Ronaldo junto a Carlos Suárez en la presentación oficial del primero de ellos como nuevo accionista mayoritario del Real Valladolid. G. Villamil

Del palco al césped

Martes, 11 de septiembre 2018, 20:38

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Ronaldo es un tipo feliz, afable, cercano. Su bandera aparece representada por una sonrisa interminable con la que es capaz de celebrar el mejor de sus goles o decirle a Florentino que entra poco en casa porque no tiene una mujer como la ... de Figo. 'O Rey' es así, sencillo y a la vez sofisticado, una estrella que cuenta con una fortuna personal de más de 300 millones de euros y que se define como «empresario desde los quince años». Su llegada al Real Valladolid ha agitado los cimientos de la ciudad, que le anhela como el presidente que otorgará al club la estabilidad económica que antaño le permitió soñar en Primera con algo más que salvar el pellejo cada temporada.

El nuevo dueño de la entidad castellana se ha presentado tal y como es, sonriente desde el Ayuntamiento hasta Los Anexos, pero también exigente y consciente de la responsabilidad que tiene encima de su mesa. Tan pronto dibuja una rúbrica en el bolso de una fan, como frena el ímpetu de las masas que buscan a gritos su atención mientras el primer equipo se ejercita sobre el césped. «Por favor, están entrenando, no les molestéis», ruega.

Un buen amigo, exfutbolista, tuvo la suerte (o la desgracia, depende de cómo lo enfoque cada uno) de vivir una de las míticas fiestas en la casa de Ronaldo. Siempre pendiente de la comodidad de sus huéspedes, el astro brasileño le regaló la camisa Armani que llevaba puesta cuando mi colega le sugirió que era preciosa. «Se la quitó y me la dio», recuerda. La anécdota refleja el carácter espontáneo del brasileño, generoso en su día a día y ambicioso cuando el reto se convierte en un nuevo modelo de negocio.

Una vez digerida la eclosión que ha significado la llegada de Ronaldo, el equipo blanquivioleta debe escapar de los focos y meterse de lleno en la minuciosa preparación de sus próximos envites, algunos de ellos ante adversarios de su liga como Alavés, Levante o Huesca. Al margen de que el poder del grupo permanezca invariable, algo fundamental para soñar con la permanencia, el conjunto castellano necesita abrir la meta rival para escapar de las típicas ansiedades que aparecen cuando el balón regatea la última frontera. Es cuestión de tiempo, pero el cero en la puerta ajena suele generar frustraciones que a menudo traquetean la confianza de los delanteros.

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Abelardo ha cincelado un bloque rocoso, similar al que presenta Sergio, por lo que el Real Valladolid tendrá que presentar sus mejores argumentos si quiere comenzar a convertir su estadio en el muro insuperable sobre el que edificar su sueño. Ronaldo puede aportar muchas lecciones de vida a un vestuario que vuelve a LaLiga con la sana ilusión de demostrar a su nuevo dueño que su decisión ha sido atinada.

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