El Real Valladolid perdió inmerecidamente ante el Barcelona un encuentro resuelto por Mateu Lahoz desde la sala del VAR. El valenciano dictaminó fuera de juego de Keko en la última jugada del partido, pese a que ni en las repeticiones ni con las líneas trazadas ... informáticamente quedaba meridianamente que el pucelano estuviera en posición ilegal. Pero salvo ese capital detalle, el encuentro dejó claro que el Valladolid compite, no se arruga, tiene una confianza inmensa y que los fichajes de los delanteros han dado otro aire al equipo. Ahora habrá que refrendar estas magníficas sensaciones en otros campos y con rivales menos motivadores que los azulgrana.
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Real Valladolid
Masip, Moyano, Kiko Olivas, Calero, Nacho, Borja Keko, min. 64), Alcaraz, Anuar, Toni (verde, min. 87), Óscar Plano y Enes Ünal (Cop, min. 70)
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FC Barcelona
Stegen, Roberto, Piqué, Umtiti, Alba, Rakitic, Busquets, Coutinho (Malcolm, min. 84), Dembelé (Vidal, min. 76), Messi y Suárez (Munir, min 90+).
Goles: 0-1, min. 57: Dembelé de fuerte disparo dentro del área
Árbitro: De Burgos Bengoetxea, asistido en el VAR por Mateu Lahoz. Amonestó a Ünal, Piqué
Campo José Zorrilla. Lleno
El Real Valladolid ofreció una primera parte de las que hacen afición. Valiente, descarado, ordenado, sin perderle la cara al partido. Con tres canteranos que hace dos temproadas jugaban en Segunda B, con la velocidad del turco Ünal y la solidez de Alcaraz y Borja en la contención, los blanquivioletas supieron sufrir y supieron encontrarle alguna que otra cosquilla al poderoso campeón de Liga. Y lo hicieron desde la coherencia futbolística. Con el delantero defendiendo por la derecha para buscar las espaldas de Alba, pero también con la libertad necesaria para Toni, Plano y Ünal, de tal manera que el equipo era simétrico en la defensa y creativo en el ataque.
Enfrente el Barcelona trató primero de adaptarse al césped, que se convirtió pronto en el objeto de las críticas forasteras por su notable tendencia a abandonar su espacio para convertirse en chuleta, y después se preocupó de intentar analizar lo que le estaba plantenado el Valladolid. Dos contras seguidas hicieron reflexionar a los visitantes, que se percataron de que estaban cayendo en la trampa que había planterado Sergio: jugaban hacia dentro que es lo que quería el técnico pucelano. Y cuando Coutinho y Messi se dieron cuenta y empezaron a abrir el campo, los blanquivioletas sufrieron. ¡Y de que manera! Pero lo solventaron y lograron llegar al intermedio vivos.
Había, no obstante, un detalle que podía empezar a preocupar. En los minutos finales se empezó a ver a un equipo que ya no llegaba antes que el rival a los balones divididos. El esfuerzo de correr se notaba y era una incógnita lo que podía afectar ese trabajo y ese césped poco asentado a la carga física de los blanquivioletas.
Pero no fue así. Encajó el gol en una jugada extraña, de calidad de Sergi Roberto y Dembelé, pero eso no alteró sus planes. Es más, a partir del tanto, los de sergio crecieron más todavía y se convencieron de que no eran inferiores. Messi, anulado por un Calero majestuoso, deambuló por el campo y los blanquivioletas fueron cada vez a más, imbuidos de una fe que por momentos movía la montaña catalana.
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Hasta que en el minuto final llegó la jugada que se discutirá toda la semana. Calero tomó el mando del equipo, se fue hacia arriba y su entrada en el área generó tal confusión en la defensa que permitió la entrada de Keko solo para rematar un centro de Nacho. El extremo, que había fallado una ocasión meridiana minutos antes, acertó con la portería, pero Mateu decidió que estaba en fuera de juego. Muy cuestionable.
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