El reglamento no escrito del fútbol presenta muchas coincidencias con la libreta de un psicólogo. Hay momentos clave en los que hay que mantener el equilibrio mental para no terminar en el diván. El Pucela olvidó los renglones clave de este manual en el prólogo ... y el epílogo del primer acto. Entró al partido como un jubilado al pie de una obra, pero sin apoyarse en la valla. Brazos atrás y la mente distraída. El Betis le castigó en ochenta segundos. Tardó 20 minutos en escapar del espasmo y se adueñó del choque hasta que Hongla metió la pata en la prolongación. Penalti, gol y vuelta a la zanja.
Luis Pérez, como si actuara a pie cambiado
Pacheta le dibujó la parábola desde la banda. No es la primera vez que lo hace y tampoco es el debut de Luis Pérez como receptor del mensaje gestual. El técnico le ha entregado las escrituras del lateral diestro y ha guardado en el baúl a Fresneda y Rosa. El andaluz se mostró intenso en la pelea, pero jugó con la bota al revés. No puso un balón aseado. La primera, con el tobillo; la segunda, contra el defensa. La tercera, a la grada y el resto sin temple, toque sin cariño. Unas veces a ras de césped y otras a la banda contraria, pero nunca al compañero desmarcado. El Pucela llegó bien por los costados, pero no estuvo fino en el golpeo, sobre todo por la derecha.
Larin, grasa en la frente y martillo en el pie
La teoría dice que Larin se encuentra mejor en el ático que en la planta baja. Ayer demostró que lo suyo es el gol. Ni más ni menos. La superficie de contacto es lo de menos. Bravo comprobó que también tiene un martillo en el pie. El canadiense se abrió al espacio, golpeó tenso, con el interior, y el balón se coló con mimo, sin excesiva fuerza, pero con mucha colocación, en el rincón de la puerta verdiblanca. La defensa del Betis terminó con jaqueca. Les amargó la tarde por arriba y por abajo, siempre activo y con la daga preparada para apuntillar. El Pucela ya tiene el nueve que necesitaba. Solo falta que el resto se sume a la fiesta.
Hongla se pone en el foco de los dos goles
Hongla presenta muchas virtudes, sobre todo cuando tiene que sacar la pelota, pero a veces se gripa y genera inestabilidad. Ante el Osasuna, hace una semana, regaló una contra de libro al rival con un mal pase. Ayer se puso en el medio del foco en los dos goles del Betis. En el primero perdió de vista a Juanmi, que se coló por el pasillo central como Valverde en una clásica con la meta picando hacia arriba. En el segundo pateó la rodilla de Ayoze cuando la lógica invitaba a apostar por la prudencia, para dejar que el bético abrochase el último tumbo con el pecho sobre el verde. Hongla apunta buenas maneras, solo necesita estabilizarse.
La libreta de Pacheta actúa en el descanso
Pacheta sacó la libreta durante el primer tiempo y gastó tinta para corregir su planteamiento inicial. Entró en el vestuario y dio la vuelta a la pizarra. El Yamiq y Aguado entraron por Javi Sánchez, muy blando, y Machís, descafeinado. El venezolano estaba tocado y apenas buscó el quiebro. Tocó tres balones. La variación mejoró la versión de Monchu, que se puso el jersey de líder. En su bota derecha estuvo el empate. Estrelló una falta desde la frontal en la misma escuadra y desempolvó la palomita de Bravo con su clásica 'folha seca', un disparo con tranco indefinido, prieto y tenso, que no fue gol de milagro.
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