Enes Ünal y Sergio Guardiola celebran sus goles en el Estadio de Vallecas. RAMÓN GÓMEZ Y GABRIEL VILLAMIL

La ley de la palanca funcionó en el Real Valladolid

La dupla formada por Ünal y Guardiola en el ataque pucelano ha sido esencial para la salvación

J. A. Pardal

Valladolid

Lunes, 13 de mayo 2019, 22:01

Ni Sergi Guardiola (Manacor, 1991) ni Enes Ünal (Bursa, Turquía, 1997) son matemáticos ni probablemente conozcan la fórmula del principio de la palanca.

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Sin saber cómo funciona esa ley enunciada por Arquímedes tres siglos antes de Cristo pero que se ha utilizado desde que el ... hombre es hombre -e incluso mucho antes-, los dos delanteros blanquivioletas han sabido apoyarse mutuamente para multiplicar su potencia y su resistencia y cobrarse en los últimos partidos del Real Valladolid cinco de los ochos goles que han servido para asegurar la permanencia en Primera del equipo.

Para cuando Guardiola aterrizó en Valladolid procedente del Getafe a finales del mes de enero, su ahora compañero en el ataque atravesaba por su peor momento, incapaz de marcarle un gol ni al arco iris desde el 1 de diciembre, cuando maquilló el resultado ante el Leganés en Zorrilla con un remate de cabeza (2-4) que se convertía en su tercer gol como blanquivioleta.

El introvertido delantero, que a sus 22 años recién cumplidos ha jugado ya seis temporadas como profesional pasando por las filas de Bursaspor, Genk, NAC de Breda, Twente, Levante, Villarreal y Valladolid se desfondaba en cada partido, pero no estaba acertado de cara a portería, tal vez demasiado cansado de trabajar en solitario en la punta del ataque de un Pucela en el que él era la única referencia. El fichaje de Sergi Guardiola le relegó automáticamente al banquillo, al menos de forma momentánea, ya que Sergio González optó por un cambio de pieza por pieza, situando al recién llegado en el hueco del otomano.

No le fueron las cosas mucho mejor al manacorí, en el momento más preocupante del equipo. Su primer partido se saldó con victoria (ante el Celta de Vigo por 2-1), pero a partir de ahí se sucedieron seis semanas sin ganar en las que los pucelanos solo fueron capaces de anotar dos goles (uno de Alcaraz ante el Espanyol y otro de Anuar frente al Real Madrid).

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Para entonces, parecía haber desaparecido Ünal pero, aunque lo pareciera, ni él ni Sergio González habían dado por perdida su temporada. El turco empezó a dejarse ver trabajando en solitario los remates a portería después de cada entrenamiento, a la vez que su técnico aseguraba públicamente que «le necesitaba» y «tenía que recuperarle». Sergio se mostró como un visionario a finales de enero: «Tal vez necesitaba que otro jugador aguantara la presión a la que estaba sometido y ahora se libere para que encontremos una mejor versión de él». Dicho y hecho. Tras unas semanas de trabajo callado en las que solo fue titular en el Camp Nou, Ünal se presentó a la recta final del campeonato confiado, feliz y despreocupado ante su situación, algo que quedó demostrado en las dos ruedas de prensa en 'semicastellano' que ofreció. De que se encontraba relajado pese a su aparente mal momento -relegado al banquillo y seco de cara a portería- dio muestras el delantero turco en un entrenamiento al que acudió su pareja con sus dos golden retriever. Tras la sesión Ünal llamó a sus perros y jugó con ellos sobre el césped como el chaval que es, lejos de ese semblante serio que ofrece cada día y en cada encuentro.

Así, hasta la jornada 32ª, Guardiola y Ünal no había jugado más que algunos minutos juntos y el primero de ellos tan solo había conseguido anotar un gol (más bien un golazo, ante el Eibar para culminar una remontada en el descuento). En el capital duelo ante el Getafe en Zorrilla Sergio decidió que era el momento de cambiar su ataque y ofrecerle la reválida a Ünal. Y funcionó, porque ambos marcaron ese día para lograr un empate ante los de Bordalás (2-2). Ahí empezó la resurrección del equipo, que supo apretar cuando más lo necesitaba y encadenó, incluyendo la salvación ante el Rayo Vallecano, tres victorias y dos empates en seis encuentros, siempre con la dupla Ünal-Guardiola en el ataque.

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De la mano anotaron el primer gol en Vallecas (Guardiola recibió el penalti y Ünal lo anoto) e igualmente al alimón salvaron la categoría con un tanto en el que el turco prolongó un balón largo de Moyano que el de Manacor recogió para marcar. Sergio les índicó dónde y cómo apoyarse y juntos movieron el mundo.

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