El Pucela tiembla hasta en los amistosos

Fue el mismo equipo nervioso, con tembleques a la hora de sacar el balón, y pases al limbo que desesperan al más pintado. Los blanquivioleta apenas hilvanaron una jugada con cierto criterio, y cuando lo hicieron se encontraron con el premio del gol de Sylla (min. 32), tras un buen pase en profundidad de Maroto, que Meseguer convirtió en asistencia para que el ariete africano, con un toque de exterior, lograse empatar el tanto inicial de Jorge Sáenz.

En Butarque, y con el pepino de oro de premio –el del plata era para el subcampeón...–, dieron fe de que el Real Valladolid no es el equipo sobrio que visitó la última vez el estadio madrileño, en Segunda, y con un 0-0 en el que Tárrega iniciaba su eclosión junto a Boyomo. De aquello no hace tanto, pero parece una eternidad. Era otro Real Valladolid, es obvio. El de este jueves, con el beneplácito de las pruebas –pero que también las hizo el Leganés–, volvió a demostrar que hace aguas en el centro de la defensa, independientemente de quien juegue. Tampoco hay mucha idea a la hora de jugar, con los mil y un balones al rival en cada salida con la pelota controlada de los de Pezzolano.

De las pocas lecturas para extraer, que David Torres se postula como lateral izquierdo para suplir a Lucas Rosa en Vitoria; y que quizá a Sylla –por lo de enchufar la primera que tiene– habría que darle alguna que otra posibilidad en el once liguero.

Tampoco desentonó André Ferreira bajo palos, en un partido en el que si el luso no está afortunado, el equipo regresa a Zorrilla goleado por un rival que luchará con los de Pezzolano por la permanencia, pero que dio la sensación de mucho más hecho. Sin tembleques, y fiel a un estilo poco vistoso, pero en el que Raba vale por dos en la delantera; y que Miguel de la Fuente –para desgracia del aficionado blanquivioleta por ser vallisoletano– tiene más olfato y picardía que muchos de los canteranos –y no canteranos– del Pucela. Así se aprovechó de Juma en la primera jugada tras el descaso, para que el juvenil de Sierra Leona le hiciera un penalti inocente, que significó el segundo para los locales, y al que siguió en dos minutos el tercer gol, y el adiós a un partido que ni por amistoso acabó con las dudas.