El póker de ases que forman la columna vertebral de la Ponferradina

El rendimiento del guardameta iraní ha superado todas las expectativas en El Bierzo. Tanto por sus actuaciones salvadoras como las protagonizadas en Huesca o sin ir más lejos el pasado sábado frente al Burgos como por la comunión que ha logrado con la grada por su carisma. Coincidencia o no, cuando Amir no ha podido defender la portería blanquiazul por lesión o por acudir con la selección de Irán a los partidos clasificatorios para el Mundial de Catar al que finalmente accedieron el equipo no ha vencido, cosechando un empate y cinco derrotas sin el iraní. Pese a dichas ausencias, estamos ante el jugador de la plantilla con más minutos disputados lo que demuestra que para su entrenador cuando está disponible es indiscutible.

Ha demostrado que es un portero de reflejos y que no se guarda nada en las salidas o en los uno contra uno cuando le encara el rival. Se trata de un portero que vive los partidos de una forma particular y que cuenta con una técnica no demasiado ortodoxa en el panorama actual de los guardametas, pero sí eficaz. Pese a su valentía, el juego por alto es la faceta en la que más margen de mejora tiene.

El central internacional con Rumanía sub-21 llegó en el verano de 2020 a Ponferrada en calidad de cedido por el Cluj de su país y desde entonces se ha consolidado como un futbolista importante tanto para Jon Pérez Bolo como para el club. Muestra de ello es que la Ponferradina adquirió a principios de este 2022 los derechos federativos del futbolista para que sea una pieza sobre la que asentar una línea de retaguardia de garantías en las próximas temporadas.

Central sobrio y contundente tanto por alto como a ras de césped y con buen desplazamiento de balón en largo al que sin embargo su ímpetu le juega en algunos lances de partido una mala pasada al errar en anticipaciones y costarle amonestaciones que limitan su desempeño futuro en los partidos. Esta temporada ha visto portería en dos ocasiones en jugadas a balón parado ante Mirandés y Fuenlabrada y ya sea con Copete o con Amo como pareja en el eje de la zaga se compenetra a la perfección

Nacido hace 28 años en Barberá del Vallés Agus Medina es el típico futbolista todoterreno que cualquier entrenador quiere tener en su vestuario y a sus órdenes sobre el césped dada la capacidad de asimilación de conceptos y polivalencia que le concede durante los partidos. Si bien su posición predominante es la de mediocentro, es un jugador que por despliegue y calidad técnica puede jugar también más cerca de área rival, ya sea en banda o por detrás del punta. Prueba de ello es que en los partidos en que 'Bolo' ha contado con él en alguna de esas demarcaciones ha visto portería, logrando cuatro tantos en lo que va de competición.

La labor de Medina en la presión en salida de balón rival y sus incorporaciones al ataque desde segunda línea exigen atención constante del rival y contagian a sus compañeros, algo que ha sido clave en la recuperación de la Ponferradina en estas últimas cuatro jornadas en las que ha sumado otras tantas victorias con las que se ha reenganchado a la pelea por el 'play-off'.

Y es que la mala racha que la Ponferradina atravesó de las jornadas 29 a la 35 coincidió con un momento en que Agus Medina sufría molestias físicas que le llevaron a no poder ser de la partida en varios encuentros y a tener que buscar de nuevo una puesta a punto que parece haber finalizado. En ocasiones esas ganas de protagonizar o de robar balón le pueden llevar a pérdidas o a verse superado en primera línea y dejar desguarnecida su demarcación de mediocentro exigiendo un esfuerzo extra a sus compañeros.

El fichaje de Naranjo es una de esas apuestas que equipos como la Ponferradina se ven en la posición de hacer cada verano. Futbolistas con un inicio de carrera interesante, con una irrupción en fútbol profesional brillante en las filas del Nástic de Tarragona y que llama la atención de equipos importantes pero que por unos motivos u otros no han terminado de consolidarse. Pese a haber firmado tras su aparición en la División de Plata por un Primera División como el Celta para ser traspasado solo seis meses después al Genk belga y desde allí contar con cesiones a clubes importantes como Tenerife o Leganés, Naranjo no acabó de afianzarse y repetir el rendimiento inicial visto en Tarragona. El caso del futbolista onubense responde a ese patrón en el que el futbolista tal vez solo necesita encontrar su lugar y sentirse importante y que parece haber encontrado en Ponferrada para beneficio tanto individual como colectivo.

8 goles anotados en lo que va de Liga Smartbank (hasta la fecha cuando Naranjo marca la Ponferradina gana) y la nota positiva adicional en la misma línea del equipo de recuperar y acompañar el buen juego con resultados ganadores en las últimas jornadas demuestran que Naranjo está recuperando el impacto que tuvo en el primer tramo de competición.

El extremo confía mucho en su buen golpeo desde larga distancia pero donde hace verdadero daño es en situaciones de diagonales hacia área desde banda izquierda e incluso sorprendiendo en acciones en las que termina prácticamente como segundo punta. Es un futbolista que eso sí en determinadas fases del encuentro pasa desapercibido, como desconectado del juego, si el equipo no tiene el balón o si no tiene el protagonismo o la incidencia que le gusta tener para beneficio de los suyos.