El Promesas se impone a la SD Logroñés y sueña con la permanencia

Los blanquivioletas hicieron uno de los partidos más completos de la temporada, exhibieron su voracidad, pero también echaron el cerrojo a la portería con una defensa ordenada y solvente. Sergio Benito y Víctor Narro fueron autores de los goles. El extremo mallorquín vuela sobre 1ª RFEF. Los de Baptista recortan dos puntos y la ansada salvación queda a seis puntos a falta de siete partidos para la conclusión liguera.

Si funciona bien, ¿por qué hay que cambiarlo? Eso mismo pensaría Baptista en la víspera del encuentro. El técnico brasileño realizó únicamente tres cambios respecto al once presentado ante el Talavera. Dos de ellos obligados. Fran López y Víctor Narro reemplazarían a los sancionados Moha y Arroyo. Mientras que Aceves volvió a ser el amo y señor de la portería.

El ritmo y la intensidad serían los ingredientes principales en una primera parte en la que el Promesas avisó de sus intenciones con sus rápidas transiciones. Baptista exigió a sus pupilos una presión alta con Sergio Benito al frente, Fran López de enganche y Paulo Vitor y Víctor Narro en las bandas. En unos primeros compases en los que el Logroñés tuvo un ligero dominio de la pelota y rompían líneas con facilidad. En zona de tres cuartos abrían a los costados con Sandoval sirviendo balones colgados. Aunque esas envíos acabarían formando un barullo en el área blanquivioleta que siempre acababan con un despeje largo.

A lo largo de la temporada se ha visto como el Promesas es capaz de hacer daño por medio de la posesión, pero también presenta en su enciclopedia del fútbol otro recurso que se adapta a la perfección a sus planes. Los veloces contragolpes pusieron en apuros a una zaga blanquirroja que no tenía tiempo para replegar sus filas. El primero en llevar veneno fue Víctor Narro pero su disparo se estrelló con el travesaño. La parábola era perfecta, pero faltó un centímetro menos de altura. Poco después Paulo Vitor en una falta sacada en corto disparó raso. Los blanquivioletas seguían creciendo y la insistencia tuvo su premio en el minuto 34. Narro picó el balón con destino a Fran López, el mediocentro asistió a Sergio Benito, quien solo tuvo que empujar la pelota.

El Promesas estaba sediento y buscó una renta mayor. Sus rápidas transiciones creaban dudas a un conjunto visitante que no encontró la fórmula de frenar su avance. Ortuño robó la cartera a Pelayo en la frontal del área visitante y escorado a la derecha sacó un disparo demasiado cruzado.

El paso por las casetas no alteró en exceso el guion, aunque el Promesas metió una marcha más. Su juego seguía siendo vertical y era puro vértigo. Los blanquivioletas comenzaron a triangular con dinamismo y precisión. Nieto no pudo culminar una exquisita jugada entre Fran López y Víctor Narro. El extremo mallorquín se multiplicaba. De sus botas brotó el segundo gol. Cogió la pelota en la derecha y se la cedió a Nieto. El lateral se la devolvió y con su habitual temple sorteó la salida de Vidal. Su participación en los entrenamientos con el primer equipo le han servido para seguir madurando. Era el minuto 53 y aún quedaba más de media hora de juego por delante.

El 2-0 dejó confuso al Logroñés. Su único argumento se basó en enviar balones en largo a Jaime en el ala izquierda, pero sus centros eran infructuosos. Estaban fundidos, sin ideas, sin encontrar la llave para penetrar la defensa local. Saturday mostró su solvencia y Torres evitó el peligro con sus anticipaciones.

Desde el otro área, Aceves pedía el tercer gol. Se habían quedado con hambre los blanquivioletas, pero ya han batallado mucho durante toda la temporada para saber que es importante gestionar los minutos. Ortuño seguía robando balones. Era importante meditar buenas decisiones. El gol de Slavy no subió al marcador por un riguroso fuera de juego. Hacía tiempo que no se veía a un Promesas tan completo, con las ideas tan claras y sin apenas sufrir. Su voracidad siguió patente, con sus constantes robos . Mordía cada vez que el cuero estaba en sus botas. Los blanquirrojos seguían inoperantes, los balones apenas llegaban al área, estaban frustrados.

Maroto, quien había salido en la segunda parte, estuvo a escasos centímetros de poner el 3-0. El mediocentro pegó con el exterior un envío de Castri desde la derecha. La pelota chocó con el travesaño y botó en la línea de gol. La acción era magnífica y hubiera sido el broche de oro a un partido de notable alto.