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Los jugadores del Real Valladolid celebran el gol del empate en San Mamés. Luis Tejido-Efe
pizarra infinita

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Partido de vuelta ·

El autor ensalza la trascedencia de las decisiones del técnico Sergio González en el dibujo del Real Valladolid, independientemente de los obstáculos que tenga enfrente

juan ángel méndez

Valladolid

Martes, 25 de diciembre 2018, 19:28

La pizarra de Sergio nunca se queda sin tiza. El técnico jamás se conforma con la inercia ni tampoco se resigna ante los contratiempos. En San Mamés pisó la lona con la fiebre de Toni como primer obstáculo y la besó tras el penalti sin ... carrerilla de Aduriz al filo del descanso. En el primer escenario fue fiel a Leo Suárez, su recambio número uno, y tras el segundo, cuando el duelo iba camino de la tumba del 1-0, supo reordenar su dibujo para proyectar su último golpe y erguirse antes del gong. Tres centrales, con Alcaraz en el centro para salir tocando, y los laterales desplegados por ambas bandas para castigar la maltrecha autoestima del timorato Athletic, al que Plano sumergió en depresión segundos antes del pitido final. Es la diferencia entre el entrenador que se aferra sin cintura a sus planes preconcebidos y el que se rebela para buscar un resultado mejor. La distancia entre el conformista y el que agita sus ideas con vigor hasta que encuentra el camino adecuado. Es Sergio, el míster que ha resucitado al Real Valladolid y lo ha convertido en un equipo fácilmente reconocible por su orden y capacidad de sacrificio.

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