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Pachón como responsable de la academia de formación del Getafe. En detalle, como blanquivioleta en el año 2000. El Norte
Pachón, los pucelanos nacen donde quieren
Protagonista en las dos orillas

Pachón, los pucelanos nacen donde quieren

Héroe de un ascenso del Getafe al marcar los cinco goles del partido decisivo, asegura que lleva Valladolid en el corazón

José Anselmo Moreno

Miércoles, 20 de noviembre 2024, 18:25

Hubo un tiempo en que cabían dos delanteros en el ataque del Real Valladolid: Pachón y Kaviedes o Aganzo y Pachón. No pasaba nada. El mundo seguía girando y el Pucela se mantenía en Primera. Fue precisamente al coincidir una cesión de Pachón al Getafe con una lesión grave de Makukula cuando el equipo se derrumbó y acabó en Segunda tras muchas temporadas. «Aquel descenso me dolió en el alma, aunque yo estaba metiendo goles en Getafe, pero estaba pendiente porque Pucela me tira mucho, me gusta su gente, la comida, el frío, todo», asegura Sergio Valentín Pachón (Madrid, 5-2-1977).

Es lo que parece, habla de Valladolid como si hubiera nacido en La Rondilla. Se le amontonan las frases con sus recuerdos aquí aunque también pasó por las filas de Leganés, Getafe, Rayo, Cádiz y Fuenlabrada. Se retiró a los 39 años, pero la primera vez que salió de su casa fue para plantarse con la maleta en Parquesol junto a su compañero en el Leganés Antonio López, con quien tiene ahora una escuela de fútbol con mil niños, cuyas camisetas llevan el violeta del Pucela. Sergio, además, está trabajando también en el fútbol base del Getafe.

Aquí estuvo tres años y medio y aprendió «muchos valores». Se había pegado con defensas en campos llenos de barro y cuando apareció en Zorrilla para él esto era Wembley, más entrenando junto a Eusebio o Caminero. Los miraba con admiración. La humildad la lleva implícita en el carácter. Sergio es la naturalidad y la sencillez elevadas a la máxima expresión.

«Llegue allí con apenas 21 años y los capitanes me trataron de lujo, toda la gente del club en realidad. Los veteranos nos invitaban a sus casas y nos sentíamos como si fuéramos su familia, así nació un grupo muy fuerte y luego nos matábamos en el campo por el compañero», asegura.

Él presentó un balance notable en su primera temporada, recién llegado de una categoría modesta. En su estreno como blanquivioleta (2000-01), disputó 31 partidos prácticamente consecutivos y marcó 7 goles. Estaba en su mejor momento cuando se rompió el ligamento cruzado de la rodilla derecha en un entrenamiento. Volvió a tener la misma lesión su primer año con el Getafe en Primera después de ser el héroe del ascenso del equipo madrileño en 2004.

En su estreno como blanquivioleta disputó 31 partidos prácticamente consecutivos y marcó 7 goles

Habilidades técnicas al margen, que tampoco Sergio era cojo, su sacrificio en el campo y su velocidad fue lo que le hizo destacar hasta que llegó Makukula y se vio relegado. Fue cuando aceptó una cesión al Getafe. «Con Maku yo tenía difícil jugar, era una bestia, me querían casi todos los equipos de Segunda y acabé marchando a Getafe».

Ya estaba goleando en Segunda cuando el delantero congoleño se destrozó una rodilla en Málaga y aquí se quedaron Losada y Cardetti, con el fichaje posterior de Bakari a quien no se pudo inscribir.

El equipo, entrenado por Fernando Vázquez, se hundió con estrépito mientras Pachón hacía subir al Getafe. Anotó cinco goles en Tenerife, ¡cinco!, para una victoria que supuso el ascenso a Primera y eso colocó a Sergio en los altares del club azulón.

Después de haber ascendido con el Getafe a él le seguía tirando Pucela, dice que su padre casi le deja de hablar por haberse marchado de aquí, pero habían fichado Aduriz y Hornos y él no veía claro lo de ser titular. Además, se había ganado el derecho a jugar en Primera tras haber sido protagonista del ascenso getafense. «Después de aquellos cinco goles en Tenerife a mí no me tosía ni Ronaldinho», subraya.

«Hice la pretemporada en 2004 con el Pucela pero me llamaban del Getafe cada cuarto de hora y me fui pese a que me costaba dejar Pucela porque siempre es una ciudad a la que pienso volver. Lo hemos hablado mi mujer y yo, de cambiarnos de residencia sería volver allí y a Parquesol, donde una vez paseando al perrito de mi suegra casi me lo lleva el viento», ironiza.

«Lo hemos hablado mi mujer y yo, de cambiarnos de residencia sería volver a Valladolid, y a Parquesol»

Tras marcharse, Sergio siguió goleando en todos los equipos donde estuvo y con 39 años «hubiese seguido jugando, disfrutaba mucho del fútbol y seguía corriendo como un loco porque yo no tenía la calidad de otros, debía correr el doble».

Le convencieron del Getafe para trabajar en las categorías inferiores y allí sigue siendo una institución. Los chavales le escuchan pasmados porque han oído hablar de aquel tipo que un día metió cinco goles en un partido por el ascenso.

Con un hijo pucelano, Sergio viene con frecuencia y estuvo no hace mucho en una cena de los jueves con los veteranos, junto a Luis García y Tote.

Habla con envidia del contraste de su época con la actual. «A mí me hubiera gustado saber los kilómetros que recorría en un partido porque llegaba al vestuario como si me hubiera atropellado un camión», dice. Considera que lo que ha evolucionado el análisis en el fútbol es brutal, «pero al final todo es que la pelotita entre», agrega.

Es curioso porque él admite que el futbolista en general entiende el juego solo con el tiempo y la experiencia. «Yo tardé en entender el juego porque con 21 años, cuando llegué a Pucela, me ponía a jugar y punto, no piensas mucho más. Hoy los chicos llegan más formados».

Con ese objetivo, el de la formación, fundó junto a Antonio López la referida academia de fútbol. Habla por ejemplo de las actitudes que deben tener los padres para ayudar a sus hijos y les inculcan que los niños tienen que divertirse primero. «Yo lo pasaba muy bien entrenando y jugando, pero la vida son etapas y ahora toca esto, que también lo disfruto», subraya.

Acaba la conversación comentando un vídeo de Zorrilla «a reventar» en el partido del Athletic. Es ahí cuando Sergio abrocha la entrevista con esa franqueza que lleva por bandera: «¡Qué bonito está el estadio y qué ganas me entran de ir a Pucela ahora mismo!, aunque solo sea ir a comer y volver».

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