«¡Punto ser punto!» Lo refirió un día en sala de prensa Vujadin Boskov, a la sazón entrenador del Real Madrid, y quedó como un axioma más de este variopinto mundo del balón donde todo es aceptado menos la derrota.
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Forma parte de una serie ... de obviedades y simplismos que han sentado cátedra en un mundo futbolístico cada vez mas huérfano de ideas y pobre de conceptos.
Un fútbol banal donde los atacantes son buenos si defienden bien y los defensas son fiables si atacan… aunque centren desde la altura del banquillo y favorezcan la acción defensiva castrando la acción de remate.
A día de hoy, entre público pintado, sonido tuneado y cambios impostados, nuestro fútbol profesional, mientras trata de eludir al virus, se dirige hacia un final obligado para poder cobrar el peaje necesario de la subsistencia. En un «ensayo general con casi todo» el espectador, el mas importante de todos, se tiene que conformar de continuo y a diario con este simulacro.
Y en este devenir de los acontecimientos, ayer el Pucela le sacó un punto al partido frente al Celta. Para los seguidores a ultranza, punto ser punto. Para los que creen que este espectáculo es «también» un juego, pues se llevarían las manos a la cabeza viendo lo visto.
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Salvo una llegada de Toni como «extremo» que salvó Rubén, al portero céltico no se le recuerda. Sin embargo, a Masip, tan criticado en ocasiones por su dificultad para salir del marco, le recordaremos por las dos paradas fantásticas que salvaron el partido.
No me cansaré de decir que Sergio González entrena para jugar a lo que cree... y que lo borda. Otra cosa es que los fundamentos del fútbol se apoyen de igual forma en los conceptos ofensivos.
En el aspecto atacante da la impresión de que se limita a la iniciativa espontánea de dos jugadores iguales, aunque con prestaciones diferentes. Por eso atacamos infinitamente peor que defendemos. Ese 4-4 y 2, corre el contraataque pero no genera ataque fluido.
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Con una defensa de tres centrales y cabecero, solo cabe tu acción ofensiva con un volante de tres cuartos hacia delante y un «nueve» que fije a los tres defensas. Y como el rival pierde un hombre atrás, porque el central del lado contrario de desubica sin balón y sin contrario, pues siempre vas a estar en superioridad. ¡No hay otra!
En la mejor liga del mundo según la prensa especializada, oigo a comentaristas líderes referir al término de sus programas como ¡el partido ha sido «un truño»…! ¿O quedamos en que hoy... «punto ser fútbol»?
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