La perrita del Real Valladolid no caza

Carlos Suárez pensaba que, cuando JIM era el cazador, el problema estaba en la perrita. Y ya sabemos cómo acabó aquella temporada. Con Luis César tuvo claro que era el cazador el problema. Y le puso a la perrita otro amo. El resultado es historia.

Este es la primera gran crisis que ha de afrontar Ronaldo y su equipo. Y están optando por afrontarla desde el mantra de la tranquilidad. Quizá por los brotes verdes que se ven en cada partido. Pero esos brotes se han agostado en la segunda parte ante el Alavés. ¿Por qué el Eibar puede ganar un partido con 10 jugadores y el Real Valladolid ser una caricatura en la misma situación? Habrá muchas respuestas, pero la más cercana a la realidad se resume en dos conceptos: fe y personalidad. Ni la perrita cree en el cazador ni el cazador sabe imponerse ante las veleidades de la perrita. Así es imposible.

Pese a todo, de las oficinas de Zorrilla sigue emanando confianza en el técnico y no se plantean un cambio antes de jugar con el Villarreal. Esa confianza no llega, sin embargo, al vestuario. Una caseta en la que, como siempre que las cosas no van bien, empezarán las disensiones. Y cuando eso ocurra, y falta muy muy poquito, será tarde para reconducir la situación. Ronaldo no parece estar dispuesto a hablar. Allá él, es su dinero el que está en juego. Escuchará a quién considere que ha de escuchar y a él y solo a él le compete tomar la decisión. Ante el portero, mano a mano, rara vez falló. Ahora no hay portero, ni regate, ni amago que valga, pero si elige mal y manda el balón lejos de la portería, sus sueños de un Valladolid en permanente crecimiento van a tornarse en pesadilla.

El Real Valladolid le debe mucho a Sergio. Sergio le debe mucho al Real Valladolid. Ambos están donde están gracias al otro. Es una lástima que el idilio haya acabado. Así es la vida.