Panorámica del viejo estadio Zorrilla, que iba a ser sustituido por otro tres veces más grande… en Dueñas.
La vista atrás

El proyecto que quiso convertir al Real Valladolid en el equipo de Castilla

Pretendía construir un estadio para 60.000 espectadores en Dueñas y fichar a Puskas como entrenador

José Miguel Ortega

Jueves, 18 de mayo 2023, 20:01

Cuando el 14 de enero de 1970, un grupo de aficionados encabezados por el abogado palentino Marceliano Serrano Díez me hizo llegar una carta para exponerme su ambicioso proyecto, tuve que leerla varias veces para asegurarme de que no se trataba de una broma.

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Además ... de lanzar una dura crítica contra la prensa vallisoletana y el director del 'Diario Palentino' por no haber dado publicidad a sus planes, me pedían su apoyo para hacer llegar a los aficionados las características de su proyecto titulado 'Real Valladolid de Castilla'.

En aquella época no existía la España de las Autonomías y por lo tanto tampoco se hablaba de Castilla y León como una posibilidad de convivencia de los habitantes de estos dos viejos reinos. Los impulsores del proyecto deportivo lo llamaban así porque entonces la región de Castilla la Vieja la integraban Ávila, Burgos, Logroño, Santander, Segovia, Soria, Palencia y Valladolid, aunque realmente eran estas dos últimas los presuntos pilares de aquel revolucionario sueño.

La idea surgió como consecuencia de la mala temporada 1969-70 que estaba realizando el Real Valladolid tras la venta de los mejores jugadores de la plantilla que llevó a cabo el controvertido presidente, Antonio Alfonso, de modo que los impulsores del proyecto querían forzar una dimisión de la directiva y la inmediata convocatoria de elecciones, momento en que ellos entrarían en acción.

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Aunque su cabeza visible, Marceliano Serrano vivía y ejercía en Palencia, era socio y apasionado seguidor del Pucela, según hacía constar en la carta donde añoraba los buenos tiempos de Saso, los Lesmes, Matito, Ortega, Lasala, Vaquero… Hasta ahí todo parecía normal e incluso que los aficionados, muy enfrentados a la junta directiva, pudieran respaldar un cambio de gobierno en la dirección del club blanquivioleta, aunque cuando explicaban más pormenorizadamente sus planes…

Su idea era alcanzar la cifra de 25.000 socios –entonces apenas llegaban a ocho mil– y construir un gran estadio para 60.000 espectadores, algo sorprendente por cuanto en España solo había dos de esa capacidad, el Bernabéu y el Camp Nou, mientras que el viejo Zorrilla apenas llegaba a los 18.000. Aún así, el faraónico proyecto hubiera sido muy bien recibido de no ser porque quería construirse en un punto equidistante de Valladolid y de Palencia, en la localidad de ¡Dueñas!

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Incluso se atrevían a asegurar que el nuevo estadio podría albergar partidos del Campeonato del Mundo de 1978, algo imposible porque el Mundial se jugó en Argentina, aunque España también había solicitado su organización y en 1970 todavía no se conocía la decisión de la FIFA.

Tan convencidos estaban los integrantes de aquella directiva en la sombra de que, como mucho en un mes estarían al frente del Real Valladolid, que habían cerrado un acuerdo con el futuro entrenador del conjunto blanquivioleta, Ferenc Puskas, ni más ni menos.

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'Cañoncito Pum', como llamaban al goleador húngaro en su época de futbolista del Real Madrid, había comenzado la carrera como técnico sin poseer el título oficial, algo que no preocupó al Deportivo Alavés, que lo fichó como secretario técnico para que con un hombre de paja que puso su título, él hiciera y deshiciera desde el banquillo. El conjunto vitoriano estaba en segunda y acabó descendiendo a tercera, pese a lo cual, Puskas continuaba al frente del mismo en la campaña 1969-70, aunque un poco después de Navidades fue despedido al no poder cumplir con las expectativas que había generado su contratación.

Pese a todo, Marceliano Serrano era un fan del genial jugador húngaro y le convenció para que fuese el entrenador del futuro Real Valladolid de Castilla. En la carta, junto a unas cuartillas en las que se explicaba pormenorizadamente el proyecto, había otra que era una fotocopia de la misiva enviada a Puskas: 'Muy señor mío, acabo de leer en la sección de El Norte de Castilla su rescisión de contrato con el Deportivo Alavés. Lamento lo sucedido porque soy un admirador suyo y he leído su vida deportiva, siempre ejemplar y digna de admiración. Mucho le ruego que no se desanime y se reponga del disgusto que le han ocasionado. He sido toda mi vida aficionado al fútbol y sobre todo hincha del Real Valladolid en sus buenos tiempos, que muchos aficionados de la ciudad estamos decididos, como sea, a que vuelvan. El actual presidente ha destrozado al primer equipo y ha desmantelado el Europa Delicias, que siempre ha gozado del aliento y apoyo de la afición.

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Un grupo de aficionados de la buena sociedad, nos hemos propuesto crear el Real Valladolid de Castilla, para el que le ofrecemos el puesto de entrenador. Cuando vaya camino de Madrid, haga un alto en esta ciudad para cerrar el contrato y hablar de sus condiciones económicas, a la vez que le pedimos que muestre esta carta a don José María de Cossío, director del Ateneo, y que la dé publicidad en televisión, 'Marca', 'As', etc.

Además, quiero recordarle que ya nos conocemos, pues un día que el Real Madrid jugó en Valladolid, usted tomó un café en la cafetería Milán, yo le invité y estuvo usted hablando conmigo».

Al margen de este insólito documento, el señor Serrano aseguraba que Puskas había aceptado la oferta para dirigir al Valladolid y que, para demostrarlo, estaría en fechas próximas en el estadio, acompañado por Jesús Fragoso del Toro, redactor de Marca, y Rafael Rienzi, subdirector de 'As', como espectador del partido de Copa que el Europa Delicias iba a disputar con el Eldense.

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Asimismo, para que Puskas sintiera el respaldo unánime de la afición, el grupo del señor Serrano había organizado una recogida de firmas que Eduardo López Pérez, colega suyo de la abogacía y antiguo directivo del Valladolid, entregaría en el Círculo de Recreo.

Naturalmente, aquel descabellado y utópico sueño del Real Valladolid de Castilla se diluyó como un azucarillo. El campo no se construyó, el equipo se fue a tercera y Puskas fichó por el Panathinakos griego, al que llevó por vez primera en su historia a la final de la Copa de Europa.

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