La primera victoria del Real Valladolid refuerza las ideas tácticas de Pezzolano

Primer partido y primeros tres puntos para el Pucela. Resultó una victoria cómoda, más de lo esperado, ante un Sporting de Gijón que se mostró muy tierno y que anhela como agua de mayo la llegada de refuerzos y la recuperación de algunos jugadores clave que ahora están lesionados. No fue un partido de un ritmo muy alto a excepción de los primeros minutos en los que el Real Valladolid quiso dejar claro que la victoria debía quedarse en Zorrilla. Más o menos hasta que Cédric inauguró el marcador. Antes, Djuka había metido el susto en el cuerpo a la parroquia blanquivioleta con un gol que sería anulado por mano.

El impulsivo arranque pucelano de la mano de Monchu, Iván Sánchez y Raúl Moro, qué gran estreno el suyo, permitió varias llegadas peligrosas que quedaron en nada hasta que el '10' levantó la cabeza y ofreció un excelso balón de gol al joven camerunés. Cédric, el nueve que lleva el '35', no faltó a su cita con el gol tampoco en el primer partido oficial y puso de cara el encuentro para los de Paulo Pezzolano que, sancionado, lo veía en la grada. A partir de aquí el choque bajó las revoluciones, el Real Valladolid dominó la posesión y estuvo cerca de hacer el segundo antes del descanso. Gol que llegaría mediada la segunda parte para reventar un choque en el que el entrenador del Real Valladolid ofreció algunas importantes y exitosas variantes tácticas.

Si algo ha dejado claro Cedric en todos los minutos que le ha dado el técnico uruguayo es que juega para hacer gol. No espera a que el compañero sea el que le ponga en ventaja, sino que es él quien arranca en busca de tener la mejor posición para que el compañero lo encuentre. Se desmarca en ruptura e intenta siempre llegar al gol alejándose de sus marcadores. Rompe al espacio por delante del central para buscar primer palo o se hace invisible para inquietar por la espalda. Puro instinto de delantero que busca el gol continuamente y que ante el Sporting tuvo recompensa abriendo el marcador tras la maravillosa asistencia de Iván Sánchez.

En el sistema 4-2-3-1 que propuso Pezzolano la cruz de Escudero sobre la pizarra era la del lateral izquierdo, pero desde el primer minuto se comprobó que el '18' iba a ser un verso libre. Escapó de la banda para colocarse una y otra vez en posiciones interiores cuando el Pucela iniciaba la jugada. Escudero, en ocasiones era pivote junto a De la Hoz, y en otras situaciones se adelantaba para formar una línea superior con Monchu e incluso casi hacer de enganche.

Toda la banda era para Tunde en la primera mitad y para Kenedy en el segundo acto. La calidad técnica del lateral vallisoletano permite al entrenador ofrecerle un contexto mucho más protagonista en la elaboración del juego ofensivo y a él ubicarse en posiciones en las que puede llegar al área con peligro. En la segunda mitad, la entrada de Hassan le hizo sufrir en el uno contra uno ante la habilidad y la velocidad del extremo francés.

Precisamente esa posición interiorizada de Escudero repercutía de forma muy positiva en el contexto que se creaba para Monchu. La figura de César de la Hoz como centrocampista más posicional reforzada con las ayudas de Escudero liberaba al '8' de muchas funciones defensivas y le permitía vivir mucho más cerca del área rival y dominar la posesión también en campo rival.

Junto a Iván Sánchez el balón circula con calidad y velocidad de lado a lado o en vertical buscando la profundidad. Aquí, su calidad para el último pase, su potente disparo lejano y su llegada desde segunda línea como hizo en el gol que marcó, permiten a Monchu explotar sus virtudes de un modo más evidente y repetitivo. El centrocampista balear del Real Valladolid se asoció de manera sobresaliente con todos sus compañeros de ataque. En corto con Iván Sánchez, autor de las dos asistencias del encuentro, y en largo con Cedric y, sobre todo, con Moro. Puso la guinda a su partido con un gran remate de cabeza para el segundo y definitivo gol del encuentro.

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