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El mundo del fútbol vive en constante contradicción entre lo que dicen sus números y las sensaciones que se traducen en el campo. El ecuador de la temporada, lo que Pezzolano ha venido a dividir en semestres, nos deja hoy un Valladolid numéricamente peor que el último que obtuvo el ascenso, el de Pacheta, y sin embargo presume de mejor clasificación y de estar un paso más cerca que aquel del ascenso. Por contra, el Valladolid de Pacheta desprendía a estas alturas un aroma de equipo entero, armado y que sabía a lo que jugaba cuando el actual nos deja una sensación de equipo vacío, desarmado y demasiado dependiente de determinadas piezas, unas cuantas en el dique seco y otras bajo mínimos.
La realidad es que el de Pezzolano es dos puntos peor que aquel (35 por 37 el de Pacheta en la jornada 21ª), pero ocupa la cuarta posición a solo 4 puntos del liderato (Leganés) cuando el de Pacheta era quinto a 8 puntos de la cabeza de la clasificación (Almería), solo 2 por detrás del segundo clasificado (Eibar).
De aquel se analizaba a estas alturas en estas mismas páginas que era el que más remataba a portería del campeonato, y también que nadie centraba más al área que el Valladolid de Pacheta –en esta fecha había marcado 8 goles más (33) que el actual (25)–, cuando la realidad dictaba que había cuatro equipos mejores en la clasificación.
El Valladolid de Pezzolano nos deja peores cifras que aquel, y sin embargo presenta buenos números para defenderse en el presente campeonato. Una liga vulgar que exige menos y que previsiblemente, por lo tanto, requerirá de menos puntos para alcanzar el ascenso a la máxima categoría del fútbol español (con 81 puntos lideraron la 21-22 Almería y Real Valladolid). En aquella necesitó el Pucela sumar 24 victorias cuando en la actualidad tiene 11. Por entonces alcanzó el equipo de Pacheta la cifra de 71 goles cuando el de Pezzolano contabiliza 25 en el primer semestre de competición.
Parece evidente, por lo tanto, que establecer comparaciones en el mundo del fútbol es entrar en el terreno de la contradicción.
En este mismo sentido, todo aspirante a lograr el ascenso a final de temporada ha debido mejorar sus cifras en la segunda vuelta del campeonato. Lo hizo el Valladolid de Pacheta (44 puntos de enero a junio), y no será una excepción en el de Pezzolano, que el próximo viernes reanudará los entrenamientos tras unos días de asueto con la necesidad de reforzarse al menos en un par de posiciones en el mercado invernal. Puestos a echar la vista atrás, el Pucela del último ascenso, que echó de nuevo a andar el 28 de diciembre por tener partido el 2 de enero ante el Leganés, incorporó a cuatro jugadores a su disciplina en la ventana de enero. Sumó a Monchu, Iván Sánchez, Josema y Jon Morcillo para reforzar todas las líneas.
Con este escenario, el primer equipo blanquivioleta volverá al tajo con 19 efectivos (lesionados Garri, Marcos André y Javi Sánchez), y la necesidad pedentoria de tirar del filial (Salazar, Cédric, Alberto Quintana, Tunde, Frimpong, Manu Pozo, Arnu,...) hasta que el mercado invernal lo desaconseje.
Un Valladolid Promesas de Álvaro Rubio que no retornará a la actividad hasta el 2 de enero cuando empiece a preparar su primera cita liguera de 2024, el domingo 7 con el CD Guijuelo como rival (Anexos, a las 12:00 horas).
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