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Jaime Mata celebra el ascenso del Real Valladolid a Primera División en la portería del fondo norte de Zorrilla. Gabriel Villamil
Qué poco dura la vida eterna

Qué poco dura la vida eterna

A banda cambiada ·

Jesús Moreno

Miércoles, 12 de septiembre 2018, 21:24

Casi tres meses después de que Mata driblara a un defensa, mirara a los ojos al portero del Numancia y pusiera el balón en la escuadra como rúbrica a un ascenso más que merecido por la superioridad mostrada en esas eliminatorias a vida o muerte – ... en un sentido casi literal de la expresión, pues la Segunda, para un club de reconocido linaje en el fútbol español, es lo más parecido a estar enterrado en vida– se puede asegurar que entre unos y otros nos robamos la euforia, la alegría, la celebración, el mes de abril. Qué poco rato dura la vida eterna, podría haber titulado Joaquín Sabina de ser él el encargado de realizar la crónica de los últimos noventa días de la actualidad blanquivioleta. Rumores, filtraciones, denuncias y el Real Valladolid pasando más tiempo en el juzgado que en la sede de LaLiga. Inestabilidad institucional e inflación en un mercado, el de fichajes, que ha impedido regar con nombres la ilusión de una afición, que ha pasado de la felicidad por el ascenso a flagelarse con la creencia de que la estancia del equipo en la máxima categoría será efímera como una estrella fugaz.

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