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El Sevilla se vio perjudicado en la primera jornada ante Osasuna por un penalti inexistente y el Real Valladolid salió el viernes damnificado de Sevilla con dos polémicas decisiones arbitrales que le privaron de un penalti a favor y de jugar contra diez en el ... tramo final del partido. Pulido Santana, árbitro debutante en la máxima categoría, decidió no señalar una patada de Nianzou sobre Guardiola en el área del Sevilla. El central francés impactó contra el pie izquierdo del delantero blanquivioleta en el minuto 50 del partido, cuando Guardiola ejecutaba un regate. Sin embargo, ni el colegiado ni el VAR quisieron saber nada y la pena máxima favorable al Real Valladolid se marcó al limbo.
«A nosotros el año pasado nos pitaron cuatro penaltis en contra como ese», recordó José Rojo 'Pacheta' en la sala de prensa del Sánchez-Pizjuán. «Considero que le golpea. Soy el entrenador del Real Valladolid y puedo no ser objetivo, pero me parece que le golpea. Habrá quien diga que no es un penalti muy claro, pero es que viendo lo que se pita todos los días, estoy en mi derecho de reclamarlo», añadió el técnico blanquivioleta, que no quiso entrar en más consideraciones sobre esta jugada y prefirió alabar el esfuerzo de sus jugadores ante el Sevilla.
Otra acción que debió favorecer al Real Valladolid se produjo en el minuto 86, cuando en el marcador ya figuraba el 1-1. En esta ocasión, el blanquivioleta Lucas Olaza controló un balón junto a la línea de banda y hacia él corrió Lucas Ocampos. El argentino llegó con toda la intención de patear alevosamente al uruguayo, que se sacó el balón de encima antes de recibir una durísima entrada merecedora de tarjeta roja. El banquillo del Real Valladolid saltó como un resorte y hubo refriega. Pulido Santana expulsó al preparador de porteros del Real Valladolid, José Manuel Santisteban, y al central Jawad El Yamiq, ya lesionado en el banquillo, por parte blanquivioleta, así como al sevillista Marcos Acuña, que se unió, entre otros a la tángana, Todos ellos vieron tarjetas rojas por empujar a adversarios con el juego detenido y provocar «un enfrentamiento tumultuoso», según consignó el colegiado en el acta. En cambio, Ocampos, el jugador que prendió la chispa, solo recibió una amarilla por «derribar a un contrario, de manera temeraria, en la disputa del balón».
Las decisiones arbitrales fueron criticadas en Twitter por el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, y por el concejal de Deportes, Alberto Bustos. «Si en Segunda era una vergüenza, agarraos en Primera. Me gustaría que alguien explicase cómo una patada en el pie de apoyo dentro del área, que se ve repetida desde todos los ángulos, no provoca una llamada del VAR al árbitro», tuiteó el regidor. «Es incomprensible que no se pitara el penalti a Guardiola y que el Sevilla haya acabado con 11 en el campo», apuntó el concejal.
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