos a las puertas del 'play-off' con Paco Jémez. Al siguiente año llegó Andoni Iraola y ascendimos. Fue bonito. Participé, aunque no todo lo que me habría gustado. Pero me sentía parte del equipo.
-Posteriormente llegan las cesiones al Real Oviedo y al Levante.
-Fui a Oviedo porque me llamó Rubén Reyes. No tuve la suerte de hablar con Cuco Ziganda y no era el perfil de jugador que él quería. Fue frustrante porque, hiciera lo que hiciera, me costaba jugar. Me tenía como un revulsivo. No me lo dijo, pero yo lo sentía así. Eso sí, el vestuario era muy bueno y cogí mucho cariño a la ciudad.
-En el Levante tiene la gran propulsión de su carrera, con muchos minutos, goles y protagonismo.
-Fue llegar y besar el santo. A partir del tercer partido empecé a jugar, en banda izquierda también, y todo fue rodado. El vestuario estaba lleno de gente maravillosa, con jugadores 'top', y un cuerpo técnico bueno.
-Aquella final del play-off de locura ante el Alavés acabó de manera dramática en la prórroga para el Levante. En el equipo vitoriano que acabó subiendo estaba, por cierto, su compañero actual Mamadou Sylla…
-Fue muy doloroso porque acabamos terceros y teníamos ventaja. El final resultó cruel. Todo el mundo había peleado mucho por subir a Primera.
-Y ahora está en el Real Valladolid. ¿Le reconcome no jugar en la élite esta campaña?
-Estoy muy tranquilo, la verdad. La decisión de venir aquí ha sido mía. Me podría haber quedado en el Rayo, pero quería jugar y ser feliz jugando. Quiero seguir mejorando y la única manera es jugando.
-Usted es de Vallecas. Tendrá ganas de despuntar allí algún día…
-El Rayo es mi vida. Allí tengo a mis amigos y a mi familia. Me gustaría poder demostrarlo algún día allí, pero si no tengo la oportunidad lo haré en otro lado, donde de verdad me demuestren que tienen confianza en mí.
-¿A qué se dedica su familia?
-Mi padre, Antonio, falleció cuando yo estaba en Primera. Mi madre, Charo, trabaja limpiando.
-¿Qué aficiones tiene en su tiempo libre?
-Ver series y jugar a la Play con mis amigos… o mis compañeros. Jugamos al 'Warzone'. Mi serie favorita es 'Prison Break'. Ahora me gusta 'Lupin' y 'La reina del flow', que está muy bien. La aconsejo.
-El protagonista de 'Prison Break' tiene el cuerpo lleno de tatuajes…
-Sí, Michael Scofield.
-Y usted también luce tatuajes. ¿Alguno más especial?
-Sí, muchos. Llevo el nombre de mi madre, su fecha de nacimiento, mis abuelos, mi hermano mayor, mi padre, su fecha de nacimiento, las horas de nacimiento de mis hermanos, la mía, mi número favorito, el número del debut… Tengo dos hermanos mayores. Dos chicos. Yo soy el pequeño. Les gustaba el fútbol, pero no han tenido la misma suerte que yo.
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