El Real Valladolid detuvo la sangría en Eibar, pero la herida está lejos de cicatrizar. El punto logrado ante el Eibar resulta insuficiente a todas luces para cerrar una crisis de resultados que permanece abierta: Sergio González no logra espantar los fantasmas sobre su ... futuro. El equipo experimentó una mejoría muy epidérmica, está lejos de exhibir una imagen aguerrida y acabó sufriendo ante las acometidas del Eibar. El empate ofrece poco consuelo para un conjunto que deja pasar sus oportunidades ante los rivales de la zona baja. En este caso, además, permite al cuadro de Mendilibar ganar los enfrentamientos directos con el Pucela, una ventaja que puede resultar determinante al final de la temporada en caso de empate.
Publicidad
En Ipurua, Sergio resolvió el sudoku de la alineación con la entrada de Miguel Rubio, central del Promesas en el once, lo que permitió que Luis Pérez se mantuviera como lateral para frenar las internadas de Bryan Gil. Kike Pérez y Roque Mesa se encargaron de los mandos en la medular, con el intermitente Orellana y un desvaído Jota ocupando las bandas del ataque. Guardiola reapareció junto a Weissman, de nuevo frustrado arriba.
El Real Valladolid salió con otra marcha al césped de Ipurua. Después de días de conjura, sesiones de autoanálisis y charlas de refuerzo, el equipo de Sergio quiso apretar el acelerador desde el inicio. Las primeras aproximaciones al área rival tuvieron un tinte blanquivioleta, en medio de las imprecisiones iniciales de los dos equipos, responsabilizados por la tensión del partido.
Eibar
Dmitrovic; Pozo, Oliveira, Arbilla, Rafa Soares (Cote, m.63); Inui, Diop, Expósito, Bryan Gil; Kike García (Muto, m.78), Sergi Enrich.
1
-
1
Real Valladolid
Masip; Luis Pérez, Miguel Rubio, Bruno, Olaza; Orellana, Kike Pérez, Roque Mesa (Míchel, m.88), Jota (Yanko, m.73); Sergi Guardiola y Weissman (Kodro, m.66).
GOLES 0-1 (m.6), Roque Mesa, de penalti. 1-1 (m.22), Kike García.
ÁRBITRO Díaz de Mera Escuderos (comité castellano-manchego). Amonestó a Rafa Soares, Pozo, Kike Pérez, Olaza, Orellana.
OTROS DATOS Ipurua. A puerta cerrada por la pandemia de covid-19.
El primer relámpago fue pucelano. Guardiola, de vuelta al once tras los problemas físicos de las últimas jornadas, se internó en el área con el cuchillo entre los dientes y ejecutó un recorte maestro con cebo en el que picó un inocente Arbilla. El central golpeó con su bota al delantero del Pucela, que cayó sobre el pasto. Díaz de Mera no dudó en señalar el penalti. Roque Mesa agarró el esférico, lo puso en el punto de fatídico, soltó un escupitajo por el colmillo, miró a Dmitrovic y le lanzó un balón raso junto a su palo izquierdo imposible de atajar. En solo seis minutos, el Real Valladolid ya había descorchado el marcador de Ipurua para inyectarse una pequeña dosis de tranquilidad. Sin embargo, este Pucela en crisis de identidad necesita algo más que ponerse por delante para acabar marcando las diferencias.
Publicidad
Con el 0-1, el equipo de Sergio trató de no variar el rumbo previsto. Los futbolistas comparecían en todas las batallas por los balones divididos y se mostraban solidarios para cubrir espacios. Sin embargo, el Eibar tiene muy cuajado su estilo y se encomendó rápidamente a Bryan Gil, su extremo maravilla. Los chicos de Mendilibar empezaron a cargar el juego por la banda izquierda, donde Orellana sudaba tinta para ayudar a Luis Pérez en tareas defensivas. El lateral Soares también se unió a la fiesta y colocó un primer balón al que no llegó Enrich ante la marca de Miguel Rubio, que cumplió en el balance final.
El Eibar se acercó con peligro creciente al área de Jordi Masip. Expósito estrelló una pelota en el pecho de Miguel Rubio y Sergi Enrich demostró potencia de salto en un remate desviado sobre el central blanquivioleta. Una salida de Arbilla desde la cueva permitió al central abrir la pelota a la banda izquierda para la internada del omnipresente Bryan Gil.El extremo zurdo mandó un centro teledirigido al área que conectó de manera precisa con la cabeza de Kike García, incrustado en el espacio abierto entre Bruno y Miguel Rubio. El testarazo resultó inapelable y se coló sin contemplaciones por la escuadra de Masip. El Eibar equilibró rápidamente la ventaja visitante y el choque volvió a la casilla de salida.
Publicidad
Sobre el césped solo se jugaba por un flanco: Soares y Bryan Gil constituían la gran amenaza armera por la izquierda, mientras Inui y Pozo se mostraban menos incisivos por la derecha. Los ataques pucelanos se desarrollaron por la misma zona del campo: Luis Pérez logró colocar un centro al área que Weissman remató desviado. El punta israelí sufrió los rigores del mal arbitraje de Díaz de Mera cuando el colegiado le señaló una falta por ayudarse de una inexistente mano.
Roque Mesa, muy activo durante todo el partido, buscó las vías interiores con un excelente pase a Guardiola, cuyo remate tapó Arbilla. Otra ocasión al limbo.
El Real Valladolid perdió la compostura al inicio de la segunda mitad, cuando el Eibar le metió el miedo en el cuerpo con dos ataques consecutivos que no cuajaron. El equipo de Sergio González amenazó con implosionar de nuevo, pero mantuvo la compostura y logro rehacerse. El choque empezó a cargarse de precauciones tácticas. El Real Valladolid no acabó de ir a por los tres puntos, aunque Miguel Rubio soñó con una gran noche cuando embocó a la red un envío de falta de Roque Mesa... en fuera de juego.
Publicidad
Sergio agitó sin éxito el banquillo en busca de otros frutos. Weissman se retiró con mirada perforadora hacia el técnico para dejar paso a Kenan Kodro, que no aportó nada y solo tocó el balón muy lejos del área de Dmitrovic. Jota Filipe, desparecido en combate, fue relevado por Saidy Janko, que ejerció como extremo sin mejorar tampoco las pobres prestaciones del portugués. Las dos variaciones no cambiaron nada. El Real Valladolid volvió a su versión agazapada y le dio carrete al Eibar, otro equipo en horas bajas al que también le cuesta un mundo ganar.
El cuadro armero sometió a su rival a un asedio final, que la defensa blanquivioleta supo cómo solventar. En la otra orilla, Dmitrovic vivió con más placidez. Solo Kike Pérez dispuso de una buena ocasión para empalmar un disparo, pero golpeó al aire y el fallo provocó una contra que malogró Inui. Los envíos finales del Eibar no encontraron rematador y el Pucela salió de Ipurua con un empate anémico. El resultado ofrece pocos nutrientes para un Real Valladolid que lleva seis jornadas sin ganar y solo ha sumado tres puntos de los últimos 18. No fue la debacle vista ante Huesca y Alavés, pero tampoco el renacimiento anunciado. El Real Valladolid necesita urgentemente encontrar un nuevo camino.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.