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Segunda victoria, segundo triunfo y de nuevo sensaciones óptimas las que transmite el Real Valladolid. Frente a un rival muy fuerte como es el Tenerife, el equipo supo corregir sus errores iniciales, sacar lustro a sus bandas y a la calidad de su ataque y, ... cuando tocó mostrar oficio para frenar al rival, lo hizo. Este Valladolid pinta bien, pero solo eso de momento.
Real Valladolid
Masip, Antoñito, Guitián, Deivid, Nacho, Borja, Luismi, Hervías, Míchel Toni, min. 78), Iban Salvador (Óscar Plano, min. 62) y Mata (Villalibre, min. 83)
2
-
0
Tenerife
Dani Hernández, Camile, Vitolo, Suso (Brian Martín, min. 65), Tayron, Longo, Carlos Ruiz, Aitor Sanz, Juan Carlos Malbasic, min.. 53), Aveldaño (Montañés, min. 80) y L. Pérez.
Goles 1-0, min. 30: gran centro de Antoñito que remata picado Iban Salvador. 2-0, min. 49: jugada entre Míchel y Mata que acaba el priemro con un tiro cruzado.
Árbitro El cántabro López Toca. Amonestó a Suso (min. 6), Aveldaño (min. 36), Salvador (min. 37), Vitolo (min. 41), Luismi (min. 67)
Incidencias Discreta entrada en Zorrila
Empezó el Valladolid con problemas. Muy separadas las líneas, con muchos espacios en el centro, el equipo era incapaz de generar juego defensivo de calidad. No así en ataque, donde un activo Nacho mostró enseguida las garras a su lateral. Él y Salvador eran la vía de entrada en la defensa chicharrera, en la que los movimientos de Mata provocaban cierto descontrol a los centrales. Las dos primeras ocasiones fueron de los forasteros, hasta que el equipo se juntó, Borja y Luismi empezaron a tocar balón y a organizar y el partido se dio la vuelta.
Y hasta tal punto se dio la vuelta que si no hubiera sido por dos errores del auxiliar que controlaba el ataque pucelano, el gol habría llegado antes. Dos fuera de juego que no eran, pero que acabaron en remates, dejaron claro que el Valladolid había encontrado el tono al partido. Y un medido centro de Antoñito y un certero cabezazo de Iban Salvador lo certificaron. El gol dio al Valladolid la pausa necesaria y durante unos minutos tuvo al Tenerife contra las cuerdas. Pero uno no gana dos partidos seguidos en Segunda por la suerte, y los de José Luis Martí se rehicieron y empezaron a controlar el balón. En ese momento, justo en ese, salió a la palestra el oficio de este Valladolid que paró el partido con unas cuantas faltas y desactivó al rival. Refugiado atrás, con, ahora sí, las líneas juntas, tocaba buscar contras.
En la segunda parte la historia se resume en una jugada de salón entre Mata y Míchel en el área chicharrera que supuso el 2-0 y el fin del encuentro. La previsible reacción foránea se tradujo en un gol local, que mató las ínfulas de los hasta ahora líderes de la competición.
Poco apuros pasó el Pucela, y los que sufrió fueron solventados por Masip con autoridad y por el trabajo impresionante de Borja, Luismi y Míchel. El cuadro de Luis César va encontrando su idea de fútbol y, sobre todo, empieza a creer en que con ella se van a ganar partidos. León, el domingo, será una nueva prueba de fuego. Quedan muchas por pasar y solo queda por ver si el equipo forja un carácter competitivo que apunta con claridad.
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