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Paulo Pezzolano no quiso entrar este domingo en demasiadas valoraciones. Con el gesto indescifrable –casi idéntico al del post Real Oviedo, pero con un resultado diametralmente opuesto–, el preparador del Real Valladolid prefirió mirar al futuro y concentrar sus energías en los próximos trece partidos ... que le restan al Real Valladolid en la fase regular de la Liga. «Ahora tenemos que apretar los dientes», resumió. Idéntico mensaje que se lanzó de puertas para adentro.
«Nos quedan trece partidos, y sólo podemos pensar en el próximo. No entraba dentro de nuestros planes perder hoy aquí, pero ellos levantaron tras su primer gol, y perdimos el control», valoró Pezzolano, de cuya boca no salió crítica alguna hacia sus jugadores o hacia el partido disputado por el equipo en Andorra, el feudo del penúltimo, y que acumulaba tres meses sin ganar en la competición. De ahí que el escaso público que se acercó al estadio andorrano –en un país donde hay más seguimiento por otros deportes–, celebrase la victoria como una rara avis. «Como si fuese la final de la Champions», apostilló Eder Saravia en rueda de prensa.
«Hemos tenido el partido controlado hasta su gol. Nos habían creado alguna ocasión, pero estaba controlado», reflejó el entrenador uruguayo, que obvió las estadísticas post partido, con más de una decena de ocasiones para los locales o dos balones al travesaño; o las dos paradas de mérito de Jordi Masip para evitar una derrota más abultada de un equipo que pugna por ascender y otro que lo hace por no salir del fútbol profesional en España.
Pezzolano también incidió que el gol del empate –para él fundamental en el desenlace del choque– se dio en una acción a balón parado. «Lo han hecho a pelota quieta, y ellos levantaron», agregó para incidir en esa inercia que cambió el partido a su juicio, sin entrar a valorar que el equipo tuviese un banquillo de gran nivel para poder buscar alternativas a contratiempos; o a la falta de respuesta de su equipo en los últimos veinte minutos de partido. «Ocurre en cualquier equipo de fútbol, independientemente del nivel», sentenció para asumir también que el número de cambios, el momento, incluso que haya o no futbolistas calentando, es solo responsabilidad suya, preguntado en relación a esos minutos coinciendo con el gol del empate andorrano, en el que tras la salida de Sylla, tuvo que jugar Biuk de delantero centro, esperando a que Marcos André arrancase a calentar.
Por último, el técnico blanquivioleta destacó el juego del Andorra, y quiso poner en valor lo realizado por el conjunto andorrano, del que destacó que, además de jugar bien, logró encontrar el camino al gol, una circunstancia que hasta ahora les ha lastrado en la clasificación. «Ha sido un partido de mucho desgaste físico, porque ellos juego muy bien con la pelota, y ahora están terminando jugadas», concluyó.
Por su parte, el entrenador del Andorra, Eder Saravia, quiso destacar el triunfo de sus jugadores ante «un gran equipo, que lucha por el ascenso y que llegaba en una gran dinámica y tras golear a un equipo como el Oviedo». «Hemos sabido minimizarlos, y hacer un partidazo. Tras el empate, hemos seguido jugando como lo hemos hecho hasta el gol, y, la verdad, es que ellos no han tenido ocasiones, salvo en tres o cuatro córners. Además, hemos dado dos palos, y si no es por Masip, habríamos marcado más goles», analizó el preparador andorrano, que quiso destacar «la fe» de sus futbolistas hasta el final.
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