J. C. Cristóbal
Domingo, 1 de diciembre 2024, 18:07
Hay partidos de fútbol que, como las canciones, las películas o las novelas, están sometidos a múltiples interpretaciones, y casi todas pueden ser correctas. Vamos a empezar con la última, la definitiva, que tiene que ver con los alargues más allá del minuto 90; los ... comités arbitrales deben aplicar un criterio común que no se someta al capricho del colegiado de turno, el que pisó los Anexos consideró que debía añadir nueve en la segunda parte (en la primera fueron tres) que terminaron siendo diez, él sabrá por qué, ya que tampoco fue una mañana de parones y continuas pérdidas de tiempo, no más que en cualquier otro partido. Otra visión es que hay futbolistas que, por pasarse de listos, terminan con cara de tontos; el portero ralentizó más de la cuenta un saque desde un área y eso sirvió para que Gómez Lameiro añadiera un minuto más a la cuenta. El tiempo suficiente para el empate.
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Valladolid Promesas
Aceves; Alin SerbaN (Koke, min. 55), Adri Gómez (Gabriel, min. 55), Ortuño, Hugo San; Xavi Moreno, Verde (Sergi Esteban, min. 75), Frimpong (Maroto, min. 55), Peña (Neira, min. 4); Delgado y Arnu.
3
-
3
G. Torrelavega
Miguel Sanz; Gándara, Goñi, Iago Parga, Puras; Alberto Gómez; Chus Ruiz, Diego Campo (Nico Toca, min. 79), Unai; Dani Gómez (Santamaría, min. 70) y Primo (Tobar, min. 89).
Árbitro: Gómez Lameiro, gallego. Roja a Vallina, técnico asistente de la Gimnástica, una vez finalizado el partido. Amarillas a Neira, Ortuño, Koke; Alberto Gómez, Iago Parga, Diego Campo, Unai, Miguel Sanz y Primo.
Goles: 0-1 (min. 12): Primo. 0-2 (min. 51): Gándara. 1-2 (min. 60): Verde, de penalti. 1-3 (min. 71): Santamaría. 2-3 (min. 84): Neira. 3-3 (min. 100): Delgado.
Incidencias: Anexos. Jornada 14ª en el grupo I de RFEF. Buena entrada. Mañana fresca
Otra interpretación tiene que ver con las trampas que refleja la clasificación. Un vistazo rápido te dirá que la Gimnástica está segunda por la cola, un rival facilón, vaya; con una mirada más tranquila verás que sus dos triunfos llegaron en las tres últimas jornadas, uno de ellos ante el líder Numancia, invicto hasta entonces, un rival al alza, entonces. Y los cántabros lo demostraron de salida con veinte minutos en los que barrieron al filial, que recibió como una buena noticia el 0-1 del momento.
Álvaro Rubio insistió con la pareja Arnu-Delgado en ataque, con el de Móstoles desenganchándose de la punta. Sería por el jarro de agua fría que derramó la lesión de Peña, a los dos minutos, o porque la línea de presión de la Gimnástica tapó las líneas de pase a Verde, el caso es que el Promesas estuvo a verlas venir durante esa fase del partido. Si a eso le añades la blandura defensiva, es fácil de entender el gol que encajó al despistarse en un córner sacado en corto. Aceves voceó a sus compañeros cuando, justo después, le remataron en un nuevo saque de esquina. No aprendieron la lección los blanquivioleta, que en el arranque de la segunda parte encajaron el 0-2 en una acción muy similar, gilicórner, balón colgado al segundo palo, nadie despeja, un rechace y pelota botando a un metro de la portería. Otra lectura en que los equipos tropiezan en la misma piedra una y mil veces.
La mañana pintaba mal. Dos goles en contra y al sumidero la mejoría que experimentó el equipo al final de la primera parte, con un cabezazo forzado de Arnu que el portero atajó en la escuadra. Además, una nueva lesión del capitán Adri Gómez congeló el ánimo de todos los presentes en los Anexos. Álvaro Rubio se vio obligado a realizar un triple cambio con la entrada de dos futbolistas, Koke y Maroto, con vitola de titulares.
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La cuarta interpretación es que en noventa minutos de partidos, y ya no digamos en ciento tres, puede desarrollarse varios partidos. Y a partir del 59 el guion saltó por los aires, la orquesta sinfónica se convirtió en una banda de jazz y el juego bailó al ritmo que improvisaban los músicos y el árbitro. Este no vio un claro derribo del portero a Xavi Moreno, y no debió quedarse con la conciencia muy tranquila porque a la jugada siguiente castigó un agarrón a Arnu que terminó en gol de Neira. O no aplicó la ley de la ventaja, con el clásico penalti-gol es gol, o vio un fuera de juego en el último remate que no indicó como corresponde.
El 1-2 animó al Promesas, no hasta el punto de aprender de sus errores, y un exceso de almíbar en su área le permitió a Santamaría marcar el 1-3 nada más pisar el campo. Otra vez tocaba remar, muchas veces de mala manera, con paladas en largo que llevaba el balón fuera de las bandas y hacía correr el reloj. Neira buscó su romance con el gol con un chutazo que salió muy cerca del poste y Keko se lanzó a la aventura en el lado más débil de la defensa montañesa. Primero le dio continuidad a un puente de Delgado, cañoneó desde cerca y metió las manos como pudo Miguel Sanz, con el balón a la deriva hasta que lo punteó a la red Neira; y después, con las agujas del reloj entrando en el minuto 100, llegó a la línea de fondo, tumbó al defensor y metió el balón en el área pequeña como quien tira un ramo de novia, y lo atrapó Delgado para salvar un punto. Ni siquiera se sacó de centro.
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